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Google y China: en qué consiste el controvertido proyecto "Dragonfly" que la firma diseña para el gigante asiático

El gigante tecnológico ha generado gran controversia en Estados Unidos por un prototipo en el que trabaja: un buscador censurado en China. Se denomina "Dragonfly" y los críticos creen que, de ponerse en funcionamiento, tendría repercusiones globales.

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"Google es para todos".

Hace dos años, el director ejecutivo de Google, Sindhar Pichai, lo dejó claro: la firma quería estar en China "sirviendo a los usuarios chinos". Y ahora empieza a vislumbrarse a qué se refería exactamente.

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Pichai reconoció esta semana que la empresa ha estado trabajando en un prototipo, llamado "Dragonfly"; un buscador diseñado para el país asiático que censura el contenido que requiere el gobierno comunista.

La iniciativa ha provocado un terremoto en Estados Unidos y generado numerosas críticas de políticos, organizaciones de derechos humanos en todo el mundo e incluso empleados de la propia empresa.

El plan de Google para China, un país que censura hasta términos como Winnie the Pooh si considera que amenaza el liderazgo del Partido Comunista, es visto en Occidente como una victoria para la propaganda del régimen y una derrota para la libertad de expresión en el mundo.

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El propio vicepresidente estadounidense, Mike Pence, instó a Google a dejar de trabajar en "Dragonfly", ya que consideró que "reforzaría la censura del Partido Comunista y comprometería la privacidad de los usuarios chinos".

Sin embargo, los ejecutivos de la tecnológica defienden que su programa ayudaría a gran parte de los usuarios a acceder a contenido bueno y fiable… una visión que encuentra apoyo en el país asiático.

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¿Cómo sería?

En agosto de este año, el portal estadounidense The Intercept dio la voz de alarma al desvelar que Google estaba trabajando en un servicio de búsquedas en mandarín, llamado internamente "Dragonfly".

Políticos y otros grupos de defensa de los derechos humanos instaron a la empresa a dar explicaciones, pero esa presión no dio resultados hasta esta semana, cuando Google confirmó públicamente que el proyecto existía.

"Es muy pronto. No sabemos si podríamos o haríamos esto en China, pero creímos importante explorar (esa opción)", aclaró Sundhar Pichai en la conferencia de Wired celebrada en San Francisco el lunes.

El director ejecutivo de Google explicó que la empresa quería ver "cómo sería" si su buscador estuviera en China.

"Así que eso es lo que construimos internamente. Si Google operara en China, ¿cómo sería?", señaló, insistiendo en la idea de que la empresa nunca había salido de Estados Unidos.

Los chinos ya tuvieron acceso a una versión censurada de Google entre 2006 y 2010, pero la empresa decidió cerrar esa operación en el gigante asiático por la censura y tras denunciar al gobierno de hackear sus servidores.

No obstante, sigue presente en el país en otro tipo de áreas.

En una serie de artículos, The Intercept desveló que el prototipo en el que ahora trabajan ha sido ideado para dispositivos Android -que lidera la cuota de mercado en China- y censuraría todo contenido considerado "sensible" por el Partido Comunista.

En la lista negra de Google, figurarían términos como "derechos humanos", "protesta estudiantil" o "premio Nobel" en mandarín, ejemplifica el medio.

Según lo publicado por el portal, las páginas bloqueadas por el gobierno no aparecerían en la primera página de resultados -se desconoce si saldrían en otras páginas- y en su lugar el buscador mostraría a los usuarios el siguiente mensaje: "es posible que algunos resultados hayan sido eliminados debido a requisitos legales".

Entre los censurados, estaría la página de la BBC o Wikipedia.

Además, las búsquedas en la aplicación de Google estarían vinculadas con el número de celular personal del usuario, lo que preocupa especialmente a las organizaciones de derechos humanos.

"Un 99% de las búsquedas"

En la conferencia que ofreció esta semana, el consejero ejecutivo de Google pareció referirse a las críticas al defender que, según sus pruebas internas, "Dragonfly" sería capaz de satisfacer "alrededor del 99% de las búsquedas" de los usuarios del país asiático.

"Hay muchas, muchas áreas en las que podríamos aportar información que es mejor que lo que tienen ahora disponible", aseguró Pichai, haciendo referencia a, por ejemplo, tratamientos para el cáncer.

Su comentario no es baladí: el buscador más popular de China, Baidu, sufrió una de sus mayores crisis públicas en 2016, cuando un joven falleció tras recurrir a uno de los hospitales recomendados por el buscador para curarse del cáncer que padecía.

El tratamiento -experimental y sin resultados confirmados- provocó numerosas críticas de la sociedad contra el buscador por permitir que este tipo de tratamientos sigan apareciendo en los primeros puestos del motor de búsqueda y motivó una investigación de las autoridades.

A ese tipo de situaciones también se refieren las personas que desde China apoyan la llegada del buscador de Google, como Bai Tongdong, profesor de filosofía de la Universidad de Fudan en China y de Derecho en la Universidad de Nueva York.

"Para China, incluso un buscador de Google censurado sería mejor que Baidu", titulaba Bai en un artículo de opinión publicado en el diario hongkonés South China Morning Post esta semana.

Frente a las críticas que ha motivado en Estados Unidos, "la ironía es que la noticia (de que Google trabaja en "Dragonfly") ha sido acogida con agrado por los chinos de a pie", escribió.

"La noticia, por supuesto, no se ha publicado oficialmente, pero el entusiasmo es palpable en las redes sociales", aseguró el catedrático.

Persecución de críticos

Los críticos de la iniciativa consultados por BBC Mundo reconocen que Google podría proporcionar una "mejor experiencia" que Baidu en algunos aspectos, pero consideran que el precio que pagaría la sociedad sería muy alto.

"No hay manera de que Google evite contribuir a las violaciones de derechos humanos", considera William Nee, investigador de Amnistía Internacional especializado en el país asiático.

En declaraciones a BBC Mundo, Nee advierte que China ha intensificado las medidas de control, dándole "derechos ilimitados" a los funcionarios encargados de la seguridad para acceder a los datos de las empresas tecnológicas en el país.

"Eso significa que Google tendría que dar el historial de búsquedas, las ubicaciones, los nombres reales y otro tipo de información de sus usuarios a uno de los gobiernos probablemente más conocidos por silenciar la disidencia y perseguir a los críticos", denuncia.

La directora ejecutiva del PEN Center America, Suzanne Nossel, coincide y va más allá, al asegurar que el caso chino tendría "ramificaciones globales".

"La noción original de internet es un espacio sin fronteras, donde fluyen las ideas, donde el diálogo se estimule… si los chinos consiguen que Google entre en el mercado bajo los términos del gobierno, sería una invitación a otros gobiernos a imponer restricciones a más buscadores sobre la información que puede ser compartida o puede estar disponible…", comenta a BBC Mundo.

En septiembre, Eric Schmidt, ex director ejecutivo de Google, auguraba precisamente la ruptura de esa noción de internet como algo "global".

Según Schmidt, internet posiblemente se dividirá en dos en el futuro: uno liderado por China y otro por Estados Unidos. Está por verse qué modelo cibernético acabará apoyando Google.

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