El expresidente de Estados Unidos Barack Obama realizó este viernes duras críticas a su sucesor, Donald Trump, y las "cosas locas que están saliendo de esta Casa Blanca".
"Esto no es normal, estos son tiempos extraordinarios y peligrosos", le dijo Obama a los estudiantes de la Universidad de Illinois.
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El exmandatario pidió la "restauración de la honestidad, la decencia y la legalidad" en el gobierno.
Obama había mantenido un perfil bajo desde que dejó el poder en 2017. Hasta el viernes, cuando durante una entrega de premios en Urbana, Illinois; se pronunció sobre la realidad política estadounidense.
El expresidente contó que había estado intentando mantener la tradición de permanecer alejado del escenario político tras dejar el poder, como suelen hacer los exmandatarios de su país.
Sin embargo, atacó al gobierno republicano. Adviritió a su audiencia que la democracia estadounidense dependía de que participaran en las elecciones para el Congreso que se celebrarán en noviembre de este año.
"Ahora, algunos de ustedes podrán pensar que estoy exagerando cuando digo que estas votaciones son más importantes que cualquier otras que recuerde", dijo el demócrata.
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"Pero solo un vistazo a los titulares más recientes les dirán que este momento es realmente diferente".
Se acabaron las contemplaciones
Análisis de Gary O’Donoghue, periodista de la BBC en Washington
Los demócratas llevan un tiempo esperando (con cierta frustración) la reaparición de Barack Obama.
El arma no tan secreta del partido se ha mostrado reticente a romper con la tradición que dicta que los antiguos presidentes no meten sus narices una vez están en el banquillo.
Además, tiene un libro por escribir y dinero que recaudar para su fundación.
Pero ahora parece estar preparado para lanzarse totalmente a la campaña electoral durante las próximas ocho semanas.
Si bien los titulares alusivos a su discurso se centrarán en las críticas que hizo del presidente actual, también había un mensaje directo dirigido a su propio partido.
Construir coaliciones entre las divisiones raciales, socioeconómicas y geográficas. Fue la fórmula que le ganó dos mandatos presidenciales y fue su mensaje al partido que intenta recuperar el control del Congreso.
Pero aquí yace un dilema enorme para Obama y para su formación política. No hay duda de que tiene la habilidad para poner en marcha al batallón de demócratas como nadie más la tiene.
Pero, del mismo modo, el exmandatario puede ser una motivación revitalizante para los ultras del partido republicano.
Hay una cosa de la que podemos estar seguros: Donald Trump sentirá que tiene otro gran objetivo al que apuntar cuando esté intentando ganar votos para el partido republicano.
Trump respondió ese mismo día desde un evento para recaudar fondos que se celebrara en Fargo, en Dakota del Norte; diciendo que había visto el discurso de Obama pero que se quedó dormido.
Según el presidente, Obama estaba intentando adjudicarse el mérito de "todas las cosas increíbles que le están sucediendo" a su país.
Un "síntoma"
Obama se refirió también a un editorial del periódico The New York Times que había enfurecido a Trump.
El texto es anónimo, aunque su autor ha sido descrito como un alto funcionario del gobierno de Trump. Este aseguró en el artículo estar trabajando junto a otros colegas para proteger al país de las "peores inclinaciones" del presidente.
Según Obama: "No nos hacen un favor al promover activamente el 90% de las cosas locas que salen de la Casa Blanca y luego decir: ’No se preocupen, estamos previniendo el otro 10%".
El expresidente afirmó que Trump era "un síntoma, no la causa" de la división que hay en Estados Unidos.
También condenó los llamamientos de Trump al Departamento de justicia para que investigara a sus enemigos políticos.
"No debería ser una cuestión de partido decir que no se presione al fiscal general o al FBI para usar el sistema judicial como garrote contra la oposición política".
El 44° presidente estadounidense se mostró mordaz sobre la mesura inicial de Trump el año pasado ante los pedidos de que condene a los manifestantes de ultraderecha en Charlottesville, Virginia.
"Se supone que debemos enfrentarnos a los matones, no seguirlos", dijo el expresidente. "Se supone que debemos enfrentarnos a la discriminación y por supuesto que se supone que debemos enfrentarnos de manera clara e inequívoca a quienes simpatizan con los nazis".
"¿Qué tan difícil puede ser decir que los nazis son malos?", concluyó.
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