Con su camiseta, sus vaqueros ajustados y un corte de pelo muy estiloso, Martin Sellner es el chico de moda en Europa. Es el líder de un grupo político que ha acaparado gran atención en Austria y sobre el que se dice aboga por el racismo y la violencia. Él lo niega, pero no convence a todo el mundo.
En abril de 2016, cientos de personas estaban sentadas en el teatro de la Universidad de Viena para ver The Suppliants (Los suplicantes), una obra interpretada por solicitantes de asilo de Siria, Irak y Afganistán, cuando un grupo de gente invadió el escenario.
PUBLICIDAD
- La elección que confirmó a 2017 como un gran año para la extrema derecha en Europa
- Austria y Alemania abren sus fronteras a la ola de migrantes proveniente de Hungría
Eran miembros de un grupo de extrema derecha llamado Generación Identidad (GI) que se apresuraron a desplegar una pancarta que llamabahipócritas a los miembros de la audiencia y arrojaba sangre falsa sobre los presentes, algunos de los cuales gritaron "Nazis raus" (fuera nazis) y trataron de desalojarlos.
Ima era una de las artistas que se encontraba representando ese día. Huyó de Mosul, en Irak, cuando la ciudad era el bastión del llamado grupo Estado Islámico.
"Venimos de la tierra del miedo", dice ella. Y agrega que ahora que vuelve a estar asustada.
"Pensábamos que nos iban a matar. En mi tierra natal hay tantas muertes que eso es lo que creíamos que pasaría".
Sellner, quien lidera a GI en Austria, minimiza el incidente. "En realidad, no creo que la gente se haya traumatizado por eso", dice. "No conozco a nadie que haya sufrido un trauma severo o haya quedado con secuelas".
PUBLICIDAD
Difusión del odio
Este joven, con su llamativo corte de pelo, sus jeans ajustados y sus lentes de montura gruesa da la impresión de típico hombre de 29 años muy atento a la moda.
Al igual que muchos otros de su generación, se le puede encontrar fácilmente con la atención puesta en la pantalla de su celular. Pero en su caso suele ser para difundir ideas sobre los males del multiculturalismo y sobre cómo los musulmanes quieren tomar el control de Europa.
En los videos que sube a Youtube, se le puede ver frecuentemente acompañado por su prometida, Brittany Pettibone, una vlogger de alt-right estadounidense y patrocinadora de teorías de la conspiración.
- "Alt-right", el controvertido "grupo de choque" ultraderechista que defiende a Donald Trump en internet
- WASP Love, así es la red de citas del movimiento supremacista blanco de Estados Unidos que invita a procrear para "preservar la raza"
Sus publicaciones sobre el llamado "genocidio blanco" y la supuesta existencia de un grupo de pedófilos conectado con Hillary Clinton llevaron a la Liga Anti-Difamación de Reino Unido a colocarla en su lista negra.
A principios de este año, se prohibió a Sellner y a Pettibone entrar en territorio británico. El ministerio del Interior dijo que cuando "el propósito de la visita de alguien a este país es difundir odio, el ministerio puede detenerlos y lo hará".
Un líder para Europa
Pero Sellner no es solo el líder de GI en Austria. También es el representante de un movimiento en toda Europa que se opone ferozmente a los inmigrantes musulmanes, afirmando que amenazan la identidad europea y que buscan reemplazar a las poblaciones autóctonas.
Se lo conoce como el movimiento "identitario" y comenzó en Francia en 2012. Desde entonces se ha expandido a 9 países, incluidos Alemania, Italia y recientemente al Reino Unido. No tiene muchos miembros, pero recibe publicidad a través de actos llamativos y polémicos.
Acciones polémicas
En el verano de 2017, GI recaudó más de US$198.000 a través del crowdfunding para fletar un barco en el Mediterráneo que atacase a las embarcaciones de las organizaciones no gubernamentales que patrullan el mar para rescatar a los migrantes en peligro.
GI dijo que arrestaría a los inmigrantes ilegales y hundiría sus barcos y su campaña recibió el respaldo de un sitio web neonazi, el ex líder del Ku Klux Klan David Duke y un líder de la supremacía blanca estadounidense.
Pero no todo salió bien. El barco de GI fue confiscado y el capitán arrestado, acusado de tener refugiados ilegales de Sri Lanka a bordo y documentos falsos. Todos fueron puestos en libertad más tarde.
