"Decidí hace mucho hacer el servicio militar", dice Saara Piitulainen, una soldado voluntaria de 22 años.
"Mi padre sirvió en las fueras de paz, y eso es lo que quiero hacer", explica.
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Eso significa que llegó al lugar adecuado: el cuartel Huovinrinne en Sakyla, en el oeste de Finlandia, es el lugar donde entrenan las fuerzas de paz finlandesas antes de acudir a áreas en crisis alrededor del mundo.
Ahora Saara está entrenando ahí para ser suboficial.
Las mujeres finlandesas hacen el servicio militar voluntario desde antes que Saara Piitulainen naciera, y este año hubo un récord de 1.500 solicitudes.
Pero, por primera vez desde que se abrió el servicio militar a las mujeres en 1995, se lanzó la idea de excluirlas temporalmente como una forma de reducir los costos.
"Tenemos que ahorrar en alguna parte", dijo el ministro de Defensa, Jussi Niinisto. Un par de días más tarde, después de un encendido debate, rechazó la idea y dijo que ni siquiera la había respaldado.
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El modelo finlandés
La efímera propuesta del ministro de Defensa, sin embargo, puso el foco sobre los distintos roles de hombres y mujeres, en un país donde los hombres deben cumplir hasta un año de servicio militar o civil (comunitario) desde los 18 años, mientras que las mujeres pueden elegir.
Los finlandeses se preguntan ahora si el servicio voluntario es bueno para las mujeres, y si es o no el modelo correcto para las fuerzas armadas.
Pero, por el momento, Niinisto cree que una opción voluntaria no es una buena idea, pues puede suponer un riesgo para la cantidad de reclutas que necesita Finlandia.
"Tenemos que tener un servicio militar universal, así que tenemos que ser capaces de entrenar para la guerra a un ejército de 280.000 personas", le dijo a la televisión pública finlandesa.
Pero, ¿qué pasa con las mujeres? ¿Y qué tanto ha cambiado su rol en el ejército con el paso del tiempo?
Cinco datos sobre las mujeres en el ejército de Finlandia
- El ejército finlandés introdujo el servicio voluntario para mujeres en 1995
- Solo 25 mujeres fueron elegidas ese año, de las 795 que lo solicitaron
- Este año se registró un record: hubo 1.500 solicitudes y la mayoría fueron aceptadas
- De media, las mujeres representan el 2,5% de los nuevos reclutas en Finlandia
- Entre el 65 y el 70% de las reclutas completan el entrenamiento en liderazgo
¿Cambió el movimiento #MeToo a Finlandia?
Como en otras partes del mundo, la campaña #MeToo expuso también en Finlandia un trasfondo del acoso sexual en la sociedad.
Más de la mitad de las mujeres por debajo de los 35 años experimentaron algún tipo de acoso sexual, según una encuesta elaborada por el Ministerio de Salud.
Esa proporción en el ejército finlandés es de un 25%, aunque la mitad de las mujeres sufren discriminación, según una investigación del Sindicato de Conscriptos de Finlandia.
Sin embargo, ambas encuestas fueron realizadas antes de que la campaña contra el acoso se volviera global, y en Finlandia tuvo en efecto visible.
"Estaba un poco nerviosa antes de unirme al ejército, porque había leído mucho en internet sobre las actitudes hacia las mujeres en las fuerzas armadas", dice Alexiana Gaudiat, de 21 años. "Mis pensamientos cambiaron radicalmente cuando llegué aquí. No experimenté ningún tipo de discriminación".
"A veces marchamos largas distancias con mochilas pesadas a la espalda. (Los hombres) siempre ayudan. Por supuesto, no deberías simplemente rendirte y echarte a llorar".
Repensando el rol de las mujeres en el servicio militar
Saara Piitulainen cree que ser voluntaria acentúa la división de género, y cuando el Sindicato de Conscriptos reveló las tasas de discriminación en las fuerzas armadas, se exigió que el reclutamiento se extendiera de igual forma a mujeres que a hombres.
No solo incrementaría el número de mujeres, argumentó el sindicato, sino que gradualmente provocaría un cambio en cómo la sociedad finlandesa ve a sus fuerzas armadas.
Un grupo de expertos dirigido por Elisabeth Rehn, exministra de Defensa, dio una nueva propuesta.
La idea sería un servicio comunitario universal para hombres y mujeres.
Un número determinado de conscriptos se uniría a las fuerzas armadas, otro grupo haría el servicio comunitario en diferentes lugares de la sociedad, mientras que un tercer grupo no estaría involucrado en nada. Los primeros dos grupos no pagarían impuestos durante algunos años después del servicio, mientras que el tercer grupo pagaría impuestos en todo momento.
Alexiana Gaudiat está en el mismo grupo que Piitulainen y ambas se oponen a la idea de excluir a las mujeres del ejército.
"Una de las mejores cosas sobre las mujeres en las fuerzas armadas es su fuerte motivación", dice Gaudiat. "Creo además que las mujeres en puestos de poder en el ejército son muy capaces".
Ambas son chefs en sus vidas civiles. Tanto en el restaurante como en el ejército se requiere disciplina y trabajo bajo presión.
"Hay una fuerte jerarquía en el mundo de los restaurantes, así que sabía cómo podría ser en el ejército", dice Piitulainen.
Pero los dos suboficiales de la guarnición de Huovinrinne no creen que el servicio militar sea adecuado para todas las mujeres.
"Necesitas cierta dureza para sobrellevar algunas situaciones, como cuando comienzas una marcha de 20 km sobre esquís cuando realmente no tienes ganas de hacerlo", dice Gaudiat. Ella preferiría que el sistema no cambiara.
Cualquiera que sea el futuro de las mujeres en el ejército finlandés, lo que está claro es que el ministro de Defensa inició un debate nacional en un país asociado a la OTAN pero que al igual que su vecino, Suecia, no es miembro de la organización.
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