En septiembre de 1987, las olas del mar trajeron a las playas de Brasil miles de grandes latas, que hicieron de ese un verano memorable.
La razón: cada una de estas misteriosas latas contenía un kilo y medio de marihuana de alta calidad.
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Fueron vistas por primera vez en playas cercanas a Río de Janeiro, luego más al sur, dispersas en un área de más de mil kilómetros.
"La primera vez que oí hablar de las latas en la playa, fue en Posto 9, un trozo famoso y de moda de la playa de Ipanema donde la gente solía pasar el rato, fumar marihuana y charlar. No logré verlas, pero todos hablaban de ellas", recuerda el poeta brasileño Ricardo de Carvalho Duarte, conocido como Chacal.
"Mis amigos me dijeron que las vieron primero en playas de surf en el sur de la ciudad, y que la gente se metía al mar en tablas de surf a buscarlas".
"Fue un gran evento en la ciudad. Además era verano, la época del año en la que generalmente hay lo que llamamos una ’sequía’, una escasez de marihuana en Río. Entonces, imagínate: con la marihuana escaseando, las latas apareciendo… hubo un gran frenesí", le dijo a la BBC.
¿Regalo de los dioses?
Durante semanas, las latas fueron un tema importante de conversación no solo en Río sino en todo Brasil. Pero nadie sabía de dónde venían.
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Según informes locales, se trataba de marihuana tailandesa de primera calidad, empapada en miel. Algunas personas creían que venía de Jamaica.
Pero algunas teorías iban mucho más lejos.
"Dadas las circunstancias, muchos consideraron que eran un regalo de los dioses, de Iemanjá, la reina de los mares en las religiones afrobrasileñas, o de Neptuno, o incluso de extraterrestres", cuenta Chacal.
Pero las latas no eran un regalo de los dioses.
Más bien, de los que algunos consideran diablos, quienes las habían arrojado al mar.
Marihuana herméticamente sellada
La Administración de Control de Drogas de Estados Unidos, la DEA, había recibido información de que un barco había salido de Singapur con una gran cantidad de marihuana de Tailandia y se dirigía a Florida.
La DEA alertó a las autoridades brasileñas de que iba a hacer escala en Brasil.
"La policía brasileña salió al mar en busca del buque, pero no encontró nada", le dijo a la BBC Wanderley Rebello Filho, abogado criminal que escribió un libro sobre el caso.
"Más tarde, sospecharon de un barco, el Solana Star, que había anclado en el puerto de Río. Tras tres inspecciones encontraron pequeños rastros de marihuana".
El Solana Star viajaba bajo bandera panameña. Al detectar una fragata de la marina brasileña, la tripulación se inquietó y decidió deshacerse de su carga.
Fue así como 22 toneladas de marihuana, herméticamente selladas en 15.000 latas, terminaron en el mar. El valor de tan especiales enlatados era de US$100 millones.
Pasta de tomate
El Solana Star había atracado en Río, supuestamente con problemas mecánicos, y permaneció allí, inadvertido, hasta que las latas comenzaron a aparecer en las playas.
Aparte del cocinero, Stephen Skelton, toda la tripulación estadounidense desapareció.
Skelton fue la única persona arrestada por las latas. Lo acusaron de tráfico internacional de drogas y contrató a Rebello para dirigir su defensa.
"Me dijo que no sabía que llevaban drogas".
"Las latas estaban selladas, siempre creyó que estaban llenas de pasta de tomate y que al menos parte de la tripulación no sabía que había marihuana en las latas", afirma.
"Skelton sostuvo que el motor del barco falló, y por eso tuvieron que deshacerse de la carga y atracar en Río. Dijo que la tripulación lo eligió para que se quedara en el barco a esperar hasta que lo arreglaran y que entonces debía contactarlos, para que volvieran a continuar el viaje".
De 20 años a la libertad
El caso de las latas y el arresto de Skelton fue una noticia importante en Brasil.
Muchos periódicos desconfiaban de su historia. Creían que sabía de las drogas y se había quedado porque se había enamorado de una mujer local.
El juez tampoco le creyó y le dio una dura sentencia.
"El castigo por narcotráfico internacional en ese momento era entre cinco y 15 años en prisión. Fue sentenciado a 20 años. Era su primer delito, nunca había tenido problemas con la ley, aun así recibió una sentencia máxima agravada", señala el abogado.
"Pasó un año en la cárcel de Río hasta que se dictó una sentencia del tribunal federal de apelaciones de Brasilia. Fue absuelto por falta de pruebas. Salió de la cárcel y volvió a Estados Unidos".
La policía dice que solo una cuarta parte de las latas arrojadas al mar fueron encontradas o entregadas a las autoridades. Unas 11.000 latas se extraviaron.
Historia de carnaval
Fumar, poseer o vender marihuana estaba prohibido en Brasil. Y la policía vigilaba.
"Defendí a muchos clientes que fueron arrestados porque tenían latas o fueron sorprendidos fumando, así fuera un pequeño porro", dice Robello.
En cualquier caso, las latas fueron una gran inspiración para el siguiente Carnaval de Río, en febrero, el apogeo del verano brasileño.
"Toda gran historia en la ciudad termina siendo destacada en el carnaval. Las ’latas’ se convirtieron en el tema de una de las principales fiestas callejeras del Carnaval de Río", recuerda el poeta Chacal.
"No sólo eso: rápidamente, la expresión ’Da Lata’, ’de la lata’, se convirtió en una jerga para ’algo bueno’, ’algo especial’.
"Más tarde, escribí un poema al respecto, llamado ’A Lata’, que se convirtió en la letra de una canción de la cantante brasileña Fernanda Abreu, quien lanzó un álbum llamado… ’Da Lata’.
"Fue un evento extraordinario. Un caso de realidad superando a la ficción", exclamó Chacal.
"Latas de marihuana que llegan a la costa, causan ese frenesí enorme, gente que las busca en el mar. Fue muy gracioso. Tal vez mentes creativas podrían haber ideado una historia como esa, pero la realidad se les adelantó".
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