Unos meses más tarde, GI pagó un helicóptero color rojo para aterrizar en la nieve blanca y nítida de los Alpes franceses.
Flanqueado por 100 activistas de extrema derecha de toda Europa, colocó un enorme cartel en el que se decía a los inmigrantes que se fueran a casa.
La hazaña le supuso un coste de más de US$60.000.
También las acciones que el grupo ha llevado a cabo en territorio austriaco han despertado el descontento de las autoridades de aquel país.
Las autoridades austriacas piensan que acciones como la protesta en el teatro de la Universidad de Viena y el tipo de discurso que acompaña al grupo Generación Identidad equivalen a la incitación al odio contra musulmanes, extranjeros y refugiados.
Por eso han dado el paso sin precedentes de acusar a GI de ser un grupo criminal, en lugar de la organización no gubernamental que dice ser.
Un fiscal austríaco compiló pruebas de acciones que GI ha llevado a cabo en los últimos dos años.
Algunas incluían una conferencia en la Universidad de Klagenfurt, en un pequeño campus ubicado en medio de las montañas escarpadas y lagos fríos de Carintia, en el sur del país. Los miembros de GI interrumpieron una charla sobre refugiados e integración, desplegando una pancarta mientras un hombre con un megáfono gritaba a una audiencia impactada.
Enis Husic, una estudiante de Bosnia, los desafió ese día.
"Fue muy tenso y agresivo", dice. "En ese momento no tenía miedo, pero me asusté cuando todo terminó".
El nuevo rector del centro, el profesor Oliver Vitouch, se encontraba mirando por la ventana de su despacho cuando vio a los manifestantes y se apresuró a enfrentarse a ellos también.
Fue golpeado por uno de ellos mientras trataban de escapar. "Aunque ellos suelen decir que no son violentos sino pacíficos, para mí queda bastante claro que hay una disposición a la violencia", asegura.
"Una amenaza"
Durante años, GI fue señalado por sus críticos como un simple "grupo de hipsters aspirantes a nazis", pero Natasha Strobl, autora e investigadora, siempre ha pensado que sus acciones y su retórica representan una verdadera amenaza para el país.
"Pintan a los refugiados como invasores, como soldados peligrosos del Islam que vienen aquí para destruir Europa. Ese tipo de discurso destruye a la sociedad", sentencia ella.
Como resultado de esta retórica, agrega, "la gente se vuelve agresiva, la gente hostiga a las mujeres musulmanas en las calles".
Strobl escribió un libro sobre el movimiento identitario y luego comenzó a recibir amenazas. "Cuando abres tu correo electrónico y aparecen amenazas de violación y asesinato … Intento no hacer siempre las mismas cosas, ni tener las mismas rutinas cuando estoy en la ciudad porque no quiero que nadie me siga. Así que acabas por cambiar tu forma de vivir".
La voz de muchos austriacos
Generación Identidad dice que no es racista ni violento, sino que son representan la opinión de muchos austriacos.
Martin Sellner creció en un suburbio en las afueras de Viena. En su adolescencia, dice Strobl, se sintió atraído por los partidos de corte nacionalista de Austria.
"Él fue parte de la escena neonazi y la figura más conocida de los neonazis, Gottfried Kussel, fue su mentor", dice ella.
En ese momento, Kussel ya había estado en prisión por intentar un renacimiento del nazismo. Lo arrestaron otra vez en 2011 y luego lo encarcelaron durante 9 años por su actividad continuada en la extrema derecha.
Fue entonces, en 2012, cuando Martin Sellner creó el grupo en Austria.
Con Sellner me encuentro con él en las oficinas de un pequeño apartamento del centro de Viena.
Es local es bastante sencillo, a excepción de por una sala llena de cámaras, computadoras portátiles y luces donde crean y editan sus videos.
Sellner parece relajado y confiado; el día anterior fue absuelto junto con otros 16 miembros y simpatizantes de GI tras ser acusados de pertenecer a una organización criminal.
"Realmente creo que fuimos calumniados y espero que este veredicto también tenga un efecto más allá de este caso y más allá de Austria en la rehabilitación de GI", dice bebiendo de un vaso de agua con gas.
El fiscal del caso está apelando contra la absolución e investiga las finanzas de GI.
Al grupo le gusta hacer hincapié en que no es violento ni racista, pero ¿qué pasa con el pasado de Martin Sellner?
