La hipocresía boricua es cosa seria y las cosas que han pasado en días recientes son ejemplos de cómo las personas asumen posiciones contradictorias con situaciones similares. Aunque hay innumerables ejemplos solo voy a recordar algunos recientes.
Comencemos con el señor Oscar López. Este puertorriqueño, quien quedó en libertad gracias a la conmutación de sentencia del presidente estadounidense Barack Obama, se ha hecho sentir tras su liberación realizando expresiones a favor de la independencia de Puerto Rico. ¿Alguien esperaba lo contrario? ¡Por favor! Él tiene todo el derecho, independientemente de lo que haya hecho en el pasado, a expresar lo que siente, lo que respalda y si usted cree que no debe, pues usted realmente no cree en el derecho a la libre expresión. Si fuera el caso, usted es parte del problema de la doble vara.
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Dentro de las entrevistas que ofreció López, hubo una intervención del presidente venezolano Nicolás Maduro para felicitarlo. En agradecimientio, Oscar López le respondió: “Bueno, señor presidente yo me siento puertorriqueño, pero también me siento venezolano entre cuando y cuando. Quiero que sepa el pueblo venezolano que este boricua ama mucho la justicia y la libertad…”. Evidentemente López es una persona que está al tanto de lo que pasa en Puerto Rico y en el hermano país venezolano, por lo que debo dar por hecho que conoce sobre el líder de oposición venezolana Leopoldo López, que está encarcelado tras su lucha contra el regimen chavista y de Maduro. ¿Sabe de los visuales de efectivos militares del gobierno disparando abusivamente y sin discrimen a residencias venezolanas? Ya que don Oscar dijo que ama la libertad y la justicia, y asegurando saber lo que es ser perseguido políticamente, ¿condenará el encarcelamiento de Leopoldo y otros líderes de oposición en Venezuela? ¿O utilizará la doble vara para justificar que Leopoldo López siga preso?
Por otra parte, durante la campaña política de cara a las elecciones del 2012, el entonces Secretario de la Gobernación, Marcos Rodríguez Ema, hizo un comentario en el que comparó al entonces senador, Alejandro García Padilla, con un niño autista. Con toda razón, el comentario fue duramente criticado y organizaciones que representan a dichos niños demandaron una disculpa.
La semana pasada el cantante René Pérez, conocido como “Residente”, despotricó contra otro artista del genero urbano en una “tiraera”. En una de las líneas de la canción el compositor escribe: “mi lengua está lista va a cien millas por la autopista, los raperitos baladista, hip hoperos elitistas, los tengo cabeceando como niños autistas”. No existe forma de buscarle la vuelta a esto para tartar de defenderlo, salvo que usted sea un fanático ciego y persona que también peca de aplicar la doble vara. Es un comentario totalmente despectivo contra dichos niños.
El cantante, en lugar de disculparse, en una acto de prepotencia y arrogancia responde: “Ser un niño autista y ‘cabecear’ no es un insulto, es una realidad, nuestra realidad. Se lo dice. Uno diagnosticado con TDAH (Transtorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) y con 25 Grammys”. El asunto es que él no estaba utlizando la expresión como parte de una explicación de la condición o algo así. La utiliza en el contexto de una comparación y crítica despectiva. Eso es lo que lo hace realmente un insulto. El que él haya sido diagnosticado no le dá derecho a insultar con una condición como ésta.
Muchos de los que salieron a comerse a Rodríguez Ema en el pasado, hoy sonrien, aplauden o justifican a Residente porque lo hace como “arte”. Miren qué hipocresía y doble vara.
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Finalmente, cuando el ex gobernador Alejandro García Padilla concedió un indulto al ex alcalde de Guayanilla, Edgardo Arlequín, quien fue convcito por hostigar sexualmente a una empleada, entre otras cosas, muchos seguidores del Partido Nuevo Progresista (PNP) acribillaron al ex mandatario. Hoy, el PNP tiene un Héctor Oneill sembrado aún en la alcaldía y son muchos, de los que criticaron en el pasado, que ahora hacen buche. Y de los que le han entrado a palos a Oneill, otros muchos los hicieron después que el gobernador ordenó le dieran con todo. Hasta la Secretaria de Justicia, Walda Veazquez, y la Procuradora de las Mujeres, Iliana Aymat, lo cogieron “despacito” en un inicio agarrándose de cualquier cosa para justificar el no hacer nada o muy poco. Después que Oneill trató al gobernador como un chiquillo, ridiculizándolo, y de que Rossello diera luz verde para caerle arriba al alcalde, entonces fue que estas funcionarias comenzaron a moverse.
La doble vara hay que verla y denunciarla con la misma fuerza cuando es aplicada por penepés, populares, independentistas o el que sea, y no se debe denunciar con mayor empeño cuando viene de un lado y ligeramente cuando viene de otro, dependiendo quien es el protagonista.