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Indignación colectiva

Lea la columna de Mariliana Torres.

Esta no es la primera vez que se escuchan ráfagas de tiros cerca de la escuela elemental Evaristo Ribera Chevremont, que ubica en el residencial Vista Hermosa en San Juan. Sin embargo, en esta ocasión, un móvil que grabó la escena de terror que vivieron los niños de kindergarten muestra la importancia y el miedo que día tras día sufren los pequeños cuando se desatan esos actos de cobardía. Irónico por demás y no es de extrañar que los que dispararon quieren demostrar que son más machos que nadie. Supongo que para supuestamente salvar el honor del fenecido, porque fue en medio de un funeral, y llevar el mensaje de poder a los que están en guerra con ellos. Pero lo que demuestran es que no les importa la vida de los que en un futuro estarán intentando reconstruir un país agobiado por la delincuencia. Mientras retumbaba el poderoso ruido que emiten las armas de fuego en el jardín infantil, los niños en un mar de nervios lloraban y reclamaban los brazos protectores de sus padres. Me atrevo a decir que la mayoría de los pequeños sabían de dónde provenía el ruido ensordecedor. No es la primera vez que retumba el aula. La pena de todo esto es que ese drama repercute en el niño ocasionando traumas que pueden llegar hasta la deserción escolar, uno de los problemas que afecta a nuestra sociedad y que promueve el crimen. ¿Cómo, entonces, le vamos a enseñar a un pequeño que en la escuela se promueve la paz, se inculcan los valores, que contruyen sociedades dignas y educadas, cuando tienes que tirarte al piso para salvar tu vida en medio de una balacera que se ve desde la ventana? No podemos despachar el asunto como una situación incidental porque no lo es.

Desde hace décadas, los periodistas hemos cubierto numeros incidentes dentro y en los alrededores del residencial donde también vive gente decente y salen profesionales educados. De hecho, hay un cuartel de la policía cerca. Pero ¿a quién le corresponde convencer a los desalmados de que sus actos son reprochables y están mal? En las próximas dos a tres semanas el tema será la balacera y los niños. Se harán múltiples reportajes, pero luego, como tantos otros temas sociales, caerán en el olvido y no sabremos más de Vista Hermosa y su gente que sufre a diario. El problema de identificar la pertinencia periodística a lo que realmente tiene importancia es un problema que agobia las redacciones. De repente sale un político con una conferencia de prensa sin importancia y hay que cubrirla, cuando hay personas sufriendo males sociales que los mismos políticos en campaña prometieron atender. Me parece muy bien que el gobernador Ricardo Rosselló haya destacado el coraje y el valor de las maestras del jardín, Rebecca Gómez Pellot y Belgis González, quienes activaron rápidamente el protocolo de emergencia y calmaron a los niños como si fueran sus propios hijos, dándoles amor y paz. Muy valerosas por cierto.

No podemos resignarnos a lo que es indigno ni podemos cruzarnos de brazos ante esos desalmados que seguramente alguno tendrá hijos que estudiarán en un futuro en una escuelita similar, donde se trata de enseñar el valor del bien. Los periodistas podemos hacer mucho. Tenemos que visitar esas comunidades impactadas por la delincuencia y rescatar las historias que promoverán la acción de los que deben atender los problemas sociales del país y otorgarle las herramientas a cada una de las familias de los niños que quieren formarse. Además, es importante que los periodistas seamos instrumento de divulgación para dar a conocer los estudios e investigaciones sociales, de manera que el gobierno pueda asignar y utilizar los recursos en los nichos con necesidades apremiantes.

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