Es un proceso inédito en la historia de México. Y provoca encendidos debates.
El presidente electo Andrés Manuel López Obrador convocó a una consulta nacional para decidir el destino del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).
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Los mexicanos deben elegir, entre el 25 y 28 de octubre, entre dos opciones: que se mantenga la actual construcción de la terminal aérea en el antiguo lago de Texcoco.
O bien, reacondicionar el actual aeropuerto y el que se ubica en Toluca, Estado de México, así como construir dos pistas en la Base Aérea Militar de Santa Lucía.
Es la primera vez que una obra pública de esta magnitud se somete a consulta en México. Y hasta ahora el ejercicio ha provocado una profunda controversia.
Los críticos del proceso, como el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid, dicen que cancelar la construcción tendría consecuencias financieras “irreparables” para el país.
Es falso, responde López Obrador.
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“No hay nada que temer”, asegura. “Voy a hablar con los empresarios para garantizarles que van a seguir bien de sus contratos”.
Más allá de las diferentes opiniones, lo cierto es que la consulta revela dos visiones del mismo país que se mantienen confrontadas desde la reciente elección presidencial.
“Sí hay dos Méxicos en la medida que uno de ellos cree que hay mejores formas de gastar el dinero” que en un costoso aeropuerto, le dice a BBC Mundo Hernán Gómez Bruera, investigador del Instituto Mora.
Otros como el analista Roy Campos, director de la empresa de opinión pública Consulta Mitofsky, creen que la consulta revivió la polarización anterior a la reciente elección presidencial.
“Son dos visiones distintas del mismo país”, explica a BBC Mundo.
La polémica
Desde el anuncio de su construcción, en septiembre de 2014, el NAIM ha sido un proyecto controvertido.
Originalmente el presupuesto de la obra fue de 169.000 millones de pesos, unos US$12.500 millones según la cotización de ese año.
Pero según el equipo del presidente electo el costo del proyecto virtualmente subió hasta 285.000 millones de pesos, unos US$15.000 millones al precio actual.
El incremento se debe a la variación en el tipo de cambio entre el peso y el dólar.
Desde la campaña electoral, López Obrador ofreció cancelar la construcción del NAIM y en su lugar ampliar la Base Aérea Militar de Santa Lucía, a unos 40 kilómetros de Ciudad de México.
Pero ya como presidente electo su propuesta fue cuestionada por empresarios, analistas y funcionarios del gobierno actual.
Por ejemplo, el Grupo Financiero Citibanamex asegura en un análisis que suspender las obras en Texcoco sería “el error de octubre”.
El documento se refiere a la crisis económica de 1995 que en el mundo se conoció como “Efecto Tequila” y que en México se llamó “El error de diciembre” pues el problema empezó en ese mes de 1994.
La crítica central es que cancelar el proyecto puede enviar una imagen negativa a los mercados internacionales. Pero López Obrador descarta tal escenario.
“No va a suceder nada porque, para meter miedo se habla de que va a haber desequilibrios macroeconómicos, problemas en la bolsa, devaluación. Nada de eso”, dijo en un mensaje por redes sociales.
Clasismo
La decisión ante la polémica fue convocar a una consulta y definir de esta manera cuál de las dos opciones es la que impulsará en su gobierno, que inicia el próximo 1 de diciembre.
“Es un asunto de todos, no nada más de los que viajamos en avión”, dijo el presidente electo. “Tiene que ver con el presupuesto que es dinero de todo el pueblo”.
Y luego pidió debatir el tema con toda la información de ambas propuestas.
Pero el ejercicio no termina con la controversia. En redes sociales muchos acusan al presidente electo de oponerse al progreso del país. Organizaciones civiles dicen que los comentarios suelen ser “clasistas”.
Por ejemplo, algunos como el dibujante Francisco Calderón, quien publica en diarios como Reforma, propusieron que se consultara sólo a quienes cuentan con un pasaporte vigente.
“La gente que no lo tiene no viaja, y por lo general tampoco paga impuestos”, publicó en su cuenta de Twitter.
Y otros fueron más allá, como el expresidente Vicente Fox, quien se refirió a la consulta con una ofensiva expresión en Milenio Televisión, donde dijo que “es una pendejada”.
“Es preguntarle a la ignorancia, a quien no vuela, a quien no anda en aviones”, insistió.
“¿Qué quieres que te diga un señor en Tepito, qué quieres que te diga un señor en Oaxaca?”.
Tepito es un barrio marginado en el centro de Ciudad de México y Oaxaca es uno de los estados con más comunidades indígenas del país.
Organizaciones civiles como Artículo 39 Soberanía en Movimiento denunciaron al expresidente ante el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) por promover actitudes clasistas con sus comentarios.
Pueblo bueno, pueblo malo
La polémica en torno a la consulta revive la confrontación que existe en el país desde hace algunos años y que se profundizó en la reciente contienda electoral, coinciden especialistas.
Por un lado, señala Roy Campos, se encuentran quienes pretenden mantener el mismo sistema político y económico del país.
En el otro están quienes culpan a ese modelo de la violencia y marginación, y que en las urnas electorales apoyaron al ahora presidente electo.
“Volvemos a vivir la radicalización de la campaña pero ahora alrededor del aeropuerto”, subraya Campos.
“Es el discurso de los pobres, los desalojados que no quieren que se construya en Texcoco, y que acusan a que quienes lo apoyan de ser ricos y beneficiados”.
Algo que se nota en una de las críticas más frecuentes al ejercicio: que un proyecto técnico como la zona para construir el NAIM no puede ser sometida a consulta.
En eso también hay dos formas de entender el rumbo del país, y que ahora se confrontan dice el investigador Gómez Bruera.
“Hay un México que tiene nostalgia del México autoritario, donde los tecnócratas decidían todo con criterios supuestamente técnicos”, afirma.
“Y un México que quiere tener más participación en todas las decisiones públicas”.
Dos posiciones radicales que, coinciden los analistas, se pueden mantener así durante los próximos seis años que dure el gobierno de López Obrador.
“Es la polarización del pueblo bueno y el pueblo malo”, insiste Roy Campos.
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