Corea del Sur guardó silencio este jueves.
Desde muy temprano en la mañana, más de medio millón de estudiantes realizaron el examen para el que se han estado preparando toda su vida.
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El temido Suneung, el examen de acceso a la universidad, es un maratón de ocho horas de pruebas consecutivas que no solo determina si los estudiantes accederán o no a la educación superior, sino que puede afectar sus perspectivas laborales, sus ingresos, dónde vivirán e incluso futuras relaciones.
Este año es la primera vez que Ko Eun-suh, de 18 años, se presenta.
"Para nosotros, el Suneung es muy relevante para nuestro futuro. En Corea, ir a la universidad es muy importante. Por eso pasamos 12 años preparándonos para este día. Conozco a personas que han realizado este examen hasta cinco veces".
Cada año, en noviembre, el Suneung paraliza a todo el país.
El silencio domina la capital, Seúl, en parte gracias a que las tiendas permanecen cerradas, los bancos tampoco abren e incluso el mercado de valores inicia su sesión más tarde. La mayoría de las obras de construcción se detienen, los aviones se quedan en tierra y cesa el entrenamiento militar.
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Ocasionalmente, sirenas distantes rompen la quietud: las motos de la policía corren para trasladar a los estudiantes que llegan tarde al examen.
Muchos padres nerviosos pasan el día en el templo budista local o en su iglesia cristiana, aferrándose a las fotos de sus hijos: las oraciones a veces se programan para coincidir con el calendario de exámenes.
Lee Jin-yeong, de 20 años, realizó el Suneung dos veces antes de ingresar a la universidad.
"Durante aproximadamente una semana antes del examen me levantaba a las 6:00 am para que mi cerebro estuviera en su mejor momento. Me repetía a mí misma: ’Has estudiado mucho, ahora solo necesitas demostrarlo’", explica.
El año pasado recuerda haber llegado a la puerta de la escuela alrededor de las 7:30. Una multitud de estudiantes de primer año estaba cantando y repartiendo pegajosos caramelos conocidos como "yeot" que atraen la buena suerte.
Pero una vez dentro, el ánimo se transformó en solemne silencio.
En la entrada de la sala de examen, los inspectores confiscan con sus detectores de metales todas las posibles distracciones: relojes digitales, teléfonos, bolsas y libros.
"Todos estaban muy tranquilos", dice Jin-yeong. "Incluso a los maestros se les dijo que usaran zapatillas de deporte para que no hicieran ningún ruido al caminar que pudiera distraer a los estudiantes".
La elaboración de las preguntas que forman parte del examen en sí está envuelta en un misterio.
Cada septiembre, alrededor de 500 maestros de todo Corea del Sur son seleccionados y conducidos a un lugar secreto en la provincia montañosa de Gangwon. Durante un mes, sus teléfonos quedan confiscados y todo contacto con el mundo exterior está prohibido.
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Jin-yeong admite que estaba muy nerviosa el año pasado.
"La prueba fue muy difícil. Al final del examen de lengua estaba tan conmocionada que ni siquiera pude terminar de leer la última pregunta".
Mientras habla sostiene una vieja tarjeta de asistencia al examen. La parte posterior está cubierta de garabatos. Son sus respuestas del año anterior.
Oficialmente, la puntuación individual de cada estudiante se publica en un sitio web nacional un mes después del examen.
Pero hay webs que publican las respuestas casi inmediatamente después del examen. Permiten a los estudiantes comparar su puntaje total con el mínimo requerido para ingresar a la universidad de su elección.
Así es como Jin-yeong descubrió que había fracasado.
"Cuando descubrí que mi puntaje era menor de lo que necesitaba, se me rompió el corazón. Sentí que quería fundirme en el suelo y desaparecer".
Al año siguiente, Jin-yeong se enfrentó al Suneung por segunda vez y, para su alivio, obtuvo la puntuación necesaria para ingresar a la universidad.
Pero, ¿por qué un nivel tan extremo de estrés rodea el proceso de solicitud de la universidad?
Corea del Sur tiene una de las poblaciones más educadas del planeta. Un tercio de las personas sin empleo tienen un título universitario.
Con el desempleo juvenil en su tasa más alta en casi una década, nunca ha sido tan difícil ingresar a una buena universidad.
Pero muchos jóvenes no solo apuntan a una buena universidad, sino a Sky, el nombre colectivo de las tres universidades más prestigiosas del país, Seúl, Corea y Yonsei. Se las ve como las Harvard y Yale, o Oxford y Cambridge, de Corea del Sur.
Alrededor del 70% de los egresados de la escuela secundaria irán a la universidad, pero menos del 2% alcanzará los exigentes requisitos de una institución Sky.
El prestigio de asistir a Sky es también una de las mejores formas de entrar a trabajar en uno de los conglomerados familiares más influyentes. La economía de la nación está vinculada a estas pocas pero enormes y extensas dinastías que incluyen a LG, Hyundai, SK, Lotte y la más grande de todas: Samsung.
