La promesa emocionó a quienes lo escuchaban: la desaparición de 43 estudiantes de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa será aclarada.
Quien lo dijo fue el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador. Lo escuchaban padres de las víctimas.
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La propuesta incluye una Comisión de la Verdad y permitir a organizaciones internacionales que colaboren en las investigaciones.
“Vamos a cumplir”, insistió AMLO, como se le conoce en su país. “No debemos temer si se conoce la verdad”.
Los padres agradecieron el compromiso. Casi todos los medios en el país destacaron el acuerdo.
Sin embargo, en el entusiasmo de organizaciones civiles por el encuentro pocos recordaron un dato: desde el 26 de septiembre de 2014 cuando desaparecieron los 43 estudiantes y otros tres fueron asesinados en Iguala, Guerrero, López Obrador mantuvo una relación ambigua con el caso, uno de los más graves en la historia reciente del país.
AMLO nunca asistió a las marchas que cada mes realizan los padres de los jóvenes para exigir su presentación con vida.
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En sus declaraciones a medios y discursos solía referirse al tema de forma general, con ofertas de procurar justicia. Incluso así se mantuvo durante la pasada contienda presidencial.
“Fui prudente, no ofrecí lo que no iba a poder cumplir”, dijo a los padres de los normalistas. “Me moderé, porque los compromisos se cumplen”.
De hecho el pasado 26 de septiembre fue la primera vez que el ahora presidente electo se reunió cara a cara con los padres de los estudiantes desaparecidos.
Un encuentro que tardó cuatro años. ¿Por qué?
La foto indiscreta
Desde su inicio, el caso de los 43 estudiantes desaparecidos es un tema complicado para López Obrador.
En septiembre de 2014, cuando se iniciaron las investigaciones del caso, la Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR), acusó al entonces alcalde de Iguala, José Luis Abarca de ordenar el secuestro masivo de los jóvenes.
También su esposa, María de los Ángeles Pineda fue señalada. Ambos fueron detenidos semanas después en la capital del país.
Pero algunos como el entonces diputado Fernando Belaunzarán acusaron a López Obrador de respaldar a la pareja.
AMLO rechazó el señalamiento. “En el caso de Iguala no conozco al expresidente municipal”, dijo en un mitin.
“Durante el tiempo que fue presidente municipal fui cuando menos tres veces a Iguala y hasta dormí en esa ciudad, y nunca lo vi. Porque cuando estos políticos andan en malos pasos hasta se alejan de nosotros”.
Sin embargo, días después en redes sociales se publicó una foto de López Obrador con elexcalde y su esposa tomada durante la campaña electoral de 2012.
“¿No que no?” escribió el entonces senador Javier Lozano en su cuenta de Twitter. “Aquí tienen a López Obrador en plena campaña con José Luis Abarca y su distinguida esposa”.
AMLO dijo que no recordaba esa imagen.
“Me tomo fotos con todo el mundo, pero no conozco a Abarca”.
Cuatro años después, el tema revivió durante la contienda por la presidencia. El entonces secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, dijo que el candidato debía aclarar su relación con el exalcalde.
“Hay que exigir que diga, para que sepamos el grado de responsabilidad que tiene en los hechos trágicos que se dieron en el estado de Guerrero”, señaló.
López Obrador respondió que sus adversarios “me quieren comparar con la mafia del poder”.
No es cheque en blanco
En marzo de 2017 ocurrió uno de los momentos más complicados en la relación de López Obrador con el caso Ayotzinapa.
El entonces pre candidato se reunió en Nueva York con migrantes mexicanos. Uno de los presentes le reclamó por el asesinato de dos estudiantes de la Escuela Normal cuando Ángel Aguirre Rivero era gobernador de Guerrero.
“Usted formaba parte del PRD”, el Partido de la Revolución Democrática que postuló al mandatario. “Cállate, eres un provocador”, respondió AMLO.
Quien lo encaró fue Antonio Tizapa, padre de uno de los 43 estudiantes desaparecidos.
La reacción del político fue criticada en redes sociales y en la Cámara de Diputados. Los padres de los normalistas apoyaron a su compañero.
“Queremos decirle que entendemos su dolor porque es el mismo que nosotros sentimos”, señalaron.
El siguiente contacto fue en mayo pasado, cuando un grupo de padres interrumpieron un mitin de campaña de López Obrador en Iguala, para pedirle que no olvidara el caso de Ayotzinapa.
Esa fue la primera vez que el entonces candidato ofreció una comisión de la verdad e incluso invitó a organismos internacionales a participar en la investigación.
Meses después, como presidente electo repitió su compromiso. Los familiares de los estudiantes respondieron con cautela: aceptaron la oferta pero eso no significa que le entreguen un cheque en blanco.
“Seguiremos presionando hasta que los muchachos aparezcan”, dijeron en una marcha por el cuarto aniversario de la desaparición.
“La confianza se va a ir dando según se den las cosas”.
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