Él mismo admite que estuvo involucrado con neonazis cuando era más joven porque, dice, "no había alternativa. No había un movimiento patriótico de derecha".
Cuando le pregunto sin rodeos: "¿Entonces no eras racista?, vacila.
"No creo que lo fuera".
Le presiono un poco más. "¿Crees que realmente podrías saber si fuiste racista?", le digo. Todavía parece un poco inseguro.
"No diría que lo era. Era algo muy ambiguo. Yo diría que era como un patriota conservador".
A principios de este año, antes de ser expulsado de Reino Unido, un grupo de reporteros lo filmó en secreto durante un viaje a Londres.
En las imágenes se le ve usando un término racista y ofensivo. Él dice que fue algo excepcional.
"Pensé que ’Paki’ (de paquistaní) era un término completamente normal. Si hubiera sabido que se considera un insulto racial no lo hubiera usado".
"’¡Venga ya!", le digo. "Viajas a Reino Unido a menudo, la idea de que no sepas que esa es una palabra ofensiva no es creíble".
Insiste una vez más en que no lo sabía y se disculpa. "Si insulté a alguien con esta palabra, le pido disculpas y nunca más volveré a utilizarla".
GI suele a celebrar actos que promueven la integración, porque, dice él, los musulmanes que vienen a Europa deben hacer más por lo que ellos llaman "asimilarse".
"La asimilación significa que te identificas completamente con el país, la nación, con su historia", afirma. De lo contrario, advierte, "es traición, porque estás traicionando a esta comunidad… porque ella te está recibiendo con los brazos abiertos y luego tienes que poner los intereses de esa comunidad por delante de los tuyos".
Un discurso polémico
Como contraposición a personajes como Sellner, existen activistas como Jerome Trebing, quien se opone los movimientos que él considera fascistas.
Públicamente, el grupo de Sellner dice que no es violento ni racista pero Trebing dice que ha trabajado con activistas que han asistido a reuniones que GI mantiene en áreas rurales aisladas.
Mientras sorbe un té dulce en un café turco en el multicultural distrito 10 de Viena, un lugar que GI aborrece, Trebing dice:
"Han pasado cosas realmente escandalosas. Hay personas a las que se les permite decir cosas racistas, antisemitas y no hay nadie que diga que eso no tiene cabida aquí".
Según Trebing, en estas reuniones, los partidarios de GI llegaron a decir que los musulmanes querían reemplazar no solo a la población local, sino también a los judíos.
Extender la derecha
El líder de GI niega tener ningún prejuicio contra la población judía. Dice que quiere expandir el movimiento identitario a otras naciones europeas. En Austria, comenta, "tenemos un gobierno de derecha. Y queremos impulsar eso en toda Europa, queremos cambiar el discurso público".
El Partido Liberal Nacionalista y Antiinmigración se unió al gobierno de coalición de Austria el año pasado.
- Austria tiene un acuerdo de coalición y será el único país de Europa Occidental con un partido de extrema derecha en el gobierno
- Por qué Austria es el país de Europa en el que más ha avanzado la extrema derecha
La prohibición de Sellner de visitar el Reino Unido le ha dificultado la difusión de su mensaje a posibles seguidores, pero en internet sigue siendo muy activo a pesar de ya haber sido excluido de Facebook y Twitter.
En la Europa continental, es libre de liderar la persecución agresiva y provocadora de los musulmanes.
Volver al miedo
Besima es una de las personas que ha sufrido las acciones extremas de GI.
Sentada en un viejo apartamento bebiendo té dulce con koftas de cordero recién hechas y recuerda cuando representaba la obra junto a otros solicitantes de asilo en el teatro de la Universidad de Viena y GI irrumpió en escena.
Su hijo Mohammed también estaba en el escenario con ella y dice que la experiencia lo hatraumatizado. "Se ha negado a salir de casa desde entonces. Me dice ’Si salgo, me pasará algo malo’".
Mohammed fue secuestrado en Irak y esa es una de las razones por las Besima huyó de la ciudad de Basora, la segunda más grande del país, con sus tres hijos.
Cuando llegó a Viena hace dos años se sintió bienvenida y aceptada, pero ahora siente que la atmósfera hacia los inmigrantes está cambiando.
Ahora puedes recibir notificaciones de BBC Mundo. Descarga la nueva versión de nuestra app y actívalas para no perderte nuestro mejor contenido.