¿Te has preguntado alguna vez por qué tienes pelos en las piernas pero no en la planta de los pies?
¿O por qué nos sale abundante cabello en la cabeza, pero ni un solo vello en las palmas de las manos?
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La pregunta ha sido por años una asignatura pendiente para médicos, investigadores y otros estudiosos de la compleja maquinaria del cuerpo humano.
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Por décadas, la ciencia se limitó a considerar que se trataba de un rasgo evolutivo de algunos animales, pero la explicación fisiológica de cómo se produce fue hasta hace poco una interrogante.
Científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania investigaron por años este "misterio" y ahora aseguran haber dado con una respuesta.
El estudio, publicado en la revista la revista Cell Reports, indica que "la culpable" de que no nos salga pelo en determinadas zonas de nuestro cuerpo es un tipo especial de molécula, para más seña, una proteína.
De acuerdo con los investigadores, se trata de la Dickkopf 2 (DKK2), que bloquea las llamadas "vías de señalización WNT", unos canales celulares que, entre otras cosas, se encargan de desencadenar el crecimiento piloso.
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"En este estudio, mostramos que la piel en regiones sin pelo produce naturalmente un inhibidor que impide que las WNT hagan su trabajo", indicó a la revista Newsweek Sarah E. Millar, una de las autoras de la investigación.
"Sabemos que la señalización WNT es fundamental para el desarrollo de los folículos pilosos; bloquearla causa una piel sin pelo y activarla provoca la formación de más cabello", indicó.
Pero ¿por qué algunos animales tienen pelo en casi todo su cuerpo y otros no?
Cosas de la evolución
El estudio sugiere que se trata, como desde hace años se intuía, de una adaptación evolutiva.
La investigación considera que ciertos animales evolucionaron para producir DKK2 en ciertas partes de sus cuerpos para ayudarlos a sobrevivir mejor a sus entornos.
Así, por ejemplo, una mano sin pelos serviría más para sostener instrumentos o para otras tareas, mientras la ausencia de vellosidad en la planta de los pies ayudaría a caminar mejor.
En climas fríos, en cambio, sería mejor si están recubiertas, como pasa en el caso de los osos polares.
Para llegar a estas conclusiones, el equipo analizó la piel de las patas de un ratón (que, al igual que los humanos, no tiene pelos en sus plantas) y lo comparó con la de otros animales que sí tienen, como los conejos.
Al comparar los niveles de DKK2 entre las dos especies, encontraron que la cantidad de la proteína era notablemente menor en la piel de los animales que tienen vellos en la planta de sus patas.
Mientras, el nivel de la molécula era mucho mayor en las zonas donde no crece el pelo que en las zonas más peludas.
El estudio indica que no se trata de que en esas zonas no existan vías de señalización WNT, generadoras de vellos, sino que la proteína las bloquea.
Ahora, los investigadores esperan que el hallazgo pueda ser utilizado para nuevas investigaciones sobre el crecimiento del cabello, para tratar algunas enfermedades o para futuros tratamientos a personas que han sufrido quemaduras graves o accidentes.
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