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El contrato

Lea la columna de Rafael Lenín López.

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Mucho revuelo ha habido esta semana con el contrato de la Dra. Julia Keleher con el Gobierno de Puerto Rico siendo secretaria de Educación.

La realidad es que no es la primera vez. De hecho, ya es una práctica bastante estándar en el Gobierno que un funcionario de alto nivel tenga varios sombreros y devengue el salario del puesto más alto que ocupe. Se ha promovido la práctica como una de sana administración para ahorrarle dinero al pueblo y maximizar los recursos. La empresa privada lo hace todo el tiempo y no veo problemas con que también ocurra en el servicio público. De paso, esto refuerza el argumento de que el aparato gubernamental hay que reducirlo dramáticamente para que sea uno más eficiente.

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La transacción cuestionable es el que se divulgue posterior a su confirmación en el Senado y Rivera Schatz debe sentirse algo burlado. Cuestionable también es el modelo utilizado de que se convierta en contratista, al tiempo que se desempeña en un cargo de confianza del gobernador. ¿Qué pasaría si pierde la confianza de La Fortaleza? ¿Se tendría que honrar su contrato hasta el final de su término?  Eso está por verse no solo con ella, sino con todos los demás que han llegado a la administración con acuerdos similares.

El gobernador Rosselló ha dicho que Keleher cuenta con su apoyo para hacer de esta forma, durante todo el cuatrienio, la necesaria reingeniería del Departamento de Educación. Ha comparado el rol de Keleher con el que tuvo hasta hace poco Lisa Donahue en la Autoridad de Energía Eléctrica, pero argumentando que se hará más por menos. Ha recordado, además, que Keleher fue contratista bajo la administración de Alejandro García Padilla para hacer lo mismo, bajo los mismos términos, pero sin la tarea de dirigir la agencia.

Me parece que el gobernador esboza un punto válido, pero habrá que estar pendientes de la forma en que operará ese modelo de contratación sin menoscabar las funciones legítimas de un funcionario público.

Sobre el salario que devengará, no soy de los que compro el discurso de que no se le debe pagar a un oficial el dinero por el cual cobraría en el sector privado, aun con el escenario fiscal en que nos encontramos en el Gobierno, aduciendo que los del más bajo nivel jerárquico cobran mucho menos.

En ese sentido, coincido con la presidenta de la Asociación de Maestros, Aida Díaz. Ella ha dicho que más importante es lo que haga que cuánto dinero gane.

Creo que toda la mirada debe estar puesta sobre la gestión de Keleher en el Departamento de Educación, para que logre la transformación que necesita esa agencia y la ponga a la altura de los tiempos, convirtiéndose en el verdadero motor de nuestro desarrollo social y económico a largo plazo.

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