El presente año para el economista estadounidense Paul Romer ha sido bastante movido.
Este lunes, la Real Academia Sueca de las Ciencias le otorgó el premio Nobel de Economía, que compartió con su compatriota William D. Nordhaus.
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De acuerdo a la Real Academia Sueca, el trabajo de Romer, de 63 años, "ha señalado que la acumulación de ideas sostiene el crecimiento económico".
Ese trabajo lo había llevado a ser el economista jefe del Banco Mundial, lugar donde se originó otro agitado momento para el flamante Nobel.
En el mes de enero, Romer, en una salida inusual para un economista jefe de una entidad internacional, señaló que el organismo había ido por motivos políticos en contra de un país.
Ese país era Chile.
Romer señaló en una entrevista con The Wall Street Journal que el índice global de competitividad en negocios, conocido como "Doing Business" (Hacer negocios), había sido manejado en "perjuicio" de Chile.
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El "Doing Business", que es visto como un ranking de competitividad, calificó de manera negativa al país sudamericano durante los cuatro años del último gobierno de la socialista Michelle Bachelet, entre 2014 y 2018
En cambio, durante el primer gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014), representante de la centroderecha, el país había recibido una calificación positiva.
"Quiero disculparme personalmente con Chile y con cualquier país en el que hayamos transmitido una impresión equivocada", dijo el economista.
¿Cómo ocurrió?
Las declaraciones de un economista con la reputación de Romer, quien además habla con la autoridad que le da ser representante de un organismo como el Banco Mundial, tuvieron una fuerte repercusión.
El gobierno chileno, en manos de Michelle Bachelet por ese entonces, calificó de "inmoral" al organismo internacional.
"Dada la gravedad sobre lo sucedido, como gobierno vamos a solicitar una completa investigación. Los rankings que administran las instituciones deben ser confiables", apuntó la mandataria en su cuenta de Twitter.
El propio Romer debió retractarse de sus comentarios y a los pocos días renunció a su cargo de economista jefe.
Pero el daño estaba hecho.
El ranking tiene el potencial de ahuyentar las inversiones, tanto nacionales como extranjeras, dado que las grandes empresas lo toman como referencia cada año para evaluar la apertura de negocios.
Durante la entrevista con el WSJ, el premio Nobel había señalado que durante los últimos cuatro años se había realizado un cambio de metodología en las mediciones que había perjudicado a Chile.
Y esos cambios fueron la causa de que el país hubiera fluctuado entre el lugar 25 y el 57 desde 2006, según la explicación de Romer.
En el reporte de 2017, el país se colocó en el puesto 57, luego de haber caído progresivamente del 34 en 2014 al 41 en 2015 y hasta el 48 en 2016, los mismos años del segundo mandato de Bachelet.
Los cambios fueron particularmente negativos para Chile, pues "posiblemente" estuvieron "contaminados por motivaciones políticas personales" en el Banco Mundial, según señaló el economista.
¿Cuáles fueron los cambios de metodología?
El Doing Business evalúa aspectos clave para iniciar negocios en 190 países, tales como el número de días que le toma a una empresa cumplir con todos los trámites de apertura, qué tan fácil resulta la obtención de permisos o cuán fácil es cumplir con los pagos de impuestos.
Algunos indicadores añadidos o eliminados en los últimos cuatro años, el periodo auditado por Romer, llevaron a que Chile y otros países tuvieran calificaciones negativas.
Un ejemplo de ello es la facilidad para cumplir pagos de impuestos que tienen las empresas.
En 2015, Chile estaba en el lugar 33 del mundo en este renglón, pero al siguiente año cayó al lugar 120 luego de que el Banco Mundial añadiera una nueva métrica sobre cuánto tardan las empresas en concluir su proceso de obligaciones impositivas, si el país prolonga las auditorías o tarda en hacer reembolsos.
"Sobre la base de las cosas que estaban midiendo antes, las condiciones de negocios no empeoraron en Chile bajo el gobierno de Bachelet", dijo en ese entonces Romer.
A los pocos días, debido a la tormenta que produjeron sus comentarios, el propio Romer se retractó y dijo que "nunca había visto un signo de manipulación de los números publicados en el Doing Business".
"Lo que quise decir es que podemos hacer un mejor trabajo explicando lo que nuestros números significan", agregó.
El Banco Mundial descartó en ese entonces que se hubiera modificado la metodología del ranking para perjudicar a Chile.
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