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Columna de David Hernández: Evalúa tu agenda

Si estás leyendo esto desde tu celular mientras caminas o desayunas o estando ajorado, es señal de que necesitas detenerte por un momento.  Quizás seas una de esas personas que se vanaglorian de su agitada agenda y como apenas tienes tiempo para atender tus asuntos personales.  Hubo un tiempo en que demostrar una vida agitada, era visto como algo positivo, una muestra de lo mucho que trabajamos y lo efectivo que uno podría ser.

 

Lo cierto es que llevar un paso ligero nos distancia de la posibilidad de hacernos preguntas que realmente son importantes y trascendentales en la vida nuestra,  como por ejemplo: ¿cuál es tu propósito de vida? ¿Cómo logró ser feliz? ¿Qué estoy haciendo para ser significativo en la vida de otros?  Las personas que llevan una vida agitada, buscando siempre cómo mantenerse ocupadas, creyéndose que todo lo que hacen es bien importante cuando en realidad no lo es, lo hacen porque en realidad se quieren alejar y olvidarse de sí mismos.

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En el momento en que dejas de hacerte preguntas cruciales sobre ti mismo, de lo que podría hacerte feliz, de tu lugar en el Universo y no despiertas “consciencia” de quién eres y hacia dónde vas, no podrás desarrollarte plenamente y lograr el crecimiento personal y espiritual que te mereces.

 

Esto ocurre porque en realidad estás huyendo de tu verdadero yo, temes descubrir o crees no merecer encontrarte a ti mismo y llenas tu tiempo en aquellos asuntos que entiendes te dan valor o importancia, cuando en realidad te estás alejando de ti. Te alejas de la posibilidad de ser feliz y obtener crecimiento espiritual. En realidad, el estar tan ocupado es vivir como dice el filósofo danés Kierkegaard; “el hombre infeliz vive ausente de sí mismo, nunca presente de sí mismo.”

 

Lo que logras cuando andas con una agenda llena, es estar viviendo en el futuro y alejándote del ahora y aquellos que viven en dicho estado de vida no encuentran su verdadero propósito porque no pueden hacerse las preguntas significativas que aporten a la felicidad que buscan. No es que no puedas llevar una vida ocupada, el balance estaría en llevar a cabo la acción con un conocimiento de quién realmente eres y lo que persigues y esto te dará un sentido de propósito y esto te traerá una sensación de calma y paz a tu vida.

 

Estamos de acuerdo, vivimos en una sociedad donde se mide a uno por la cantidad de trabajo que se hace y no necesariamente la calidad de trabajo con que se hace. Obviando la importancia de aquellos que están al otro extremo recibiendo el servicio que le ofreces, seguramente insatisfechos porque no ven o reciben la calidad de lo que le estás entregando y es porque una parte esencial de ti te está faltando.

 

Estamos viviendo en ese círculo vicioso de que tememos que vamos a perder esa oportunidad única que podría hacernos toda la diferencia cuando en realidad la diferencia está en esa esencia que aporta a lo que haces, teniendo pleno conocimiento del objetivo que persigues. Esa chispa, la pasión que enciende el propósito en cómo logras ese fin, es lo que hace la diferencia en cómo te sentirás al final de tu jornada.  Mientras se viva con el temor de que vas a perder cierta oportunidad por no mantenerte bien ocupado, te alejas de la posibilidad de encontrar el verdadero objetivo de lo que persigues en la vida y las posibilidades de ser feliz con aquello que deseas lograr.

 

David Hernández es autor de: El Alquimista del Espíritu

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