Al fin hubo un ganador para el premio mayor de US$1.537 millones en la lotería del Mega Millions en Estados Unidos. Pero esta investigación sugiere que el ganador aún no identificado puede no ser tan afortunado como parece.
El premio mayor alcanzó esa gran suma después de que nadie resultara ganador en los 25 sorteos realizados desde finales de julio. Eso lo convierte en el segundo premio de lotería más grande que el mundo haya visto.
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El récord fue en 2016, cuando la lotería rival, el Powerball, alcanzó los US$1.600 millones. El Mega Millions fue estimado en un momento en US$1.600 millones, pero se redujo después de que se contabilizaron los boletos.
Las probabilidades de ganar son muy pequeñas, o cerca de 1 en 303 millones.Hay 400 veces más probabilidades de ser alcanzado por un rayo.
Si cada adulto en Estados Unidos comprara un boleto, cada uno con un número diferente, todavía habría una buena posibilidad, alrededor del 7%, de que no aparezca un ganador en un sorteo dado y que el premio crezca aún más.
Pero cuando alguien gana y reclama el premio, surge una pregunta más interesante: ¿qué sucede con todo ese dinero y el "afortunado" dueño del boleto? Como lo demuestran mis investigaciones, y las de otros, a menudo no es lo que se esperaría.
Menos de lo que parece
Lo primero que hay que tener en cuenta es que, si bien el premio mayor es increíblemente grande, el pago real será mucho menor.
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Si alguien lo reclama, el ganador no recibirá US$1.537 millones en un cheque al día siguiente. Como un único ganador, él o ella puede elegir un solo pago de US$878 millones o recibir pagos anuales durante 30 años, que aumentan de manera progresiva, hasta completar US$1.537 millones.
Después de eso, el recaudador de impuestos se queda con un gran bocado. Si el ganador proviene de un estado sin un impuesto de lotería, como Florida o Texas, y elige una suma global, el gobierno federal tomará cerca de US$211 millones, dejándole $667 millones.
El boleto ganador fue comprado en Carolina del Sur, que cobrará un 7% en impuestos, dejándole al afortunado jugador cerca de US$606 millones.
Ese premio gordo comienza a parecer mucho más pequeño, aunque sigue siendo una buena cantidad.
El destino de las ganancias inesperadas
La sabiduría popular dice que ganar la lotería cambiará tu vida. Si bien es probable que eso siempre sea cierto, las investigaciones sugieren que no siempre es de la forma en que uno podría esperar.
Los economistas Guido Imbens, Bruce Sacerdote y el estadista Donald Rubin mostraron en un documento de 2001 que las personas tienden a gastar las ganancias inesperadas. Al ver a los afortunados cerca de diez años después de haber ganado la lotería, se demostró que ahorraron solo 16 centavos de dólar por cada dólar ganado.
En mi investigación, encontré que la persona promedio de 20, 30 y 40 años que recibe una herencia o una gran aportación financiera, pierde rápidamente la mitad del dinero, al gastarlo o al hacer inversiones deficientes.
Otros estudios han encontrado que ganar la lotería en general no ayudó a las personas con dificultades financieras a escapar de sus problemas y, en cambio, solo postergó la inevitable bancarrota. Un estudio encontró que un tercio de los ganadores de la lotería van a la quiebra.
No es fácil derrochar
¿Cómo puede un ganador de la lotería derrochar cientos de millones de dólares de manera tan rápida?
La investigación demográfica sobre las características de los jugadores de lotería muestra que los más interesados en comprar boletos son personas entre los 30 y 39 años de edad y, en realidad, disminuyen a medida que envejecen. Un estadounidense promedio vive hasta los 79 años.
Eso significa que, suponiendo que la ganadora tiene alrededor de 30 años, cuenta con cerca de 45 años para gastar la suma total después de los impuestos de, digamos, US$900 millones. Quiere decir que tendría que gastar un poco menos de US$20 millones al año o cerca de US$55.000 por día para gastarlo todo, incluso más cuando se toman en cuenta los intereses acumulados mientras el dinero está en el banco.
Además, derrochar todo de verdad significa que el ganador no tiene activos. Si usa el dinero para comprar mansiones, pinturas de Banksy, ferraris y aston martins, su patrimonio neto no cambiaría y podría retirarse con su riqueza intacta, suponiendo que esas inversiones mantienen o aumentan su valor.
Derrochar todo el dinero, yendo a la quiebra y teniendo bajas tasas de ahorro, significa entonces que el ganador no tiene nada que mostrar tras el gasto, aparte de los buenos momentos que vivió.
De la riqueza a los harapos
Eso es lo que hizo un hombre llamado Huntington Hartford.
Hartford, que vivió entre 1911 y 2008, fue el heredero de la fortuna de Great Atlantic & Pacific Tea Company, una compañía que comenzó justo antes de la Guerra Civil y es más conocida como la cadena de supermercados A&P, la primera tienda de alimentos de costa a costa de EE. UU.
Desde la Primera Guerra Mundial hasta la década de 1960, A&P fue lo que Walmart es hoy para los estadounidenses.
Hartford heredó cerca de US$90 millones cuando tenía 12 años. Al ajustar esa cifra a la inflación significa que recibió más de US$1.300 millones, después de impuestos. Sin embargo, Huntington se declaró en bancarrota en Nueva York en 1992, cerca de 70 años después de haber recibido una de las fortunas más grandes del mundo.
Hartford tenía el toque inverso de Midas. Perdió millones comprando bienes raíces, creando un museo de arte y patrocinando teatros y espectáculos. Combinó habilidades empresariales deficientes con un estilo de vida excepcionalmente lujoso. Después de declararse en bancarrota, vivió como un recluso con una hija en las Bahamas, hasta que murió.
Las probabilidades pueden estar siempre a tu favor
La historia de la vida de Hartford, junto con la investigación académica, muestra que tener una ganancia inesperada de efectivo no siempre tiene un final feliz. Despilfarrar ese dinero es más fácil de lo que parece.
Si jugaste y no ganaste, te deseo mucha suerte la próxima vez. Si jugaste y ganaste, te deseo aún más suerte.
Sin embargo, una lección clave, ya sea que juegues o no, es que cuando obtengas una ganancia inesperada o ganes la lotería, planifiques con anticipación y resiste a la tentación humana de gastar todo el dinero.
Este artículo apareció originalmente en The Conversation y se volvió a publicar bajo una licencia de Creative Commons.
Puede leer la historia completa aquí.
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