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La prensa no es el enemigo

Lea la columna de opinión de Mariliana Torres.

Ningún periodista responsable se levanta por la mañana con la idea descabellada de hacerle daño a alguien con sus informes. El teclado y el bolígrafo no se utilizan para asesinar reputaciones. Cuando los políticos asumen las posiciones de poder, piensan que la prensa es su enemigo porque les cuestiona sus decisiones.

Recién llegados a sus puestos hay una especie de luna de miel entre prensa y político que dura muy poco, quizá hasta la primera conferencia de prensa, cuando hay disgustos por las preguntas incisivas. ¿Se acuerdan de las conferencias de prensa del exalcalde de Cataño Edwin Rivera Sierra? Un circo mediático donde el mandatario se pasaba de la raya. También en el pasado varios gobernantes se han encontrado con periodistas que los acorralan. Estoy tratando de criollizar a modo de ejemplo un asunto que obviamente tiene dimensiones mayores. Las andadas y las contestaciones del presidente norteamericano Donald Trump al pueblo a través de la prensa me tienen sin aliento por las continuas faltas de respeto. Una situación es que la prensa permita convertirse en paredón recibiendo toda clase de insulto y otra es que enfrente al mandatario para recordarle que está violando los derechos de cada uno de los ciudadanos al privarlos de la verdad y de la libertad de expresión.

Un periodista no tiene más derechos que los ciudadanos, por lo que cada vez que Trump manda a callar a un periodista está privando al comunicador y al ciudadano a expresarse.

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Indudablemente en la Casa Blanca hay serias preocupaciones por la batalla campal entre Trump y los medios de comunicación. Los insultos no cesan y, en lugar de información, lo que se observa en los medios de comunicación es un espectáculo de la realidad, erosionando la confianza de los ciudadanos en la prensa. A un mes de haber juramentado a su cargo como presidente número 45 de Estados Unidos Trump ha acusado a los periodistas de los medios de comunicación más poderosos de Norteamérica de ser enemigos del pueblo americano. Dicha declaración ha repercutido en la prensa mundial, que valoriza su profesión y no se deja intimidar por políticos de turno. De madrugada, cuando el presidente Trump decide escribir respuestas a la prensa a través de tuits, insiste en que la información que se publica es falsa y deshonesta. Sin embargo, cuando un periodista de NBC le aclaró que la información que había ofrecido en la conferencia de prensa era incorrecta al autoproclamarse el candidato republicano que ha ganado por más votos, se sintió acorralado y aseguró que esa información se la habían dado.

Un periodista preparado vale oro en conferencias de prensa donde se intentan manipular datos. La publicación escandalosa de que tanto él como miembros de su campaña presidencial estuvieron en contacto con los servicios de inteligencia rusos, así como la cachada en la mentira del general Michael Flynn y consejero de seguridad nacional sobre sus conversaciones con Rusia, mortificaron a Trump. Pero lo publicado por la prensa en exclusiva sobre las conversaciones secretas no debe ser una información que se debe menospreciar y dejarla en el olvido. Es sumamente seria, conociendo que Estados Unidos impuso sanciones contra entidades e individuos rusos por la supuesta intervención del Kremlin en las pasadas elecciones norteamericanas y  expulsó a 35 diplomáticos rusos. Partidiario de retomar las torturas contra los terroristas y conocido como un militar islamófobo, Flynn terminó renunciando. La información no es falsa y se puede verificar y contrastar, pero Trump vanaglorió las ejecutorias del militar y volvió al deslegitimar a los medios de comunicación.

¿La prensa que cubre al presidente es su enemigo? ¿Qué será lo próximo? ¿Impondrá controles a los medios de comunicación? Si lo hace como se piensa que está ideando esos remedios entre sus insomnios, estaría desoyendo las enseñanzas de los fundadores del pueblo norteamericano.

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