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La jauja de Melba, Bacó y compañía

Lea la columna de Alex Delgado.

Usted puede entender que la Junta de Supervisión Fiscal está demás en nuestras vidas y que nuestro gobierno debe tener la capacidad de poner orden eliminando la jauja y la repartición del bacalao del botín. Bueno, pues repasemos y, al final de esta lectura, usted me dice si tenemos la voluntad de cambiar.

En el año 2013 entró la administración de Alejandro García Padilla a gobernar las finanzas. Utilizaron el copy and paste de pasadas administraciones indicando que sabían que existía un desastre fiscal, pero este era peor de lo que sospechaban. Se han tomado medidas para controlar el gasto, pero algo tímidas. Nuestro presupuesto no cuadra porque se siguen repartiendo billetes y gastando más de lo que se ingresa. Tenemos el ejemplo de Melba Acosta, quien cobró un cheque de sobre $86,000 por concepto de liquidación. Esa liquidación es por vacaciones y enfermedad. En otras palabras, por no tomar vacaciones y no enfermarse.

Como sabe, el beneficio de licencia por enfermedad es para que, cuando un empleado se enferma, pueda seguir cobrando esos días y no afectar sus ingresos. De por sí es bondadoso, pero eso de que, si no te enfermas, pues que te paguen la licencia sin usarla pasa de bondadoso a un abuso. “¡Ah! Es para motivar al empleado a que vaya a trabajar”. ¡Pero qué clase de co… cos ! ¿Y para qué es el salario entonces? O sea, te pagamos para que trabajes, pero, si vienes a trabajar, te regalo dinero. Es lo más absurdo de las leyes laborales, leyes que en parte han desangrado el bolsillo en el gobierno y nos han traído a este lodazal.

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La semana pasada fue al programa Jugando pelota dura (Sistema TV) el secretario del Departamento de Desarrollo Económico, Alberto Bacó. Este es también miembro de la junta de directores del quebrado Banco Gubernamental de Fomento. Tanto Bacó como Acosta fueron parte de los que nos vendieron que no hay dinero, que la cosa está mala y aceleraron el que esa dependencia gubernamental cayera en la insolvencia. Allí tuve la oportunidad de preguntarle: “¿Cuál fue el mayor éxito de Melba Acosta que la hiciera merecedora de un trato preferencial, de que le dieran un cheque de liquidación de casi 100 mil dólares, cuando para otros empleados no hay dinero, cuando para miles de contribuyentes no hay dinero para los reintegros? ¿Por qué para Melba Acosta sí hay?”.

“Es una pregunta un poco compleja. Es que hay unas leyes y esto es un país de ley y orden”, contestó Bacó.

Es que el pago a los demás empleados y el reintegro también son leyes, y a los demás empleados de confianza les aplica la misma ley. ¿Por qué para ellos no hay dinero y para Melba Acosta sí?”, le indiqué.

“Bueno, este… Es una cuestión de prioridades”, replicó, mientras que a mí se me caía la quijá.

“¿Fue ella una prioridad?”, le pregunté y comenzó la gaguera.

“No… Eh.. Fu… fue el uso y costumbre. Yo sé que se puede debatir de muchas maneras…”.
Señores, Alberto Bacó fue partícipe del trato preferencial a Melba Acosta y lo defiende porque él va a cobrar uno más jugoso que el de ella, supongo.

Le pregunté por Twitter de cuánto era su cheque y si lo iba a cobrar. Nunca respondió. Sin embargo, una tuitera me responde al parecer por él: “Tú lo harías si tu patrón te dice que no te pagará por lo trabajado; que le paguen sí”, y el propio Bacó le dio like al tuit de la persona. En otras palabras, Bacó se prepara para darle la jugosa mordida final al dinero del pueblo, en una administración que no se cansa de decir que no hay dinero. Sí, lo hay, para los amigos del alma como Acosta y Bacó, que bastante se burló en el cuatrienio de los menos afortunados. Sobre el tuit, que yo sepa, Bacó cobraba su chequecito sin falta cada quincena. Así que el pago por lo trabajado está. Supongamos que sea parte de su compensación, pues la pregunta es la siguiente: “¿Debe dársele a Bacó trato preferencial o debe esperar como todos los demás a cuando se pueda?”. Si eso es aplicable a los demás, que se le aplique a él.

Creo que el gobernador electo, Ricardo Rosselló, debe hacer firmar a cada uno de sus funcionarios un documento renunciando a cada centavo de estos beneficios si al final de sus incumbencias no se han alcanzado las metas de sacar a la isla del hoyo. No es que cogieron un déficit de 10 millones, por ejemplo, lo bajaron a 9.5 millones, y eso les haga merecedores de un jugoso beneficio. Digo, ¿estamos dándoles duro a los abusadores de ahora? Pues cortemos de raíz a los abusadores del futuro, que vendrán también. Lo de Melba Acosta, Alberto Bacó y los demás a los que se les dé trato preferencial evidencia que la jauja sigue y la doble vara del gobierno de turno a la hora de tratar a los suyos como nobles y a los demás como plebeyos.
Le pregunto ahora: “Viendo todo eso, ¿de verdad usted cree que no hace falta alguien que ponga orden porque el gobierno puede cambiar y hacer las cosas correctamente?”. Le deseo suerte con su amada teoría.

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