Chile se convirtió el pasado mes de agosto en el primer país de Sudamérica en prohibir por ley la entrega gratuita e indiscriminada de bolsas plásticas en los supermercados.
"Están en todas partes y están invadiendo nuestro océano, nuestro campos", le explicó a la BBC Guillermo González, jefe de la Oficina de Economía Circular del gobierno de Chile encargada del reciclaje en el país.
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Y se refiere en especial a los 3,4 millones de bolsas de nailon que se usan en el país cada año y que después necesitan hasta 400 años para degradarse.
"Es un problema visible y que genera bastante preocupación", agregó González.
Con la entrada en vigor de la ley que prohíbe la entrega ilimitada de bolsas gratuitas, que replica en parte las regulaciones vigentes en algunos países europeos, las personas deben llevar su propia bolsa cuando van al supermercado o una tienda local.
O, si no, comprar una bolsa reutilizable.
Tras la promulgación de la ley, los grandes almacenes tienen un período de seis meses en el que se les permite entregar dos bolsas plásticas por compra. Aquellos comercios que superen este límite serán multados con cerca de US$400 por bolsa.
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Desde febrero de 2019, las grandes tiendas ya no podrán entregar ninguna. Los pequeños comercios tendrán de plazo hasta agosto de 2020 para implementar la medida.
Sin embargo, muchos locales chilenos ya han adoptado los cambios sin esperar los plazos otorgados en la ley.
Entusiasmo que decae
Pero a pesar del entusiasmo inicial, parece que el apoyo ha comenzado a decaer.
El tener que pagar por las bolsas no ha hecho que Vanessa Cornejo, quien vive en Santiago, cambie sus hábitos de consumo.
"Aunque tengo más de 20 bolsas reutilizables en casa, solo me he acordado de traerlas dos veces en los últimos cuatro meses", le dijo a la BBC.
Según Cornejo, las tiendas necesitan hacer algo más que utilizar bolsas de plástico reutilizables.
"Deberían ofrecer diferentes opciones, como bolsas hechas de papel o de materiales reciclados, más que hacer que la gente tenga que comprar una bolsa de plástico reutilizable", explicó.
La presidenta de la Asociación de Industrias de Plástico de Chile, Magdalena Balcells, indicó que la ley falla en ofrecer a los compradores un incentivo para que opten por una opción más ecológica.
"¿Va a haber menos bolsas plásticas en los supermercados? Sí. Pero, ¿la gente va a dejar de utilizar las bolsas plásticas? Claro que no, porque no hay una ley que te dirija en esa dirección", dijo.
¿Más basura?
Las tiendas cobran cerca de US$1 por cada bolsa de plástico reutilizable.
Para muchos chilenos como Sandra Rojas, una empleada doméstica con recursos limitados, el precio es exagerado. Eso significa que, a diferencia de Vanessa Cornejo, ella no puede permitirse olvidarse de sus propias bolsas cuando va de compras.
"Aquí en Chile tienes a la gente rica, la gente de clase media y los pobres. ¿Qué vamos a hacer los pobres?", preguntó Rojas.
"Yo a veces compro menos cosas porque así evito pagar por las bolsas", dijo.
Pero a esto se suma otra consecuencia de la ley: como casi el 94% de los chilenos, Rojas utilizaba las bolsas plásticas que recibía gratis en el supermercado como bolsa para la basura.
Y ahora, tiene que comprarlas para tirar sus desechos.
"Ese gasto no lo tenía antes. Ahora tenemos que gastar en bolsas reutilizables y en bolsas para la basura. Financieramente, eso no es bueno. Y además, sigue siendo plástico", concluyó.
Eso también ha hecho crecer la preocupación de que la gente que no pueda pagar por las bolsas de basura termine tirando sus residuos en la calle, lo que generaría más contaminación en vez de ayudar a controlarla.
¿Cambio de vida?
La medida ha sido vista con buenos ojos por los grupos de protección ambiental, aunque insisten en que solo se trata de un primer paso.
"El plástico está tocando nuestras puertas, está en todas partes", le dijo a la BBC Matías Asún, director de Greenpeace en Chile.
"Es importante para nosotros entender que, si queremos tener un verdadero efecto, tenemos que reducir la venta de plástico en todas partes, como por ejemplo en los envases de comida. De otro modo, esta prohibición va a ser irrelevante", agregó.
El gobierno está de acuerdo en que se necesita hacer mucho más para que Chile sea considerado un país "ecologista", pero Guillermo González asegura que la prohibición es un paso en la dirección correcta.
"Cada vez que la gente va a la tienda se le recuerda que esta no es una campaña que dura un par de semanas y de la que nunca más se enterará", dice.
"Esto realmente toca tu vida y es realmente poderoso en términos de cambiar los hábitos de los ciudadanos, sus actitudes con respecto al plástico y el desafío del reciclaje que tenemos como país", concluyó.
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