El concejal opositor venezolano Fernando Albán murió tras precipitarse al vacío desde el décimo piso de las dependencias policiales en las que permanecía detenido, según anunció este lunes el fiscal general de Venezuela, Tarek Saab.
Albán había sido arrestado la semana pasada por su presunta participación en el ataque con drones de agosto contra el presidente Nicolás Maduro y otras altas autoridades del Estado.
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El fiscal afirmó que el detenido se encontraba en uno de los edificios del Sebin, el servicio de inteligencia venezolano, cuando pidió permiso para ir al baño y se lanzó por una ventana. La caída desde las diez plantas de altura que lo separaban del suelo le provocó la muerte, de acuerdo con la versión oficial.
Saab calificó lo ocurrido como un "suicidio" y el ministro del Interior, Nestor Reverol, anunció la apertura de una investigación "para esclarecer este lamentable suceso".
La oposición no se cree la explicación oficial y culpa a las autoridades de la muerte de Albán.
El partido Primero Justicia, uno de los más destacados entre los detractores de Maduro, al que pertenecía el concejal Albán, dijo en un comunicado que este "murió asesinado en manos del régimen de Nicolás Maduro en el SEBIN".
Primero Justicia considera la muerte de Albán un nuevo ejemplo de "lo peor de la dictadura" en Venezuela.
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Tras conocerse la noticia, algunas de las más destacadas figuras de la oposición mostraron su pesar y acusaron al gobierno de ser el responsable de lo ocurrido.
Henrique Capriles, quien fuera rival de Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales de 2013, dijo en Twitter: "Quienes conocimos a Fernando sabemos que NUNCA podría haber actuado contra su vida".
https://twitter.com/hcapriles/status/1049396284690456578
https://twitter.com/hramosallup/status/1049394182220075008
Henry Ramos Allup, secretario general del también opositor partido Acción Democrática, tachó de "inverosímil" la versión oficial del suicidio y dijo que el gobierno es el "único responsable".
Quién era Fernando Albán
Representante de la oposición en el municipio caraqueño de Libertador, tradicional bastión del chavismo, Albán era un político relativamente poco conocido pero que había ganado presencia recientemente.
Su agenda pública se había centrado en la denuncia de los problemas cotidianos de los residentes en su circunscripción, donde la oposición es minoritaria.
Su detención fue una más de las practicadas por las autoridades venezolanas tras las explosiones del pasado 4 de agosto, que Maduro y las instituciones venezolanas consideran como un intento de magnicidio frustrado.
En los últimos tiempos, Albán y otros intentaban cubrir el vacío en la dirigencia opositora provocado por el encarcelamiento o la salida del país de sus figuras más destacadas.
Albán había acudido recientemente a la sede de la ONU en Nueva York para denunciar supuestas violaciones de los derechos humanos en Venezuela.
Antes que él, había sido detenido acusado de magnicidio Juan Requesens, un joven dirigente opositor que se había significado por su beligerancia contra el chavismo.
Su familia denuncia que lleva semanas incomunicado en poder del Sebin y al poco de su captura se filtraron unas imágenes suyas en un centro de detención en las que se le veía cubierto solo por su ropa interior, aparentemente manchada de excrementos.
Según las autoridades venezolanas, el ataque "terrorista" contra Maduro fue orquestado por la "ultraderecha venezolana" con apoyo desde Estados Unidos y Colombia.
Horas después de producirse, el líder bolivariano acusó al ya expresidente colombiano Juan Manuel Santos de ser el responsable directo del plan para matarlo.
El gobierno venezolano señala también a Julio Borges, coordinador del partido del que Albán era militante y ahora afincado en Colombia, como uno de los conspiradores al frente.
Borges niega las acusaciones y afirmó en Twitter que lo ocurrido con su compañero de filas es un "vil asesinato".