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Cita con la historia IV

Lea la columna de opinión del secretario de la Gobernación.

Este cuarto escrito que presento bajo el título de “Cita con la historia” va dirigido de manera particular a lo que nos debe mover como individuos a participar de manera democrática en la solución definitiva del histórico problema de nuestra condición política. En las columnas anteriores sobre el plebiscito del 11 de junio de 2017 he hecho referencia a la importancia que tiene para todos y todas, como colectivo, el que aprovechemos la oportunidad de enviar un mensaje claro y contundente, tanto al Congreso de los Estados Unidos como al Gobierno de Puerto Rico, sobre la dirección que queremos tomar en este esencial asunto como pueblo. Estas líneas, aunque nunca las últimas al respecto, deben, pues, verse como un llamado a la conciencia de quienes tienen en sus manos el futuro de Puerto Rico como electores hábiles y residentes en una jurisdicción que aún en el siglo XXI sigue siendo tratada como la colonia que ha sido desde que fue conquistada por los españoles en 1493.

Disponiéndose el que se incluyera como una de las alternativas del plebiscito el que el electorado tuviera la oportunidad de expresar su interés en el actual estatus territorial, es ahora más importante que nunca que quienes deseen que Puerto Rico continúe sujeto a la cláusula territorial de la Constitución de los Estados Unidos, que otorga al Congreso poderes plenarios sobre nuestro archipiélago, vayan a las urnas el 11 de junio y le pidan de esa forma a la presente administración que siga administrando la colonia y no dirija recursos ni capital humano a resolver este centenario problema, raíz de tantas de nuestras realidades. Para ello deberán votar bajo el cuadrado.

Del mismo modo, no debe existir razón alguna para que quienes desean la independencia de la isla en cualesquiera de las dos manifestaciones avaladas por la comunidad internacional dejen de participar en tan importante consulta. De prevalecer esta alternativa, sería (tal y como expresa el lenguaje de la papeleta aprobado con los votos de quienes la prefieren) “la primera petición al Gobierno federal para comenzar el proceso de descolonización a través de la “libre asociación” o “la proclamación de la independencia”. Ambas identificadas en la hoja de votación con un círculo.

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Queda entonces la opción de votar bajo el triángulo para, por medio de dicho voto, reiterar la petición que hicieran la mayoría de los electores en 2012 “para comenzar de inmediato el proceso para la descolonización de Puerto Rico con la admisión de Puerto Rico como estado de la unión de los Estados Unidos de América”. Quienes votemos por esta alternativa lo haremos conscientes de que “el resultado de esta petición de estadidad conllevaría iguales derechos y deberes con los demás estados; y la unión permanente de Puerto Rico con los Estados Unidos de América” y de que dicho voto, tal y como ha sido expresado de una u otra forma por las diferentes ramas del Gobierno federal, es “la única opción que garantiza la ciudadanía americana por nacimiento en Puerto Rico”.

Si, como he expresado en escritos anteriores, esta administración está comprometida con actuar conforme a los resultados del plebiscito, no encuentro razón alguna por la cual cada elector y electora de nuestro terruño no deban participar en este proceso en tiempos como los que estamos viviendo. El llamado es a orientarse, a leer con detenimiento la papeleta modelo y a tomar una determinación a conciencia sobre la importancia que tiene para esta y para las futuras generaciones que participemos en esta consulta. Quedarse en casa o ir a la playa sin expresarnos es dejar que otros elijan por ti, es llevar el mensaje de que estás de acuerdo con cualquier alternativa que escojan otros por ti.

Mucho hemos repetido o variado aquella frase que nos recuerda que, aun cuando siempre es bueno tener un destino en mente, lo verdaderamente importante al final del camino es lo que hagamos durante el viaje. Estoy convencido de que todos y todas conocemos lo que queremos para nuestro Puerto Rico.

Igualmente lo estoy de que ha llegado el momento de nuestra ulterior definición. Está en nuestras manos, como individuos, lo que hagamos como colectivo. La convocatoria de la que te he escrito en esta serie de columnas es para el bien común, pero es tanto tuya como mía. Vayamos a ella con la frente en alto y con la seguridad de que así alcanzaremos todo cuanto anhelamos. Cumple tu cita con la historia.

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