El ascenso y la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil sacó a la luz un pensamiento conservador que se venía fomentando en el país en ambientes privados y ahora encontró a un portavoz en la figura del candidato del Partido Social Liberal (PSL).
Eso opina el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Oxford (Inglaterra), Timothy J. Power, especialista en Brasil y director de la Escuela de Estudios Globales y de Área en la prestigiosa universidad británica.
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Según Power, los cambios en cuestiones de costumbres y derechos sociales de los últimos años, como el matrimonio homosexual y la introducción de cuotas raciales en las universidades, tuvieron un "efecto colateral": la reacción de sectores de derecha que antes no manifestaban abiertamente sus pensamientos.
"Muchas personas se opusieron a estos cambios progresistas pero no tenían una voz para decirlo. Bolsonaro articuló políticamente lo que esas personas pensaban en silencio", dijo el investigador en una entrevista con BBC News Brasil.
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Power lleva más de 30 años estudiando Brasil y es autor de decenas de libros y artículos sobre el sistema político brasileño, entre ellos "Brasil democrático dividido" y "La derecha política en el Brasil postautoritario".
En 2016 el profesor de Oxford ya vaticinaba que Bolsonaro era un candidato competitivo y con posibilidades de victoria, en contraste con buena parte de los analistas políticos que, incluso a pocos meses de los comicios, preveían una "deshidratación" de la candidatura.
Él basaba su opinión en lo que veía como un crecimiento de una ola de derecha y una revuelta contra la "política tradicional" en Brasil, impulsada por los escándalos de corrupción investigados por la Operación Lava Jato.
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Power afirma que el Partido de los Trabajadores (PT) contribuyó a la elección del capitán del ejército retirado y declara que el PT tendrá que reformularse si quiere tener relevancia nacional.
Estos son los principales extractos de la entrevista:
Bolsonaro nombró al juez que encabezó la investigación sobre la operación "Lava Jato", Sérgio Moro, como ministro de Justicia y este aceptó. ¿Qué consecuencias tendrá para esa investigación?
Creo que después de cuatro años de avances en la investigación Lava Jato, al aceptar ese cargo en el Ministerio de Justicia el juez pone en riesgo parte de la legitimidad de esas investigaciones.
Por eso, me sorprende que haya aceptado tan rápidamente esa invitación. El PT vive diciendo, desde 2010, que la Justicia es parcial, que las investigaciones de Lava Jato tenían por objetivo acabar con las posibilidades electorales del partido en 2018.
Había un obstáculo grande a la elección de Bolsonaro que era la figura del expresidente Lula. Fue arrestado y el obstáculo fue eliminado por acción directa del juez Moro. Y Bolsonaro venció.
[El candidato del PT] Haddad perdió la elección por 10 puntos pero con Lula hubiera sido más competitivo. Ahora, pocos días después de las elecciones, Moro acepta la invitación para ser superministro de Justicia.
Esto refuerza la narrativa del PT de victimización en Lava Jato. Por eso pone en riesgo la legitimidad de las investigaciones y perjudica a los jueces y fiscales que van a continuar con los casos.
¿Qué mensaje quiere transmitir Bolsonaro con la elección de Moro?
Bolsonaro es un político. Él dice que no lo es, pero cualquier político quiere llevar al gabinete a los nombres con más aprobación entre la población. Pocas personalidades gozan de mucha popularidad y es innegable que Moro es uno de los nombres más conocidos del Poder Judicial.
Es natural que se haga esa oferta. Lo que me sorprende no es la invitación, sino la decisión de Moro de aceptar.
Bolsonaro ganó la elección porque existían dos tendencias en el electorado. En primer lugar, un rechazo a todo lo que estaba ahí, al establishment, a la clase política en general. Él se presentaba como alguien de afuera.
Pero la segunda tendencia era el antipetismo: el rechazo al partido y la figura del expresidente Lula. Para muchos antipetitistas Moro es un santo, un héroe de esa lucha contra el PT. Entonces, Bolsonaro está, de cierta forma, consolidando ese lazo antipetista.
¿No podría significar el nombramiento de Moro un fortalecimiento de la Policía Federal y del Ministerio Público en las investigaciones de corrupción?
