El próximo domingo será el plebiscito en el que la ciudadanía podrá votar por la estadidad, la independencia y libre asociación (que son la misma cosa), así como por la colonia actual. Con total honestidad, desde mi punto de vista, será un ejercicio simbólico que solo nos servirá para enviar uno de dos mensajes. Yo mismo he debatido si debo o no participar, en vista de que el gobierno estadounidense ha gurdado silencio desde que el gobierno local le ajustó plebiscito con lo que ellos sugirieron y/o solicitaron.
Apesar de que el tema del estatus es uno constante en nuestro diario vivir, a la hora de la verdad los puertorriqueños duermen con ese tema porque no conectan la situación que vivimos con la relación de subordinación que tenemos ante el gobierno de los Estados Unidos. Vivimos, por años, bajo el Estado Libre Asociado (ELA) viendo un progreso (no se puede negar), algo cómodos. Los seguidores del ELA adjudicaban dicho progreso, precisamente a esa relación política. Los estadistas argumentaban que podíamos vivir mejor bajo la estadidad, pero nuestro pueblo, en terminos generales, sufre de miedo al cambio, y estando en un comfot zone, dificilmente saldría de dicha zona.
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Hoy la historia es otra y bajo el mismo ELA vivimos en un desastre. No hay necesidad de explicar cuál es porque lo escucha, lo lee y lo vé a diario. Obviamente, como en todo, los estadolibristas ajudican lo bueno al ELA, pero lo malo no. Es parte de la doble vara a la hora de analizar lo que defienden. Probablemente la difícil situación que vive la isla haga despertar a los electores como para llevarlos a las urnas… quizás no. Se sabrá el domingo.
¿Cuales son los mensajes? Hoy, más allá del resultado entre las opciones, se debate la participación del propio sector estadista, ya que muchos entienden no deben participar en un proceso donde no hay compromiso de Estados Unidos o que el evento no resolverá nada. El otro sector intenta convencer que hay que enviar un mensaje a Estados Unidos, independientemente de que vayan a hacer algo. Los dos sectores tienen razón.
Por otro lado, está la oposición unida contra el el plebiscito, llamando a un boicot y que la ciudadanía no participe. Aunque sus opciones están en la papeleta, este grupo opositor ha planteado que el evento es uno pro estadidad. ¿Cuál será el mensaje de ese grupo al día siguiente del evento electoral, si la participación es menguada? Que el pueblo rechazó la estadidad, que el pueblo rechazó al gobernador Ricardo Rosselló, que el pueblo rechazó los recortes, que el pueblo rechazó los contratos del Senado, que el pueblo rechazó el ayuno de Johnny Méndez, que el pueblo rechazó la planta Waste To Energy de Arecibo, etc. y con eso estarán el resto del cuatrenio, eldilgando como un “rechazo a _______” (todo lo que pueda imaginar en ese blanco) la baja participación, aunque sean cosas que no guarden relación.
Otro asunto es si presupuestar 5 o 7 millones (costo del plebiscito) para enviar un mensaje es o no botar el dinero. Totalmente valido el planteamiento. He escuchado mucho esa afirmación, curiosa y mayormente de personalidades que defienden la huelga en la Universidad de Puerto Rico. Luego de dos meses de mantenerla cerrada, al no lograr los objetivos de “cero recorte” y “auditoría ahora”, entonces dicen que lo importante de haber cerrado la Universidad es que enviaron “un mensaje”. Muy bien. Ahora, si parte del análisis del plebiscito es cuánto cuesta enviar ese mensaje, lo justo es hacer lo propio con la UPR.
Se calcula la UPR ha regalado sobre 100 millones en nómina a empleados por no trabajar, acondicionar los recintos luego dos meses cerrados debe costar su dinerito también, y siga sumando el costo de la huelga. En comparación con los 5 o 7 millones que costará el plebiscito, ¿como podemos catalogar la multimillonaria cifra que le ha costado al pueblo cerrar la UPR para, al final, tratarse de enviar un mensaje? Tan válido es un planteamiento como el otro y lo justo es no tener doble vara buscando un “peeero…” para justificar uno y atacar el otro.
Está en cada ciudadano decidir qué mensaje envía, un deseo de resolver el asunto del estatus o entregar a los que promueven el boicot la autorización de definir su mensaje, la razón por la que usted se quedó en su casa o se fue para la playa.