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AEE: crónica de una privatización anunciada

Representantes de tres sectores ideológicos ofrecen semanalmente a Metro sus puntos de vista sobre el quehacer político en la isla

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Por: Denis Márquez

Senador por el PIP

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La aprobación del Proyecto de la Cámara 475 en días recientes, para reorganizar a conveniencia la composición de la Junta de Gobierno de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), es el ensayo más reciente para cumplir con las imposiciones de la Junta de Control Fiscal y cuyo resultado final será la entrega disfrazada de los destinos de la corporación pública a manos privadas.

Igual ocurrió bajo el Partido Popular el cuatrienio pasado, cuando se aprobó la mal llamada reestructuración operacional de la AEE. Tal “reestructuración”, como advertimos en el PIP, fue un espejismo, una ilusión. La AEE continuó funcionando como siempre, con el agravante del contrato otorgado a Lisa Donahue y su consabido costo millonario para el pueblo de Puerto Rico.

En cuanto al Proyecto 475, una simple mirada a la sección de ley que establece que serán parte de la Junta de Directores de la AEE el director ejecutivo de Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal de Puerto Rico, el secretario de Desarrollo Económico y Comercio, y el director ejecutivo de la Autoridad para las Alianzas Público Privadas establece la ruta y el punto de partida para una privatización ya anunciada. La presencia de cada uno de estos miembros en la Junta de Gobierno de la AEE, en combinación con las primeras cinco leyes de administración aprobadas —como las enmiendas a la Ley de las Alianzas Público Privadas (APP) y a la Ley 66— permite y otorga poderes al gobernador para privatizar instituciones públicas. Incluso permiten que aquellos que anden con propuestas “debajo del brazo”, aunque no sean solicitadas, lleguen a las corporaciones y a las agencias públicas para privatizar servicios esenciales del país.

Esa es, precisamente, la gran diferencia con mi posición y la postura histórica del Partido Independentista Puertorriqueño: la defensa de la Autoridad de Energía Eléctrica como un ente público al servicio del país. Aun con los vaivenes de toda clase, el clientelismo político, la corrupción política, los “quítate tú pa ponerme yo” en las Juntas de Gobierno según el Gobierno de turno, la falta de materiales y mantenimiento del sistema, de no tener los empleados servicios adecuados para poder echar hacia adelante la corporación pública, a pesar de dicho escenario, apostamos y creemos que esta corporación pública, al igual que otras, tiene todo el potencial —en manos de un gobierno correcto y de los empleados públicos— para servir bien al país. La ruta no puede ser la privatización, hacia donde, desgraciadamente, tanto el actual Gobierno como el anterior quieren dirigir a la AEE.

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