Es una hipótesis. La Policía Federal venía ganando mucha autonomía en los últimos años. No necesitaba un impulso externo. Lo que Bolsonaro está haciendo o promete hacer es juntar varios órganos del gobierno federal, incluido el Consejo de Control de Actividades Financieras, para crear un superministerio de Justicia.
Moro se especializa en la investigación de lavado de dinero. Pero creo que la Policía Federal ya está bien y no tiene esa necesidad (de refuerzo de autonomía). El nombramiento de Moro tiene un valor más simbólico que operativo.
En 2016 usted ya decía que la candidatura de Bolsonaro era competitiva, en una época en la que los otros especialistas no creían que iba a llegar lejos. ¿Por qué?
Los astros tenían que estar bien alineados para que Bolsonaro fuera elegido pero yo creía y todavía creo que Brasil está pasando por una tormenta perfecta: una crisis económica muy prolongada, una crisis política que se ha vuelto más aguda con el impeachment (a Dilma Rousseff), la crisis de la corrupción y la crisis de la seguridad pública.
Todos esos factores llevaron a Brasil a una crisis multidimensional.
Este tipo de crisis favorece el surgimiento de una persona que se presenta como alguien de afuera. Él no es alguien "de afuera" propiamente dicho, es diputado federal desde 1990. Pero en términos de política nacional, del Ejecutivo, él es un "outsider".
Si eras un elector brasileño que quería decirle basta a la clase política, no había mejor opción que Bolsonaro.
Pero una parte del electorado se identifica con las ideas de Bolsonaro.
Sí, otro factor es el rechazo a lo políticamente correcto, a la autocensura, a los avances en políticas sociales y de derechos humanos de los últimos gobiernos. Muchas personas se opusieron a estos cambios progresistas, pero no tenían una voz para decirlo.
Bolsonaro hablaba abiertamente y muchos electores sentían que él articulaba políticamente lo que ellos pensaban silenciosamente.
Es lo mismo que los votantes estadounidenses decían de Trump. Cuando también empecé a escuchar esos comentarios en Brasil percibí que (Bolsonaro) tendría una oportunidad de aprovechar esa insatisfacción.
Brasil tenía lo que los expertos llamaban una derecha avergonzada, una derecha que no se presentaba como tal públicamente, tal vez a causa de la memoria reciente de la dictadura militar. Hoy parece tener una derecha orgullosa. ¿Cómo surgió esa derecha?
Primero, surgió como una reacción a la crisis de seguridad pública. Es la versión brasileña de la mano dura que observamos en Centroamérica, Filipinas y otros países. Esto hace más legítimo el discurso anticrimen.
La nueva derecha cree que son dos los grupos que perjudican a Brasil: los criminales y los defensores de los derechos humanos. Consideran a los defensores de los derechos humanos como defensores de bandidos. Este es un discurso de Bolsonaro desde hace muchos años.
En cierta forma, Bolsonaro innovó ese discurso en Brasil y esos 50 diputados que lo siguieron en la Cámara resonaron con ese discurso. Se hizo más legítimo decir eso.
Lo segundo es la reacción negativa a avances en derechos raciales, de minorías de género y derechos humanos en general. Este rechazo a esos avances se mencionaba en privado pero Bolsonaro abrió el camino para expresarlo abiertamente.
La nueva derecha, que tiene voz en el PSL y en el Partido Nuevo, va a sentir libertad de expresar una nueva identidad. Y el punto de referencia serán los 13 años de gobierno del PT. Estos partidos se presentarán como la mejor manifestación de hostilidad a ese período.
Bolsonaro dio diversos mensajes en sus primeras manifestaciones tras la elección. Mantuvo la crítica fuerte al PT y a parte de la prensa. Por otro lado dijo defender la democracia y las libertades. ¿Qué muestran estas primeras declaraciones sobre cómo será el futuro gobierno?
De todas las candidaturas modernas a la presidencia de Brasil, nunca hubo una persona menos controlada por expertos en márketing que Jair Bolsonaro. El no tercerizó su campaña, como hizo Lula en 2002.
