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Qué es la polémica "ley de la esclavitud" que ha desatado las mayores protestas en Hungría desde el fin del comunismo

Una nueva ley laboral del gobierno húngaro permitirá que los empleadores puedan exigirles a sus empleados hasta 400 horas de trabajo extra al año. Como resultado, la capital del país ha sido escenario de multitudinarias protestas, ya que los trabajadores consideran la nueva reglamentación como una "ley de esclavos".

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La historia reciente de Hungría no registra grandes protestas.

De hecho, los húngaros suelen apoyar en gran medida las políticas del partido en el poder desde 2010, el conservador nacionalista Fidesz-Unión Cívica Húngara.

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Algunos dicen que incluso cuando cayó el Comunismo en el país, los húngaros tomaron las calles en mucha menor medida que los polacos o los alemanes del bloque del Este.

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Pero esta última semana miles de personas han salido a las calles de Budapest -la capital del país- para registrar su descontento hacia una polémica nueva ley, aprobada por el Parlamento el pasado miércoles.

Los húngaros le llaman la "ley de esclavos".

Y aunque el gobierno asegura que la nueva normativa será beneficiosa para los trabajadores –si trabajas más, tendrás un mayor salario, defienden-, los sindicatos solo ven en ella un mecanismo de explotación.

400 horas extra al año

Los últimos cinco días han sido convulsos en Budapest.

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"La multitud en medio de la nieve y el hielo afuera del edificio de la televisión estatal fue la mezcla más extraña y colorida de manifestantes que haya visto en Hungría en más de 30 años", describe Nick Thorpe, el corresponsal de la BBC en Europa Central.

El periodista se refiere a los miles de húngaros que se han reunido en las últimas jornadas en las afueras de la televisora MTVA, la principal del país y controlada por el gobierno.

Son sindicalistas, estudiantes y opositores que protestan contra varios proyectos de ley aprobados en el Parlamento el miércoles 12 de diciembre.

El más alarmante para los húngaros es uno que han llamado la "ley de esclavos", una normativa que aumenta de 250 a 400 las horas extra obligatorias que los empleadores les podrán exigir a sus trabajadores al año.

Para cumplir con la nueva ley, muchos tendrán que trabajar seis días a la semana.

Y los empleadores pueden posponer hasta 36 meses el pago de esas horas de trabajo adicional, aunque fuentes oficiales del gobierno niegan esta última parte.

"En los últimos ocho años, se han aprobado muchos proyectos de ley similares en el parlamento, pero esta naturalmente crea un sentido de solidaridad porque puede afectar a casi todos los ciudadanos húngaros", dijo el opositor Bence Tordai.

Sin embargo, la eurodiputada de Fidesz, Gyorgy Schopflin, le dijo a la BBC que las reformas habían sido "muy distorsionadas por la oposición".

No hay "coerción" involucrada en trabajar horas extras, y los trabajadores serán "pagados mensualmente, no en tres años", señaló.

Un portavoz del gobierno alegó que las protestas son obra de mercenarios extranjeros pagados por el multimillonario estadounidense nacido en Hungría, George Soros.

Pero Soros lo niega y asegura que las autoridades húngaras lo están utilizando como chivo expiatorio.

¿Qué dice el gobierno?

La polémica nueva ley es la respuesta a la grave escasez de mano de obra que enfrenta Hungría, un país que se ha mantenido firme en sus políticas antiinmigrantes en medio de la ola de refugiados que continúan alcanzando las costas europeas.

El gobierno asegura que las medidas serán beneficiosas tanto para los trabajadores como para las compañías. Los primeros ganarán más y las segundas cubrirán puestos vacíos, según la versión oficial.

Pero los sindicatos sostienen que los cambios se hicieron a instancias de grandes empresas manufactureras internacionales y podrían exponer a los trabajadores a la explotación.

Aunque la tasa de desempleo del país fue solo del 4,2% en 2017 -una de las más bajas de la Unión Europea-, los salarios son tan bajos que muchos profesionales altamente calificados han optado por emigrar hacia otros países de Europa.

La crisis que este escenario supone para Hungría es tan grave que el gobierno impulsó en 2015 un programa para alentar a los jóvenes a regresar a sus hogares, ofreciendo vivienda y apoyo laboral.

Otro factor en contra del mercado laboral en el país es que la población de Hungría ha estado en declive durante años, ya que las muertes superan los nacimientos, según la agencia de estadísticas europea.

¿Por qué es tan fácil para el gobierno implementar leyes como esta?

Además de la polémica nueva ley laboral, el Parlamento húngaro aprobó el miércoles un proyecto de ley que permitirá a "nuevos tribunales" supervisar los casos de la administración pública.

La oposición advirtió que este escenario contribuirá a un mayor autoritarismo por parte del partido en el poder, que ahora tendrá una influencia política casi total sobre el sistema judicial.

Varios diputados opositores también se unieron a los manifestantes fuera de la televisión estatal, exigiendo acceso a los medios para leer una lista de demandas al gobierno que incluye la derogación de la "ley de esclavos", un poder judicial y medios públicos independientes.

Los líderes políticos de la oposición, quienes alegan que a pesar de no tener mayoría en el parlamento deberían tener una voz en los medios de comunicación que son financiados con fondos públicos, fueron sacados violentamente del lugar.

Pero ¿por qué a Fidesz le es relativamente fácil promulgar sus políticas?

En las elecciones de principios de este año, el partido ganó una mayoría de dos tercios en el Parlamento, demostrando el débil apoyo popular a los partidos de la oposición.

Fidesz está en el poder desde 2010, progresivamente ha tomado el control de distintas instituciones que hasta el momento eran independientes y la mayoría de los medios de comunicación están controlados por figuras aliadas al gobierno.

Tanto es así, que el Parlamento Europeo votó este año para iniciar un proceso contra Hungría, por cuestiones relacionadas con el estado de derecho.

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ganó este año sus terceras elecciones consecutivas.

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Y a pesar de que es descrito a menudo como racista y autoritario, las manifestaciones en contra de sus políticas son más bien raras.

Algunos medios ya han señalado que la cantidad de manifestantes en las calles ha ido decreciendo con el paso de los días.

Con las temperaturas bajo cero y la llegada de la navidad, muchos se preguntan si las protestas ganarán fuerza o terminarán dispersándose por completo.


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