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La sensibilidad en la entrevista

Lea la columna de opinión de Mariliana Torres.

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Si me preguntaran qué es lo más difícil de ser periodista, mi contestación sería lograr una entrevista enmarcada en la compasión ante la tragedia. Un periodista que entrevista sin compasión es antitético, insensible, pierde el respeto y la credibilidad. Ahora le pregunto a usted lector : “¿Qué usted haría si en medio de una situación que involucra la trágica pérdida de un ser querido un periodista le pregunta cómo se siente, cómo ocurrió, está triste?”. Un periodista siempre debe reflexionar antes sobre el contenido de la pregunta que va a hacer. Antes de abrir la boca, piense si a usted le gustaría que le hicieran esas preguntas que rayan en la impertinencia. Se pueden hacer preguntas más inteligentes y enmarcadas en los acontecimientos que ocasionaron la tragedia, pero colocar en un paredón a quien pierde un ser querido es realmente imprudente o producto de la inexperiencia. No puedo concebir que un periodista se dirija a trabajar calculando ese tipo de preguntas para obtener más cantidad de lectores o altos índices de audiencia. Cuando un periodista hace ese tipo de pregunta es que no ha comprendido los acontecimientos que conforman la noticia que está cubriendo. Es una pena que últimamente esos desaciertos navegan por todos los lugares.

Entrevistar es una arte y una de las herramientas más esenciales en el periodismo. Sin una buena entrevista no podemos darle corazón a un reportaje, a una noticia o a una crónica. La tarea del periodista es primero investigar, entrevistar y luego escribir para conformar una estructura periodística basada en hechos corroborados. Pero ¿qué sucede si el periodista no realiza esa función tan esencial? Su entrega periodística es incompleta porque no tiene todos los elementos para formular una buena pregunta. En la rutina periodística se pueden cometer muchos errores, pues nadie es perfecto, pero al periodista no se le puede escapar la pregunta esencial. Con el tiempo los periodistas perfeccionan su habilidad de entrevistar y de los errores aprende a no abrir la boca antes de pensar si esa pregunta que va a hacer es pertinente. Después de todo, lo que el periodista busca en la contestación del entrevistado es datos que alimenten la narrativa, no que repugne al lector.

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Un periodista se convierte en un gran entrevistador cuando antes de hacer la primera pregunta conoce exactamente qué desea lograr con la entrevista. En cada entrevista hay un desafío porque lo que quiere usted son respuestas que aporten inteligentemente al contenido, no que hieran la sensibilidad o coloque en entredicho su moral o ética. Hacer preguntas no es fácil y más cuando se buscan corroborar hechos. Las escenas criminales son uno de los acontecimientos que más coloca al periodista en una situación difícil para hacer la pregunta correcta. Por ello es importante que reflexione primero sobre las consecuencias de la pregunta que intenta hacer y si aporta algún valor noticioso para conocer la verdad de los hechos. Es decir, debe definir primero cuáles son sus objetivos con el trabajo periodístico que lleva a cabo.

Un periodista informado puede hacer mejores preguntas. Si conoce bien el tema, puede anticipar respuestas. Un periodista conocedor sabe muy bien cuál será la respuesta del entrevistado, darse cuenta rápido que le están mintiendo y, por lo tanto, puede ser más incisivo. Es completamente válido llevar sus preguntas escritas o los temas que pretende abarcar en la entrevista, pero, si se está informado, no tendrá la necesidad de usar la lista porque el conocimiento de los hechos será mayor. La investigación previa del tema de la entrevista le garantizará el éxito de la entrevista y si conoce bien la fuente que entrevistará mejorará la manera en que se hacen las preguntas. Un periodista puede anticipar temas al entrevistado o al relacionista profesional del entrevistado, pero nunca anticipa preguntas. Adelantar el tema de la entrevista no es un contrato que garantiza que se van a hacer preguntas únicamente sobre el tema de la entrevista. Conociendo que casi todos los entrevistados se ponen ansiosos o nerviosos en una entrevista con un periodista si el tiempo lo permite debería iniciar la entrevista demostrando el conocimiento del tema a tratar para que la fuente se sienta cómodo. En defensa de nuestra profesión y aclarando a aquellos que la critican, sostengo que los periodistas no se levantan por la mañana con la idea de hacerle daño a tal persona. La persona que haga eso no es periodista. Los periodistas serios trabajan para la verdad y la justicia social. Por eso hay que conocer cómo preguntar. El periodista que sabe preguntar se enfoca en buscar las contestaciones del cómo, del por qué y del qué. Nunca el periodista debe argumentar su opinión con el entrevistado y menos revelar sus fuentes de información. Evite escucharse combativo con el entrevistado es mejor escuchar bien las respuestas para poder formular la siguiente pregunta. Nunca debe concluir una entrevista si todavía tiene dudas, pues eso desemboca en en errores de contenido y malas interpretaciones. En ocasiones, en el lenguaje corporal del entrevistado está la respuesta de la pregunta. Por eso observe a su entrevistado no desvíe su punto focal a la mosca que le pasó por el lado. No importa quién sea el entrevistado, ello es descortesía. Esa interacción es fundamental durante la entrevista. Aunque el medio de comunicación pueda escoger cómo y dónde se realizará la entrevista, tenga presente como última opción la mensajería de texto o el correo electrónico, pues pierde la noción del lenguaje corporal.

Un periodista sabio siempre está dispuesto a escuchar críticas y mejorar. No somos  perfectos y en la evaluación del día a día encontramos los errores cometidos. Lo importante es corregirlo y encaminarnos a educar con preguntas que aporten al conocimiento no a la insensibilidad.

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