Es tan parecida al Sol que los científicos aseguran que no solamente es su hermana, sino su gemela.
Un equipo internacional de astrónomos detectó una estrella que parece un calco de la nuestra.
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Tiene su misma temperatura y luminosidad, una composición química muy parecida y casi la misma edad, unos 4.500 millones de años.
La estrella gemela, llamada HD 186302, se encuentra a 184 años luz y permitirá a los científicos investigar el lugar del nacimiento del sol, que sigue siendo un misterio.
"Como no hay mucha información sobre el pasado del sol, estudiar estas estrellas hermanas puede ayudarnos a comprender en qué lugar de la galaxia y en qué condiciones se formó el sol", señaló en un comunicado Vardan Adibekyan, astrónomo del Instituto de Astrofísica y Ciencias del Espacio de Portugal, quien lideró la investigación.
Cunas de estrellas
Los astrónomos buscan desde hace mucho tiempo hermanas del sol, es decir, estrellas que se formaron en la misma nube de gas y polvo que la nuestra.
Hasta el momento se han identificado muy pocas candidatas a ser hermanas solares.
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Se sabe que miles de estrellas se formaron en esas cunas o semilleros estelares, pero con el paso del tiempo se dispersaron en la Vía Láctea por lo que es muy difícil hallarlas.
Adibekyan y sus colegas utilizaron un método sofisticado en su investigación.
"Con la colaboración de Patrick de Laverny y Alejandra Recio Blanco, del Observatorio de la Costa Azul, obtuvimos una muestra de 230.000 espectros del proyecto AMBRE (una iniciativa creada por el Observatorio Europeo Austral y el Observatorio de Costa Azul)".
Los científicos usaron además esos datos espectrales en una muestra muy amplia de estrellas obtenida gracias al satélite europeo Gaia.
"Tierra 2.0"
Una de las grandes preguntas que los astrónomos buscarán responder es si algún planeta en torno a HD 186302 podría albergar vida.
"Algunos cálculos teóricos muestran que existe una probabilidad no despreciable de que la vida se haya podido extender desde la Tierra a otros planetas o sistemas exoplanetarios durante el período del último bombardeo intenso", afirmó Adibekyan.
El bombardeo intenso fue un período hace unos 4.000 millones de años en que los cuerpos del Sistema Solar fueron impactados por grandes asteroides.
La posibilidad de detectar señales de vida en un exoplaneta de la gemela solar entusiasma a Adibekyan.
"Si tenemos suerte y nuestra hermana solar tiene un planeta y el planeta es de tipo rocoso, está en la zona habitable, y finalmente, si ese planeta fue contaminado por las semillas de vida de la Tierra, entonces tenemos lo que uno podría soñar: una Tierra 2.0, orbitando un Sol 2.0".
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