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Plebiscito y Auditoría de la deuda

Lea la columna de opinión del representante independentista.

Por: Denis Márquez

A mediados de marzo pasado, el Partido Independentista Puertorriqueño anunció al país que defenderíamos la opción de la soberanía nacional en el plebiscito legislado por mayoría parlamentaria del PNP. Aunque en el plano legislativo tanto el compañero Juan Dalmau en el Senado como este servidor en la Cámara votamos en contra del proyecto que viabilizó el plebiscito por ser uno sesgado a favor de la estadidad, el PIP como institución política decidió participar en este. La opción del territorio colonial —rechazado en el 2012— quedó fuera de la papeleta y se perfilaba entonces como un gran avance en pro de la descolonización de Puerto Rico. Era el umbral de la crisis política necesaria para confrontar y forzar la reacción de algunos sectores inmovilistas y momificados dentro del Partido Popular y del Gobierno de Estados Unidos.

Pero, como suele ocurrir en las mentes colonizadas —unas gestionando la opinión de Justicia federal y otras acatando sus mandatos—, el gobernador y la Legislatura optaron por someterse a los requerimientos de la metrópolis y se allanó a la absurda directriz de incluir al territorio colonial entre las opciones descolonizadoras, lo que resulta en una total contradicción al espíritu descolonizador del proceso.

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En vistas públicas, el PIP, a través del compañero presidente, Rubén Berríos, advirtió sobre la posibilidad de que Justicia federal mandatara la inclusión de la colonia y retó al liderato del PNP a que, de ocurrir, como en efecto sucedió, echaran hacia adelante la consulta tal y como fue diseñada, pues representaba la única opción real para confrontar a Estados Unidos. El PNP no escuchó y se doblegó.

Ante ese nuevo escenario, el PIP determinó no prestarse al eterno juego de la indefinición política que por 119 años han promovido todos los gobiernos de EE. UU. y ahí tenemos la crisis fiscal, económica y social como el retrato más llamativo de la inferioridad política que representa el ELA y el resultado de un sistema que nunca ha servido a nuestros intereses. Es por ello que hemos llamado a un boicot electoral para alentar activamente la no participación de los electores en una farsa para la cual no nos vamos a prestar. El norte de nuestro partido siempre ha sido el adelanto de la independencia y la descolonización, y con las enmiendas a la ley del plebiscito no se cumple ni la una ni la otra, y bajo la consigna “¡Ahora no! Tod@s al boicot plebiscitario” lo denunciaremos.

Por otro lado, el actual Gobierno aprobó, desafortunadamente, la derogación de la Comisión de la Auditoría de la Deuda, una determinación errada toda vez que la intención y el espíritu de esta era la búsqueda de la verdad sobre las finanzas de Puerto Rico. No se trataba de un mero ejercicio matemático, sino de una profunda indagación sobre la información que explique cómo un país como el nuestro se endeudó de esta forma y quiénes han sido los responsables de la debacle que hoy ni siquiera sufren, puesto que los sectores más abatidos son, como ya he dicho, los sacrificados de siempre: los y las trabajadoras, las jefas de familia, nuestra juventud y nuestros estudiantes.

Con estas dos acciones desacertadas continúa el actual gobierno sometiendo a todo un pueblo a mayores menoscabos de derechos y transparencia, pero, además, a la condena indigna de una colonia que perpetúa los graves problemas que enfrentamos. Desde el PIP, como siempre, jamás renunciaremos a la lucha por la independencia y la descolonización.

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