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Estatus, ¿ahora es?

Lea la columna de Rafael Lenín López.

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Comenzada la segunda semana de la administración Rosselló, entró en calor la discusión sobre las propuestas de gobierno que se anunciaron durante la campaña. Ya empiezan a estar en blanco y negro. Ya son proyectos de ley u órdenes ejecutivas. Ya no son una página más en el “plan” que hasta burlas provocaba.

El gobernador Rosselló está haciendo lo que dicta —como correcto— el libro: presentar todas las medidas fuertes y antipáticas durante el primer periodo de la administración. A fin de cuentas, a nadie debe escandalizarle el plan que está siendo ejecutado, ya que fue de amplia discusión durante el periodo preelectoral. Sorprenderse ahora sería asumir la actitud que observamos entre los estadounidenses ante la inminente juramentación de Donald Trump como presidente la semana próxima.

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La reforma laboral y el concepto del “empleador único” serán los temas neurálgicos en la discusión pública en estas primeras semanas. Veremos protestas, señalamientos y mucho debate. Sin embargo, no anticipo una ola opositora contundente como habríamos visto en otro momento histórico. La gente anda que se agarra de un clavo caliente con tal de salir de la crisis. La Fortaleza lo sabe y el movimiento obrero también.

En esa misma línea, por eso estamos ante la posibilidad de un plebiscito de estatus en poco más de cuatro meses. Las opciones, según la propuesta de Thomas Rivera Schatz, serán estadidad y soberanía. El PNP sabe que este es el mejor momento para adelantar este tema por varias razones. En términos estratégicos, saben que el PPD sigue golpeado con la derrota electoral y en esas circunstancias le será muy difícil encontrar finalmente su personalidad ideológica. Ayer se reunió el comité de estatus de ese partido con su saliente presidente David Bernier y resultó en lo anticipable.

Decidieron muy poco y habrá que esperar a ver que hace sobre esta materia su junta de gobierno y el próximo presidente de la Pava.

El otro escenario en la ecuación que comprende el PNP como coyuntura idónea para adelantar su causa anexionista es la crisis fiscal. Como dije antes, los ciudadanos andan comprando cualquier “artículo” en el mercado que prometa un mejor porvenir. Si la estadidad ha ido aumentando sus adeptos en los más recientes ejercicios electorales, no es de extrañar que en el próximo el favor popular sea mucho mayor. Ya lo dijo una vez, de una manera más diáfana, el nacionalista Pedro Albizu Campos: el ELA es un semillero de estadistas.

El PNP sabe, además, que, aunque se percibe cuesta arriba que Estados Unidos acepte un estado quebrado, una votación mayoritaria a favor de la estadidad pondría contra la pared a los “representantes de la democracia” en las esferas de poder en Washington. Sí, la misma democracia de la que hablaba antenoche de manera magistral pero muy retórica el saliente Ppresidente Obama.

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Por esto no debemos olvidar que ya, antes de que se pensara pudiera llegar a La Fortaleza, Ricardo Rosselló proclamara: “Boricua, ahora es”. Habrá que ver cómo se alinean los planetas de la oposición estadoísta. Si pierden mucho tiempo, perderán mucho más terreno del previsto.

Termino comentando, aun con sorpresa, sobre las quejas de los legisladores de la minoría popular en torno a la “rapidez” con la que el PNP está actuando. En esa “nueva” minoría están, en general, los mismos que conformaron la mayoría durante el cuatrienio pasado. ¿En serio los legisladores del PPD hacen tal queja? Me parece increíble y no creo necesario recordar lo que pasó en diciembre en las dos sesiones extraordinarias que realizaron. Si es necesario recordárselo, que lo haga un médico porque ya serían casos de su competencia.

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