Para entrar en el mainstream de la política brasileña, cambió el tono y los símbolos del PT con mucho éxito.
Sus hijos son sus únicos asesores. Es una política familiar, no tenía mucha orientación e instrucción por parte de expertos en márketing. Él actuaba sobre la base de cómo percibía el clima de la campaña.
Por momentos, retrocedía y elogiaba las instituciones y la Constitución. En otros momentos usaba un tono más agresivo cuando se dirigía al público. Es el mismo tono esquizofrénico del Donald Trump.
Dice algo en un mitin y se retracta al día siguiente. Creo que tendremos que acostumbrarnos a este comportamiento de aquí en adelante.
¿Por lo que se ha visto hasta ahora, hay algún indicio de que Bolsonaro vaya a moderar su tono? ¿O va a mantener su discurso inflamatorio?
Creo que a la población le gustan los políticos más auténticos, entonces alguien que se equivoca bastante y es intuitivo no necesariamente va a dejar de tener aprobación popular.
Él ganó con holgura la elección y será, a mi entender, un presidente popular y bien evaluado en los primeros años.
Lo que la gente admira de Bolsonaro es su estilo, la comunicación directa, la falta de autocensura. Bolsonaro hoy no le debe nada a ningún cacique partidista. ¿Quién es el presidente del PSL? ¿Qué alcalde va a condenar lo que Bolsonaro diga?
Creo que va a mantener el estilo intuitivo. Va a errar por el camino, pero también tenderá a crecer en popularidad con esa autenticidad.
¿Y qué se puede esperar de la relación entre Bolsonaro y el Congreso?
Creo que Bolsonaro va a tercerizar la relación con el Congreso en algunos políticos profesionales que ya está invitando al gabinete. Va a limitarse a hablar directamente con la población.
Creo que va a haber una bifurcación en la aprobación del gobierno y del presidente. La gente comenzará a distinguir entre ambos. Una cosa es el presidente, su persona y su discurso con la nación. Otra cosa es el desempeño del gobierno y la relación con el Congreso.
En su primer mandato, Lula tuvo una aprobación de 10 a 15 puntos porcentuales mayor que la aprobación del gobierno. Veo un camino parecido para Bolsonaro.
¿Para aprobar reformas impopulares va a tener que usar los mecanismos tradicionales de negociación?
No veo alternativa. La clase política puede tolerar esta esquizofrenia durante algunos meses o un año. La luna de miel funciona durante un tiempo, pero puede que (sin estímulos) los líderes del Congreso se nieguen a aprobar reformas radicales, como la reforma de la Seguridad Social.
¿Cuál va a ser el papel del PT ahora, como oposición?
Hay dos caminos. Uno es enfocarse hacia el pasado: en elimpeachment, en lo que ellos llaman golpe y en la prisión de Lula. La llegada de Moro al Ministerio de Justicia confirma para ellos la visión de que la Justicia era parcial y podrían insistir con la teoría conspiratoria.
Sería un mal camino para el partido. Es muy difícil recuperarse de un discurso hacia el pasado.
El otro camino es mirar hacia el futuro. Pasar por un periodo de autocrítica y reflexión para lidiar con el antipetismo en el electorado. Fuera del nordeste el PT casi no existe como fuerza electoral.
Tienen que preguntarse: ¿Vamos a volver a ser un partido nacional o vamos a ser un partido regional basado en el nordeste?.
Cid Gomes y Ciro Gomes(dos políticos brasileños) dicen que fue por culpa del PT que se eligió a Bolsonaro. ¿Tiene sentido esta afirmación?
Durante todo 2018 Bolsonaro estuvo rezando para tener una segunda vuelta con el PT. Lo consiguió y venció. Si hubiera tenido a cualquier otro adversario en la segunda vuelta hubiera sido una elección mucho más competitiva.
Haddad obtuvo el 45% de los votos, fruto del rechazo a Bolsonaro y de la presencia del PT en el nordeste. Pero cualquier otro candidato, especialmente un candidato nordestino, como Ciro Gomes, hubiera tenido mayores posibilidades en la segunda vuelta.
Puedes escuchar toda la entrevista con el profesor Timothy J. Power en portugués aquí.
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