No había duda que el Coliseo Roberto Clemente habría de llenarse el pasado 20 de septiembre para el anuncio de Ricky Rosselló sobre su aspiración a la gobernación por el Partido Nuevo Progresista (PNP). La asistencia no me sorprendió por dos razones. En primer lugar, para el año 2008 un total de 285,282 personas votaron por su padre, el Dr. Pedro Rosselló González en la primaria frente a Luis Fortuño. Rosselló González es el político estadista que mayor pasiones levanta hoy en la colectividad, tiene fieles seguidores, aunque no fueron lo suficiente para prevalecer en aquel entonces.
De esos votantes que le dieron su respaldo en el 2008, necesitaban entre 10 y 15 mil para el anuncio de Ricky, aproximadamente un 0.04% de esos electores rossellistas. Otro dato que me anticipaba tendría una asistencia exitosa fue que en el 2008, Aníbal Acevedo Vilá llenó la mitad, o un poco más, del Coliseo de Puerto Rico para anunciar que correría a la reelección. Una extraordinaria asistencia, considerando que el ex gobernador tenía una acusación federal. O sea, gente tienen para llenar espacios de entre 10 y 20 mil personas.
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Sin embargo, tampoco se puede minimizar el evento al tomar ese detalle como único elemento a considerar. En estos tiempos tampoco es fácil convencer gente para que pierdan un día de playa, descanso o familiar, para ir a un “chijí, chijá” político, coger empujones y oler sudorcito sin Odorono. ¡No es fácil!
La organización fue magistralmente orquestada, todo estuvo en su lugar y era evidente el ánimo de miles de los asistentes. Todo corrió como un “reloj suizo” hasta que Ricky Rosselló habló. A los pocos minutos muchas personas comenzaron a abandonar el Clemente, lo que se prestó para el ataque de los seguidores de Pedro Pierluisi, Tomás Rivera Schatz y del propio Partido Popular Democrático.
Ricky era la estrella del día, el “rock star” que todos esperaban y que fueron a escuchar. Puede haber una mezcla de factores para que eso ocurriese. El evento fue uno extenso y el cansancio venció a muchos. Otros cientos, o miles, fueron por compromiso con su alcalde o presidente municipal y una vez tomada la fotografía de “la cuota” en la entrada al coliseo, pues habían “cumplido”.
Uno de los audios que escuché, de un coordinador de Toa Baja, decía: “…Cuando entren al coliseo… una vez estemos adentro, si usted se quiere ir se va, pero tenemos que llenar las guaguas … Por favor, necesito el apoyo de ustedes, de verdad. Vamos a ir allá, hacemos el rumbón y nos vamos, eso no les va a tomar ni una hora. Eso va a estar bien lleno, ¿y usted se cree que después que estemos allá adentro van a estar pendiente de nosotros? Damos el caretazo, entramos con el alcalde, que es cuando único nos van a ver, entramos detrás de él, él sube al podio y nosotros nos vamos. Hay que dejar carros allá, cosa de que cuando lleguemos allá, si tenemos que irnos… ¿cómo nos vamos a ir? La guagua se supone que nos trae, pero ¡imagínate!, tenemos que esperar como hasta las 2 de la tarde…”.
De otra parte, una crónica del viaje de Toa Baja al coliseo, del periodista Juan Carlos Melo en Metro, indica “Las instrucciones eran claras, los directores de oficina del municipio de Toa Baja tenían que reunir la mayor cantidad de personas para empaquetar el Roberto Clemente, y documentarlo con la lista de las firmas de los asistentes…. Había alcohol en sus distintas variaciones, cerveza, vino y ron caña… En el trayecto, los presentes no hablaban de política. Hablaron del programa final de Don Francisco, y de las clases de zumba que imparte el municipio…”. Así se trabaja esto amigo lector, por parte de todos los partidos y candidatos. Así los llevan los Vega Borges, O’Neill, Abel, Aníbal Meléndez y otros a esas actividades.
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Una semana antes del anuncio de Rosselló, la representante Jennifer González anunció su intención de buscar la comisaría residente, por lo que se convirtió en el tema principal de la semana, incluso por encima del esperado anuncio de Ricky. De hecho, según las reseñas periodísticas, el público que se fue poco después de iniciar el mensaje de Rosselló, al parecer aguardaron hasta el de Jennifer González, lo que podría interpretarse como que fue la figura principal del evento. Dentro de los análisis que escuché, hubo quien indicó que González brinda la fuerza que necesitaba la candidatura de Rosselló, lo que no me hace sentido, si es cierto que la fuerza del candidato es a tal nivel que tiene una ventaja de 40% a 50% en apoyo, según sus asesores. La movida de reclutar a González definitivamente fue una buena movida de Rosselló, sin importar las razones.
Del otro lado, yo pensaba que Pedro Pierluisi se desaparecería del mapa antes y después del anuncio de Rosselló ya que cualquier intento por llamar la atención política sería infructuoso. El domingo celebró una actividad en el oeste en el que la asistencia, en comparación con la de Rosselló, pareció de un “baby shower”. El lunes después del anuncio fue de Rosselló y González en la parte mediática, pero el martes Pierluisi se ocupó de ganar primeras planas en diversos medios señalando que el menor de los Rosselló no está preparado para ser gobernador, por lo que el mensaje de falta de experiencia para gobernar la isla en su peor crisis empezó a tomar mayor fuerza. A eso se sumó la ofensiva de los opositores de Rosselló en el sentido que traicionó a Miguel Hernández Vivoni, a quien parecía haber reclutado en el 2014 para que lo acompañara en la papeleta del 2016, con lo que intentan atacar el carácter, compromiso y lealtad de Ricky.
Rosselló dijo que apoyaría a Hernández Vivoni para cualquier aspiración que desee, siempre y cuando no sea, exclusivamente, comisionado residente. A mi juicio esto es un premio de consolación y puede dejar “guindando” a Leo Díaz en San Juan o Abel Nazario en la presidencia del Senado, dependiendo el interés de Hernández Vivoni. Éste admitió coquetea con la alcaldía a San Juan porque se lo han solicitado. Hay quien indica que Díaz, no ha impactado en San Juan, por lo que no lo ven como un candidato fuerte para Carmen Yulín Cruz. Viendo lo ocurrido, no dude que si eso es cierto, terminemos viendo a Leo Díaz en una retirada “voluntaria”, por “razones personales” y a un Rosselló listo para respaldar a Hernández Vivoni en la capital. ¿Mismo rayo dos veces?