Pasado mañana se reúne, por cuarta ocasión de manera pública, la Junta de Control Fiscal federal. En esa reunión, a celebrarse en el Hotel El Conquistador de Fajardo, ellos deberán anunciar si dan paso formalmente a la petición hecha por el gobernador Ricardo Rosselló para que se le conceda tiempo adicional para presentar el plan fiscal. Ese plan, según los términos vigentes, debe presentarse el martes para la certificación de la Junta al 15 de febrero. La Junta ya ha dicho que no parece tener problemas en darle hasta el 28 de febrero una extensión menor a la solicitada por La Fortaleza. Sin embargo, enviaron una receta para el país que el gobernador ha dicho resulta muy onerosa. Rosselló la rechazó. La Junta le ha respondido que estudiarán sus reparos y que “mientras tanto, esperan el plan con las guías ya delineadas”. En otras palabras, y, como diría un juez del norte, “objection noted”.
Ya había dicho en este foro que este primer mes sería crucial para la administración Rosselló. También había anticipado una imperativa muestra de carácter desde La Fortaleza ante los inevitables requerimientos del nuevo organismo federal. Sin embargo, el choque de trenes fue más duro y público de lo que esperaba.
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Aunque hay quienes piensan que se trata todo de un teatro para precisamente seguir las estrategias políticas que esta coyuntura exige, no hay duda de que Rosselló se ha movido ante la Junta de manera loable, atrevida y riesgosa.
La ley federal PROMESA es una pieza que todo el mundo debe leer. Para ponerlo en palabras sencillas, el estatuto dictaminado desde Washington pone en suspenso todo nuestro andamiaje constitucional y faculta al grupo de trabajo nombrado a ejercer poderes absolutos sobre el Gobierno puertorriqueño en todas sus facetas.
El portavoz de La Fortaleza, Ramón Rosario, dijo esta semana que los miembros de la Junta no son dictadores y que deben entender que quien fue el elegido con voto popular en las urnas fue Rosselló. Por otro lado, Thomas Rivera Schatz dijo que le agradaba la actitud del gobernador y llamó “sugerencias” las disposiciones contenidas en la receta enviada por la Junta. Este sábado veremos cuál es la actitud de ambas partes cuando se reúnan de cara al sol.
Las posturas asumidas por La Fortaleza y la Legislatura, por vía de Rivera Schatz, podrían anticipar un escenario político-legal interesante y al mismo tiempo preocupante. Si la Junta no acepta el plan fiscal que finalmente presente el gobernador, ¿cómo ejecutarán la supremacía contemplada en PROMESA sobre los poderes gubernamentales locales? ¿Cómo en la práctica forzarán a Rivera Schatz y a la Legislatura a aprobar medidas que no desean?
Desde que se aprobó PROMESA, me he preguntado qué pasaría ante un escenario como el que podría ocurrir más temprano que tarde. La ley federal en cuestión no ofrece remedios precisos ni especifica cómo ejecutar alguna acción ante lo que sería una insubordinación colonial.
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Claro, mi experiencia y la histórica trayectoria sumisa de nuestros actores nos dice que con toda probabilidad la sangre no llegue al río. Con toda seguridad se llegará a acuerdos que se harán ver salomónicos a favor del pueblo, pero en los que la Junta prevalecerá.
Habrá que ver, sin embargo, si ellos están dispuestos a ese juego de pie con tal de evitar un choque de trenes mayor. El sábado sabremos.
P. D.: Los miembros de la Junta tienen pendiente la transparencia prometida. Cada reunión, las escoltas, los hoteles y las contrataciones nos cuestan a nosotros, el país en crisis.