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Por qué Rusia cree que peligra el Tratado de Cielos Abiertos, el acuerdo que permite a sus aviones espía sobrevolar EE.UU.

La ley de defensa nacional aprobada esta semana por el presidente Donald Trump congela los fondos destinados al programa hasta que el gobierno de Estados Unidos certifique ante el Congreso que se aplicaron sanciones a Rusia por violaciones previas del tratado.

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Era algo que no sucedía desde hacía más de una década: un avión sobrevolaba el Pentágono, la CIA, el Capitolio…

Desde el 11 de septiembre de 2001, esos lugares, símbolos del poder de Estados Unidos, se consideran zona de exclusión aérea, por lo que ninguna aeronave tiene permitido cruzar sus cielos, salvo casos de fuerza mayor.

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Pero esa mañana de agosto de 2017, un trimotor de medio alcance con bandera rusa sobrevolaba algunos símbolos del poder de Washington.

Para más santo y seña: era un avión espía del Kremlin. Y no fue interceptado.

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La noticia robó titulares de un medio a otro, lo que obligó a las autoridades a explicar lo sucedido: el vuelo estaba autorizado.

Un acuerdo conocido como "Tratados de Cielos Abiertos", del que Rusia y Estados Unidos son signatarios, permite aviones de observación sin armas sobre el suelo de los otros Estados miembros para verificar si usan armamentos acordes a los protocolos internacionales.

Pero ahora las cosas están por cambiar.

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La ley de defensa nacional aprobada esta semana por el presidente Donald Trump restringe a ciertas condiciones los fondos destinados al programa, entre ellos a que el gobierno de Estados Unidos certifique ante el Congreso que se aplicaron sanciones a Rusia por "violaciones previas del tratado".

Estados Unidos en dudas

De acuerdo con la ley, que comprende un presupuesto de defensa por US$717.000 millones, la financiación solo puede ser restaurada cuando se demuestre que Rusia esté en "completo cumplimiento de sus obligaciones" bajo el acuerdo.

El nuevo proyecto también requiere un informe sobre el costo anual de "contramedidas para mitigar los posibles abusos de los vuelos de observación" por parte de Rusia sobre Europa y EE.UU.

Ya en mayo, el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes propuso bloquear la solicitud de la Fuerza Aérea de reemplazar el avión que usa Estados Unidos para realizar estos vuelos, lo que fue visto como un anuncio de una potencial salida de Estados Unidos del programa.

Sin embargo, el Departamento de Estado le confirmó a BBC Mundo que esto no implica que Washington haya suspendido su participación en el Tratado de Cielos Abiertos.

De acuerdo con la vocera Lydia Barraza, la ley de de defensa de 2019 "exige que la rama ejecutiva cumpla con ciertos requisitos de informe y certificación antes de gastar algunos fondos relacionados con la implementación de Cielos Abiertos de Estados Unidos".

No obstante, la vocera señala que leyes anteriores contenían requisitos similares y que Estados Unidos sigue comprometido con la continuación de la implementación del tratado.

Revuelo en Rusia

Sin embargo, el anuncio de la nueva ley de defensa causó gran revuelo en Rusia, donde los principales medios del gobierno salieron a criticar la decisión de Washington.

"Este es un intento de ocultar todo lo que los estadounidenses prepararán en el curso de una nueva carrera armamentista", aseguró al diario The Moscow Times el vicepresidente del Comité de Asuntos Exteriores del Consejo de la Federación, Vladimir Dzhabarov.

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El viceministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Ryabkov, por su parte, le expresó a la agencia de noticias estatal RIA que Moscú lamentaba la decisión de Estados Unidos y el teniente general retirado Yevgeny Buzhinsky le aseguró a la cadena estatal RT que la medida era la última evidencia de la "histeria antirrusa" en Washington.

¿Pero cuál es la importancia de este acuerdo?

Cielos abiertos

De acuerdo con el Pentágono, el pacto, firmado por 34 naciones, constituye "un esfuerzo por promover la transparencia y los esfuerzos internacionales para el control de armamentos".

"El tratado está diseñado para mejorar la comprensión mutua y la confianza, dando a todos los participantes, independientemente de su tamaño, un papel directo en la recopilación de información a través de imágenes aéreas sobre las fuerzas militares y las actividades de interés para ellos", según el Departamento de Estado.

De su entrada en vigor en 2002, se han realizado más de 1.200 vuelos de vigilancia de este tipo, según la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de Estados Unidos (DTRA).

Los vuelos buscan, según los principios del acuerdo, verificar que el tipo de armamento utilizado por los países signatarios cumple con los protocolos y convenios internacionales.

La DTRA explica que los vuelos de este tipo reciben prioridad por parte de las unidades de control del tráfico aéreo en Estados Unidos y son coordinados por la Administración Federal de Aviación.

Pero entonces, ¿dónde está la clave de las tensiones?

Exclusiones aéreas

Desde el año pasado, los permisos de vuelo sobre ciertas zonas de Rusia y de Estados Unidos dieron origen a un cruce entre los dos países.

Todo comenzó cuando Washington denunció en junio pasado que Moscú estaba violando los términos del tratado al restringir el número de bases militares rusas que se podían sobrevolar.

Luego, Estados Unidos cuestionó también que Rusia, supuestamente, limitaba el cruce de vuelos sobre Kaliningrado, una zona hermética donde las agencias de inteligencia de varios países consideran que existe un movimiento militar inusual.

De hecho, esta semana un reporte de la Federación de Científicos Estadounidenses con imágenes satelitales sugirió que el Kremlin construyó en esa provincia, ubicada entre las fronteras de Polonia y Lituania, una instalación de almacenamiento nuclear.

Otra de las "zonas oscuras" es un corredor de 10 kilómetros a lo largo de la frontera de Rusia con las regiones georgianas en conflicto de Osetia del Sur y Abjasia, donde tampoco han sido permitidos los vuelos.

Como consecuencia, según la Arms Control Association, Estados Unidos también restringió desde hace meses las áreas de sobrevuelo para los aviones de vigilancia rusos.

Otro de los puntos que ha generado tensiones es el uso de nuevas tecnologías: varios militares de alto rango del Pentágono denunciaron en los últimos tiempos que los vuelos realizados por Moscú emplean sensores y cámaras más avanzados de los que permite el tratado, lo que, en su criterio, equivale a "misiones de espionaje".

El Pentágono anunció este año que está en proceso de transición hacia sensores digitales más avanzados en sus vuelos de observación sobre Rusia.

Sin embargo, los críticos del tratado en altas esferas del gobierno de Estados Unidos afirman que las imágenes satelitales comerciales actuales pueden proporcionar fotos y videos de mayor calidad que los tomados en estos vuelos, lo que los volvería obsoletos e implicarían un gasto de defensa innecesario.

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