El desarrollo del pensamiento científico -en términos generales, el intento de dar sentido al universo físico- ha experimentado un progreso particularmente rápido durante dos períodos.
En la antigua Grecia, gracias a figuras como el polímata Ptolomeo; y durante los siglos XVI y XVII, cuando pensadores como los físicos y matemáticos Isaac Newton y Galileo Galilei, el astrónomo Nicolás Copérnico y el filósofo y científico René Descartes generaron una revolución científica.
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Eso destaca el físico estadounidense ganador del premio Nobel en 1979 Steven Weinberg en su libro "Para explicar el mundo: El descubrimiento de la ciencia moderna", en el que explora miles de años de descubrimiento científico.
La BBC entrevistó a Weinberg y le preguntó sobre la importancia de aprender del pasado.
Pregunta – ¿Qué te inspiró a escribir este libro?
Respuesta – Había estado enseñando un curso de historia de la física y la astronomía para estudiantes que aún no sabían mucho de estos temas. Mientras enseñaba, me di cuenta de que las cosas en el pasado fueron muy diferentes de lo que había pensado.
Es incorrecto pensar que los científicos tenían los mismos objetivos que tenemos hoy y simplemente no se estaban acercando a las respuestas tanto como nosotros.
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De hecho, realmente no tenían idea del tipo de cosas que se pueden aprender sobre el mundo ni la forma de aprenderlo.
Comencé a ver la historia de la ciencia no como una acumulación de hechos y teorías, sino como el aprendizaje de una manera de interactuar con la naturaleza que conduce a un conocimiento confiable.
Me sorprende lo lejos que estuvieron los grandes científicos naturales del pasado de cualquier concepción moderna de la ciencia.
P- Volviendo al inicio de esta historia, ¿cuánto le debemos a los antiguos griegos?
R- Creo que quienes más tarde llevarían a cabo la revolución científica les debieron mucho, en particular a los griegos del período helenístico (aproximadamente el siglo III, II y I antes de Cristo) y del período romano.
Por ejemplo, Copérnico no basó su teoría de que la Tierra giraba alrededor del Sol en sus propias observaciones o en las de sus contemporáneos europeos, sino en el trabajo anterior de los griegos, particularmente de Ptolomeo.
Vio que la teoría de Ptolomeo podría rectificarse y hacerse comprensible simplemente si cambiaba el punto de vista de una Tierra estacionaria a un Sol estacionario, con la Tierra orbitándola.
Las peculiaridades de la teoría de Ptolomeo se debieron simplemente al hecho de que observamos el sistema solar desde una plataforma en movimiento: la Tierra.
Pero Copérnico no hizo ninguna observación propia de importancia: confiaba en lo que Ptolomeo ya había hecho. Hay muchos otros ejemplos similares.
Sin embargo, mientras que hoy citamos el trabajo de Isaac Newton para explicar la mecánica del movimiento y la gravedad en clases de física, no hacemos referencia a los griegos.
Son parte de nuestra herencia, pero su valor fue principalmente hacer posible la revolución científica de los siglos XVI y XVII.
P- ¿Por qué los antiguos griegos pudieron producir tanto trabajo importante?
R- Bueno, no todos lo fueron. El período que mucha gente considera como la edad de oro de la antigua Grecia, el período helénico (los siglos V y IV antes de Cristo), cuando Atenas estaba en el centro de la vida intelectual, no era muy productivo, científicamente hablando.
Hicieron algunos avances cualitativos (por ejemplo, el filósofo y científico Aristóteles dio un buen argumento de por qué la Tierra es una esfera) pero no existió la detallada confrontación matemática entre la teoría y la observación que asociamos con la física y la astronomía modernas.
Eso comenzó en el período siguiente, el helenístico, cuando el centro del pensamiento griego se trasladó a Alejandría, y las ciudades-estado griegas fueron absorbidas por los imperios, primero los reinos helenísticos y luego el imperio romano.
No sé exactamente por qué ocurrió el cambio en ese momento. El pensamiento griego en general adoptó un tono menos aristocrático y las personas que se dedicaban a la ciencia también comenzaron a preocuparse por su aplicación práctica.
También se volvieron mucho menos religiosos: la religiosidad que uno encuentra en la obra de Platón, que ya se ha ido en gran parte con Aristóteles, parece estar completamente ausente cuando llegas a los grandes helenísticos que anteceden a Ptolomeo.
P- ¿Hasta qué punto la Edad Media sentó las bases para la revolución científica?
R- La Edad Media ciertamente proporcionó un marco institucional en la forma de las grandes universidades.
Copérnico fue educado en universidades de Italia; Galileo enseñó en Padua y luego fue profesor en Pisa, aunque no enseñó; Newton siempre estuvo asociado con la Universidad de Cambridge.
Estas universidades surgieron de las escuelas religiosas que habían iniciado una especie de revolución intelectual en el siglo XI en Europa.
Mantuvieron viva la idea de un universo racional gobernado por la ley y, en particular cuando las enseñanzas de Aristóteles se fijaron firmemente en el currículo académico, la idea de un mundo racional y comprensible se hizo dominante en el pensamiento europeo.
Pero no era un mundo científico. Nadie en la Edad Media logró acercarse a nuestra concepción moderna de la ciencia, y avanzaron muy poco hacia el conocimiento científico real.
