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Columna de Rafael Lenín López: En D.C., de papá

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Estuve varios días fuera del agite noticioso que me ocupa en radio y televisión. El fin de semana pasado, el del 4 de julio, me llevó a Washington D. C., la capital de los Estados Unidos.

No fui buscando a los responsables de PROMESA o a los culpables del caso Sánchez Valle. Estuve muy cerca de ellos, pero no. Estuve cumpliendo con una agenda muy distinta y más importante.

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Fueron seis días, planificados desde hace casi un año, en el que buscábamos que 14 chicos a punto de entrar a su quinto grado conocieran de primera mano cómo funciona el sistema de gobierno de los Estados Unidos y la historia que antecedió a su formación.  Son Niños Escuchas, en el nivel de webelos, que significa “we’ll be loyal scouts”, y que están a punto de convertirse en Boys Scouts. Entre ellos está mi Rafa. Sí, está creciendo a las millas. De hecho, estoy involucrado en este movimiento desde que Rafa cursaba el primer grado. También estuve en esa organización mientras cursaba la elemental en Ponce. Con él he ido escalando posiciones hasta dirigir ahora el grupo de Rafa y toda la “manada” (como se le conoce a esa etapa) de casi 60 niños.

Con ellos ya hemos tenido cuatro años de muchas experiencias. En nuestro Puerto Rico lo han visto casi todo y hacía falta una experiencia adicional.

Llegamos a D. C. el jueves, 30 de junio. Inauguramos nuestra llegada asistiendo a un juego de béisbol de las Grandes Ligas. No éramos fanáticos de los Nationals o los Reds, pero la visita era necesaria para una experiencia más diversa.

El viernes comenzó la parte intensa de nuestra visita.  Una parada en la Casa Blanca, en donde nunca habíamos entrado, fue la gran introducción, gracias a la ayuda del congresista Luis Gutiérrez y del presidente senatorial Eduardo Bhatia. Niños y padres recorrieron los pasillos de la casa presidencial. Unas horas más tarde recibieron una orientación privada en el mismísimo salón de sesiones del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, gracias a la ayuda de la oficina de la jueza Sonia Sotomayor.  El resto de la tarde nos movimos a los monumentos de Jefferson y Marthin Luther King, Jr., donde los niños fueron educados sobre ambos personajes históricos.

El sábado caminamos todo el Washington Mall, donde nuestra guía Kathy, de Washington Workshops, orientó a los niños y papás sobre los monumentos principales hasta llegar al más impresionante, el Lincoln Memorial.  Para los niños, ver el monumento y pararse desde donde grandes figuras han pronunciado algunos de los más importantes discursos históricos fue inolvidable. Allí la tarde comenzó con la llegada del comisionado Pedro Pierluisi, quien les habló de su trabajo y aprovechamos para entregarles a los niños los méritos que alcanzaron como escuchas en este viaje. Su oficina nos ayudó grandemente a que el viaje fuera uno provechoso.

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En la tarde visitamos el primero de los museos en agenda, el Natural History de los Smithsonian. 
El domingo acudimos al cementerio Arlington y la solemnidad del cambio de guardias, así como la tumba de los Kennedy, impresionó a todos. El monumento de Iwo Jima, el Pentágono, las embajadas, la casa del vicepresidente, el Air and Space Museum y el de la Historia Americana completaron nuestro día. Muchos disfrutaron también del Spy Museum, el Newseum y pararon en el Archivo Nacional para ver los documentos que rigen esa nación.

El 4 de julio salimos temprano en el metro hacia el Capitolio, donde teníamos una visita guiada pautada para las nueve de la mañana. Allí una entusiasta empleada nos llevó por los salones históricos del Congreso de los Estados Unidos. Después, fuimos a la Librería del Congreso. Algunos disfrutaron de la parada y los festivales del día. Observamos la seguridad extrema en la ciudad, gozamos en Georgetown y, en la noche, a pesar de la lluvia y la cantidad de gente en las calles, acudimos a ver los fuegos artificiales.

El martes regresaron a la cotidianidad sabiendo más y habiendo visto de primera fila dónde y cómo pasan las cosas que nos afectan. 

Aprendimos, niños y adultos. Yo había ido muchas veces a trabajar y en la escuela superior, como parte del Presidential Classroom. Pero esta ocasión fue inolvidable.

Visitar la Casa Blanca al día siguiente que el presidente Obama firmara la ley más importante sobre Puerto Rico en tiempos recientes fue una dura coincidencia que hizo de la visita y nuestra estadía una que cobraba un carácter memorable.  Nos encontramos una ciudad muy consciente de la situación de Puerto Rico, su crisis fiscal y la ausencia de poder político, en cualquiera de sus variables.  Fuimos un fin de semana de celebración para los Estados Unidos con un sabor agridulce ante lo que pasaba en nuestro país, pero reconociendo y observando que es bonito celebrar los derechos y las luchas exitosas.

El viaje fue inolvidable porque uno termina con la gran satisfacción de haberles provisto a nuestros niños experiencias que los marca.  Es clichoso decirlo, pero uno vive y trabaja para eso, para que ellos estén listos y que tengan la visión más amplia con respecto al mundo que les rodea.  Para usar positivamente una palabra con connotaciones negativas para muchos en estos días, esa tiene que ser nuestra “promesa” para ellos.  Ese es el plan para Rafa, Gustavo, Rey, Rafa Pelayo, Nico, Benjamín, Gabriel, Jorge Andrés, Jorge Alfonso, Ramón, Isaac, Augusto, Carlos Antonio y Javi.
O, como decimos los escuchas, para que estén “preparados para la vida”.

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