"El mundo es más grande que el imperio estadounidense y sus gobiernos satélites. Aquí está ese mundo", dijo este jueves Nicolás Maduro cuando tomó posesión del cargo de presidente de Venezuela para un segundo mandato que se extenderá durante seis años, hasta 2025.
Lo hizo en compañía de unos pocos aliados. Solamente cuatro presidentes latinoamericanos acudieron al acto realizado en Caracas en la sede del Tribunal Supremo de Justicia: Evo Morales, de Bolivia; Miguel Díaz-Canel, de Cuba; Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador; y Daniel Ortega, de Nicaragua.
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Los primeros ministros de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves; y de San Cristóbal y Nieves, Timothy Harris, completaron la lista de mandatarios asistentes al acto.
Los únicos mandatarios procedentes de fuera del continente americano fueron los presidentes de Osetia del Sur, Anatoli Bibílov, y de Abjasia, Raul Khajimba, dos países no reconocidos por la ONU.
El gobierno de Rusia estuvo representado por el vicepresidente del Consejo de la Federación de la Asamblea Federal, Ilyas Umakhanov, mientras que China envió al ministro de Agricultura y Asuntos Rurales, Han Changfu.
También acudieron los vicepresidentes de Turquía y Bielorrusia, Fuat Oktay e Igor Liashenko, respectivamente; el ministro de la Defensa de Irán, Amir Atami; y el canciller de Palestina, Riad al-Maliki.
Además asistió el encargado de negocios de la embajada de México, Juan Manuel Nungaray; y el de Uruguay, Jose Luis Remedi; así como enviados de distintos países de África y de Medio Oriente.
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"Queridos invitados internacionales que hacen brillar este acto", dijo Maduro, quien durante el acto tuvo cuidado en destacar que había un representante de la Unión Africana "que agrupa a 54 países" y de la Liga Árabe, que reúne a 20 países.
Ausencias
El hecho de que solamente los presidentes de 4 de 19 países latinoamericanos acudieran a la toma de posesión de Nicolás Maduro y de que apenas otros dos (México y Uruguay) tuvieran algún tipo de representación en el acto no fue casual.
Maduro obtuvo la reelección en la votación celebrada el pasado 20 de mayo, en unas elecciones en las que no participaron los principales partidos de la oposición por considerar que estas no eran libres ni competitivas.
Los resultados de ese proceso no fueron reconocidos por Estados Unidos y la Unión Europea, quienes tampoco tuvieron representación en la toma de posesión de Maduro.
El nuevo mandato de Maduro no será reconocido por la mayor parte de los gobiernos de América Latina, agrupados en el Grupo de Lima.
La semana pasada, los cancilleres de esa organización, a excepción del de México, pidieron a Maduro en un comunicado que no tomara posesión de su nuevo mandato y que entregara el poder a la Asamblea Nacional "hasta que se realicen nuevas elecciones presidenciales democráticas".
La declaración fue suscrita por los gobiernos de Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Perú, además de Canadá, Guyana y Santa Lucía.
En el documento, los gobiernos anunciaron que tomarían medidas de presión económicas en contra del gobierno de Maduro.
Algunas de estas medidas ya empezaron a aplicarse con el anuncio de Perú y de otros gobiernos de que no permitirán el ingreso a sus territorios de altos líderes del oficialismo venezolano y de sus familiares.
Este jueves, el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benitez, ordenó el cierre de su embajada en Caracas.
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