Hubo argumentos sobre el posible movimiento de la Tierra, pero al final no llevaron a nada parecido a la teoría copernicana.
La Edad Media no fue un desierto intelectual, pero tampoco fue un período que se asemejara ni a la era helenística, que fue anterior, ni a la revolución científica que vino después.
P- ¿Cuál fue la contribución de los pensadores islámicos durante este período?
R- Después de la decadencia del imperio romano en el oeste, la ciencia se volvió, diría, ineficaz y en gran parte ausente en la mitad griega del imperio romano.
No encuentras ningún trabajo científico -al menos no conozco ninguno- durante aproximadamente 1.000 años del imperio bizantino.
Durante ese período la ciencia se mantuvo viva en el mundo del Islam, primero en la forma de traducciones de los grandes logros de los griegos, y además con trabajo original que se basó en y mejoró lo que habían hecho los griegos helenísticos y romanos.
Algunos de esos trabajos fueron muy impresionante: por ejemplo el de Al-Haytham en óptica, que por primera vez entendió por qué la luz se curva cuando pasa, por ejemplo, del aire al agua.
Sin embargo, aunque la ciencia islámica continuó de una forma u otra por unos siglos más, su edad de oro ya había concluido en el 1100. Si piensas en los grandes nombres de la ciencia islámica, todos vivieron antes de esa fecha.
Entender por qué ocurrió esto es un tema extremadamente interesante. Puede tener algo que ver con la aparición de una versión más feroz del Islam: por ejemplo, España fue tomada por personas del norte de África que formaron el califato almohade, que fue extremadamente represivo.
Hubo episodios en los que las autoridades islámicas quemaron libros de técnicas científicas o médicas, y el filósofo y teólogo del siglo XI Al-Ghazali argumentó explícitamente en contra de la ciencia, porque la veía como una distracción del Islam.
Entonces, ¿se había agotado la ciencia islámica o fue suprimida por cambios en el Islam?
No sé la respuesta, pero es una pregunta similar a la de la ciencia griega. ¿Simplemente se agotó en torno al 400 o 500 DC, o fue suprimida por la adopción del cristianismo?
Creo que hay buenos argumentos de ambos lados de ese debate.
P- ¿Hay algún personaje en la historia de la ciencia que seaespecialmente destacado para ti?
R- Si entiendo la pregunta en el sentido de con quién me gustaría tomarme una cerveza, Christiaan Huygens es un contendiente fuerte.
Era un político neerlandés del siglo XVII que hizo una gran variedad de cosas: descubrió los anillos de Saturno y la fórmula de la fuerza centrífuga, inventó el reloj de péndulo… ¡podría seguir!
Pero lo que más me llamó la atención es que comprendió muy explícitamente la relación entre la ciencia y las matemáticas, algo que siempre había resultado confuso.
Antes de él -y quizás otros de su época- muchos consideraban que la ciencia era una rama de las matemáticas y que sus verdades podían determinarse mediante un razonamiento puramente matemático.
Esto se remonta a Platón, que pensaba que no era necesario mirar el cielo para hacer astronomía, que la razón pura era todo lo que necesitabas.
Huygens dijo específicamente que solo podemos hacer nuestras suposiciones para ver si están de acuerdo con la observación, y si no lo están, las abandonaremos. Esta actitud es una que no se encontraba antes.
También creo que me hubiera gustado Ptolomeo: expresó su alegría por la astronomía de una manera que era encantadora.
Escribió que cuando estudiaba los movimientos de los planetas, sentía que sus pies abandonaban el suelo y él se paraba con los dioses bebiendo néctar.
P- ¿Hay alguna idea falsa sobre la ciencia y su historia que le gustaría que este libro cambiara?
R- Una idea falsa que nos ha sido impuesta por una generación de filósofos de la ciencia es la idea del físico y filósofo Thomas Kuhn, del siglo XX, de que la ciencia experimenta cambios discontinuos, por lo que es imposible entender la ciencia de una época anterior.
Creo que eso está mal. Creo que, aunque puedes maravillarte con la importancia de cada gran cambio en la física, ves las raíces de ese cambio en lo que sucedió antes, y no te olvidas de ello.
De hecho, ves la nueva teoría como una mejora de la vieja teoría, no como un abandono de ella.
Construimos sobre el pasado, y creo que esa es una de las razones por las que la historia de la ciencia es diferente de la historia del arte o incluso de la historia política.
No podemos decir que los impresionistas tuvieron razón al abandonar el realismo fotográfico del período romántico, o que la conquista normanda fuera algo "bueno".
Ese tipo de juicio es tonto. En cambio, ciertamente podemos decir que Newton estaba en lo correcto y Descartes estaba equivocado acerca de lo que hace que los planetas giren alrededor del Sol: hay un sentido claro de descubrir lo que está bien y lo que está mal.
Ese es otro punto importante: la ciencia no es solo una expresión de un entorno cultural, como han argumentado algunos historiadores y sociólogos de la ciencia.
Es el descubrimiento de verdades que están allí para ser descubiertas y puede impedir que cometamos los mismos errores del pasado.
Como fui lo suficientemente grosero para decir una vez: el estudio de la historia de la ciencia es el mejor antídoto contra la filosofía de la ciencia.
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