El profesor Lee Do-hoon explica que graduarse de una buena universidad en Corea del Sur no garantiza a los jóvenes un buen trabajo o un salario seguro. El nivel de competencia entre los solicitantes es realmente difícil.
"Lo que escucho de mis estudiantes es que incluso si te gradúas de una de las universidades más prestigiosas, cada vez es más difícil conseguir un trabajo. Aún así es más fácil para ellos que para los estudiantes de universidades de nivel inferior".
"Por supuesto, si no haces el examen y no vas a la universidad, es casi imposible conseguir un buen trabajo".
Con gran parte de su futuro dictado por el resultado de este único examen, la preparación comienza temprano y para ello, los estudiantes suelen acudir a los hagwons, clases de revisión dirigidas por tutores privados, tanto en persona como on line.
Hay más de 100.000 hagwons en Corea, y más del 80% de todos los niños coreanos, tanto de primaria como secundaria, asisten a este tipo de escuelas. Es una industria de 20.000 millones de dólares.
Algunos de los maestros más famosos del país ganan millones cada año.
Eun-suh va a un hagwon seis veces por semana para recibir clases extra de matemáticas y de inglés. Durante el fin de semana estudia normalmente en un dokseosil, o sala de revisión.
"Los dokseosils suelen ser oscuros. Están diseñados para hacerte estudiar solo, por lo que cada cubículo está rodeado de cortinas largas. Entras, enciendes la lámpara y estudias", explica.
Antes, el Suneung era visto como una fuente de movilidad social, una forma para que los estudiantes más pobres accedan a una educación universitaria.
Sin embargo, la presión sobre los padres para desembolsar miles de dólares mensuales en clases privadas está dejando atrás a las familias menos pudientes.
Expertos como el profesor Lee creen que estos crecientes costos son también una de las razones principales por las que la tasa de natalidad de Corea del Sur es la más baja del mundo.
"Este alto costo de preparar a los niños para ir a la universidad es una de las razones principales por las que estamos experimentando bajos índices de fertilidad. Se trata de calidad sobre cantidad. Los padres prefieren invertir más en una pequeña cantidad de niños".
Varios gobiernos han intentado frenar la industria de los hagwon, tanto por los bolsillos de los padres como por la preocupación por el bienestar de los estudiantes.
Hoy, por ley, estas escuelas en Seúl deben cerrar a más tardar a las 22:00, no pueden enseñar ningún material antes que las escuelas oficiales y las tarifas se han limitado.
El Dr. Kim Tae-hyung, un psicólogo que trabaja en Seúl, dice: "Los niños coreanos se ven obligados a estudiar mucho y competir con sus amigos. Están creciendo solos, dedicados a estudiar por sí mismos. Este tipo de aislamiento puede causar depresión y ser un factor importante en el suicidio".
A nivel mundial, el suicidio es la segunda causa de muerte entre los jóvenes, pero en Corea del Sur es la causa de muerte número uno para los jóvenes de entre 10 y 30 años.
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El país también tiene los niveles más altos de estrés entre los jóvenes de 11 a 15 años en comparación con cualquier otro país industrializado del mundo, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Sin embargo, muchos expertos destacan que las presiones educativas no son la única causa. El rápido crecimiento de las ciudades, así como la disminución de las estructuras familiares tradicionales, también han contribuido al aumento de la sensación de aislamiento, depresión y suicidio.
Durante más de una década, el gobierno ha intentado hacer frente a la mala salud mental del país invirtiendo en campañas publicitarias, abriendo líneas telefónicas nacionales y aumentando las camas de hospital en salas psiquiátricas.
Pero a diferencia de casi todos los demás países de la OCDE, en los últimos 10 años, la tasa de suicidios en Corea ha seguido aumentando.
El gobierno también ha intentado revisar Suneung permitiendo que los estudiantes obtengan puntos de ingreso a la universidad de otras maneras, como ser mentor o ser voluntario. Pero para Eun-suh, esto solo ha hecho que el proceso sea más estresante.
"Ahora hay otras formas de acumular puntos extra, pero en la práctica esto hace que sea aún más confuso, porque ahora hay más cosas de las que preocuparnos. Necesitamos lograrlo todo, incluidas las actividades extracurriculares, el voluntariado, la tutoría, y otros exámenes escolares".
Para el fin de semana, Eun-suh sabrá si ha logrado su sueño de ingresar a una universidad Sky.
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"Cada vez que obtengo los resultados de las pruebas, me deprimo. Me pregunto: ’¿puedo ir a la universidad que quiero?’. Es posible que esté contenta con mi clasificación en comparación con el resto de mi escuela, pero cuando lo comparo con el resto del país, me asusto".
Sin embargo, Jin-yeong, que ya estudia en la universidad, puede mirar hacia atrás con confianza.
"Cuando veo a los extranjeros en YouTube tratando de resolver las preguntas de Suneung, les resulta muy difícil. Desde el exterior, sé que parece difícil, pero no es tan aterrador como podrías pensar", dice ella. "En lugar de compadecernos, desearía que los extranjeros pensaran lo asombrosos que somos".
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