"Si gano soy estadounidense, no un negro estadounidense", empezó Tommie Smith, al explicar por qué había protagonizado, junto a su compatriota John Carlos, una de las imágenes más impactantes e icónicas en la historia de los Juegos Olímpicos.
"Pero si hago algo malo entonces ellos dirían ’negro’", continuó el velocista. "Somos negros y estamos orgullosos de ser negros", enfatizó.
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Minutos antes de esas palabras Smith y Carlos habían caminadodescalzos con calcetines negros hasta el podio preparado para la ceremonia de premiación de la final de los 200 metros planos en las Olimpiadas de México en 1968, un 16 de octubre de hace 50 años.
Ahí los dos estadounidenses recibieron sus medallas, oro y bronce. Y mientras sonaban las notas del himno nacional de Estados Unidos levantaron un puño cubierto con un guante negro con la mirada fija en el suelo.
En silencio, los dos velocistas protestaban contra la discriminación racial en Estados Unidos.
Y el australiano Peter Norman, medallista de plata, también se unió silenciosamente a la protesta, portando la pegatina del Proyecto Olímpico para los Derechos Humanos, una iniciativa contra el racismo en el deporte.
"La Estados Unidos negra entenderá lo que hicimos esta noche", dijo también Smith, quien esa noche supo que estaba sacrificando su carrera por un bien mucho mayor.
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Su puño derecho representaba el poder negro en Estados Unidos (el Black Power, como quedó inmortalizado el saludo), y el puño izquierdo de Carlos, la unidad de la población negra.
La bufanda negra era el orgullo, y los calcetines negros sin zapatos un símbolo la pobreza de los negros en un Estados Unidos racista.
"Es muy desalentador estar en un equipo con atletas blancos", se explicó el campeón olímpico hace 50 años.
"En la pista eres Tommie Smith, el hombre más rápido del mundo, pero una vez que estás en los vestuarios no eres más que un negro sucio", lamentó.
Paralelismos
Medio siglo después de aquel gesto, Smith le dijo a la BBC que lo que el hizo le llena de orgullo, pero que solo fue un grano de arena para una lucha que todavía continúa.
Y el que fue plusmarquista mundial en los 200 metros planos también reconoció esta semana que lloró cuando vio a Colin Kaepernick escuchar el himno con la rodilla en tierra en protesta contra la violencia racial y la brutalidad policial.
"No es una protesta contra la bandera, es contra la gente que representa", explicó Smith, quien encuentra paralelismos entre lo que el vivió hace cinco décadas y la postura de Kaepernick apoyando el movimiento Black Live Matters (Las vidas de ciudadanos negros importan).
Mientras él fue suspendido por el Comité Olímpico de Estados Unidos, Kaepernick se encuentra sin equipo desde que finalizó el contrato que lo ligaba a los San Francisco 49ers, el equipo en el que se encontraba cuando inició la protesta que tuvo eco en el mundo del deporte estadounidense.
"¿Tú crees que Colin hubiera hecho lo que hizo si no hubiera pasado algo antes que impulsó la idea de que había algo que cambiar?", preguntó Smith.
"Él usó lo que tenía para tratar de impulsar ese cambio debido a las atrocidades que estaban pasando", le dijo a la BBC.
¿Valió la pena?
La posición de Kaepernick causó división en la sociedad estadounidense entre quienes lo defendieron y aquellos que lo acusaron de ser antipatriota.
Entre estos últimos se incluyó el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
"Él tenía una posición al ser uno de los mejores mariscales de campo y ser un joven negro, un atleta negro defendiendo una postura, una postura política", lo reivindicó Smith.
"¿Pero sabes cuántos asumieron una postura como Tommie Smith y John Carlos o Colin Kaepernick pero nadie los notó?" ¿Sabes cuántas veces Colin se arrodilló antes de ser reconocido?".
"Yo sacrifiqué mi carrera y la gente también va a tener que sacrificarse apoyando a Colin. No nos vamos a detener porque el vaso está medio vacío", aseguró Smith durante la entrevista.
"Mejorará porque lucharemos hasta llenarlo", enfatizó.
Y al ser cuestionado sobre si valió la pena por todo lo que tuvo que pasar, el campeón olímpico de México 68 respondió: "Sí que lo valió".
Y lo volvió a repetir: "Sí que lo valió".
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