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¿Imprudencia o locura?

Lea la columna de Rafael Lenín López.

A menos de un mes de pasadas las elecciones generales, estamos viendo cómo aún los perdedores no botan el golpe de los resultados y se manifiestan los más absurdos ejemplos de cómo un funcionario puede ser imprudente ante el escenario en que nos encontramos.

Por un lado, culminado el ciclo electoral, seguimos viendo el mismo “tiroteo” electoral como si los resultados de los comicios no se hubieran publicado.

Si nos visitara un extraño que no hubiera visto lo que ocurrió aquí el pasado 8 de noviembre y se diera un paseíto por las redes sociales, pensaría que las votaciones están a la vuelta de la esquina. Los insultos no cesan. Las burlas siguen y nadie parece cogerse un descanso, ni tan siquiera porque hoy comienza el mes de diciembre y con ello estamos más adentrados en la Navidad.

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La palabra tregua no parece estar en la mente del hard core de los partidos, principalmente, entre los más fanáticos populares. Hasta vi en estos días un meme en el que se burlaban de la designación hecha a Elías Sánchez, tildándolo como el “casi casi secretario de la Gobernación”, sin darse cuenta el mismo PPD que se mofan al mismo tiempo de la esposa del presidente de su partido, quien ha decidido hacer un show con un título similar. Que, de hecho, me parece esto último un evento a destiempo porque precisamente valida las opiniones sobre el poco entendimiento que había en la campaña del candidato a la gobernación de la Pava sobre la magnitud de lo que estaban manejando.

El país merece una tregua del bombardeo alocado, típico de los días previos al evento electoral, sin que ello suponga un llamado a no fiscalizar, por supuesto. Pero, como he dicho antes, la fiscalización tiene que ser inteligente y seria. Ya tendremos tiempo para otro ciclo electoral en el que los publicistas harán su agosto.

Por otro lado, la imprudencia también se manifiesta con los viajes al exterior y la francachela que observan los políticos que desde enero figurarán en las filas de la minoría.

Ese viaje a Hawái que planifican 21 legisladores para la semana que viene, cuando aún no ha concluido la sesión extraordinaria a la que les convocó el gobernador, es una muestra de que no entienden por qué hubo una baja participación electoral y por qué dos candidatos independientes a la gobernación y uno al Senado, sin maquinarias, acumularon casi 400 mil votos.

Peor aún, en el grupo, 10 de los legisladores viajeros no fueron reelectos o no aspiraron a puestos. ¡Qué barbaridad! ¿Cómo se justifica que un legislador, a sabiendas de que ya no lo será en enero, acepte un viaje pago sobre capacitación legislativa? ¿Cómo es posible que los presidentes de las cámaras legislativas autoricen esos viajes? ¿No estamos en crisis? ¿No estamos en transición?

Ese viaje debe ser suspendido (si no ha ocurrido antes de la publicación de esta columna) o al menos ser reducido a los que necesariamente deben acudir al evento, reconociendo que Eduardo Bhatia fue hasta hace poco presidente del organismo anfitrión de la convención y que Carmelo Ríos, próximo portavoz de la mayoría en el Senado, ha aspirado en el pasado a dirigirlo. Se trata de la organización que reúne a los legisladores estatales de origen hispano en Estados Unidos.

Imprudencia también resulta que el gobernador saliente haya estado viajando entre España y Washington mientras hay una transición y hace que sus legisladores aprueben una abultada agenda legislativa que incluye hasta enmiendas al Código Civil de Puerto Rico.

Fue a la capital federal a “buscar incentivos federales para Puerto Rico”, anunció La Fortaleza. Sin embargo, al mirar las citas a las que acudió el primer ejecutivo, vemos demócratas y enemigos de Donald Trump que a partir de enero no tendrán ninguna influencia política en el Gobierno federal. Además, un ejercicio genuino de cabildeo en Washington hubiera incluido una invitación de cortesía a funcionarios de la administración entrante.

Imprudencia es también ver a los staffers del gobernador publicando en sus redes sociales cómo disfrutan de las noches frías de Madrid a cuentas del pueblo de Puerto Rico y cómo lograron colarse en la Casa Real para tomarse una foto con el rey.

Ayer un legislador popular me decía en mi programa en Radio Isla que los legisladores de su partido hasta se están ausentando de la sesión porque están deprimidos tras el resultado electoral. ¿Acaso no saben que su contrato con el pueblo es por cuatro años y que es el soberano el que decide si siguen en el empleo?

Creo que es necesario que el PPD y sus funcionarios boten el golpe, encuentren la cordura y le den espacio a la nueva administración de gobierno asumir el poder sin necesidad de tanta distracción. Quiero decir, imprudencia. O, mejor dicho, locura.

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