Las esperanzas del fútbol sudamericano acabaron este jueves por goleada: Europa 4-0 Sudamérica.
Brasil y Uruguay, las únicas dos selecciones que continuaban con vida en los cuartos de final del Mundial Rusia 2018, fueron eliminadas por sus respectivos rivales europeos.
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Uruguay llegaba con un paso perfecto: cuatro triunfos y siete goles a favor por solo uno en contra, hasta que se topó con Francia y cayó 2-0 en un partido en el que los galos no fueron exigidos.
Brasil debutó con un empate, pero luego se encargó sin problema de sus rivales… menos de Bélgica, un duro rival que no regaló espacios y aprovechó su rápido fútbol para vencer 2-1 a la Canarinha.
El sábado disputarán la otra llave Inglaterra contra Suecia y Rusia contra Croacia, con lo que se confirmará la historia de los últimos tres mundiales: la Copa del Mundo se quedará en Europa.
Pero ¿qué le pasó a Uruguay y Brasil?
Mucho rival, poca contundencia
Empecemos por el pentacampeón del mundo, el equipo que estaba llamado a disputar, por lo menos, el pase a la final de Rusia 2018.
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Brasil no puede decir que no tuvo oportunidades.
Ciertamente comenzó el partido con un autogol de Fernandinho al 13’ y Kevin De Bruyne amplió la ventaja belga al 31’ con un disparo fulminante, pero los brasileños tuvieron espacio para su fútbol rápido, desbordante y aturdidor.
Tite recuperó a Marcelo de su lesión y lo puso a generar oportunidades con Neymar Jr. por la izquierda, el lado más peligroso de los brasileños.
Pero las definiciones fallaron: ni Thiago Silva, ni Gabriel Jesús ni Coutinho resolvieron al menos tres oportunidades que normalmente no dejan escapar.
A Neymar Jr. le pegaron y tuvo sus criticadas visitas al césped múltiples veces, pero no tuvo una tan clara como las que generó para sus compañeros.
Su remate en el minuto 93 se encontró con los reflejos de Thibaut Courtois, quien realizó sendas atajadas que metieron a Bélgica a semifinales.
A Brasil no se le puede reprochar nada más que el no haber tenido definición, algo indispensable para ser campeón.
Y enfrente estaba el poderío ofensivo belga, con Kevin De Bruyne, Romelu Lukaku y Eden Hazard como punta de lanza de un despliegue de fútbol rápido y efectivo. Muy efectivo: 12 goles.
Y si a eso se suma la gran actuación de Courtois bajo el marco, los dirigidos por el catalán Roberto Martínez son el caballo negro de Rusia 2018.
La garra se apagó
Por su parte, la racha perfecta de Uruguay prometía darle una gran batalla a Francia, pero las cosas no salieron nada bien para los sudamericanos.
Desde antes del pitazo inicial venían disminuidos por la baja por lesión de Edison Cavani, el héroe del partido ante Portugal de octavos de final.
Aún así, Uruguay no permitió que Francia generara peligro en la primera mitad siguiendo el guion que se le acomoda al equipo de Óscar Tabárez: ceder la iniciativa y generar peligro al contragolpe.
Iba bien hasta la falta cometida por Rodrigo Bentancur y un cobro de tiro libre bien aprovechado por Raphael Varane para cerrar el primer tiempo.
El arquero francés Hugo Lloris también fue factor, pues ante un remate de Martín Cáceres regaló una de las mejores atajadas del Mundial al cierre del primer tiempo.
Uruguay tenía que proponer, pero entonces Fernando Muslera falló en la segunda parte.
Al experimentado portero se le fue entre las manos un disparo de Antoine Griezmann, otro duro golpe para el espíritu charrúa.
Tabárez, que no tenía muchas opciones en el banquillo, no pudo regenerar la ofensiva uruguaya que fue quedándose lentamente sin ideas, sin la fuerza que los ha salvado en otros partidos.
Y entonces comenzó a jugar la desesperación, como se vio con las lágrimas de impotencia de José María Giménez a unos minutos del final.
Francia solo tuvo dos disparos a puerta y siete desviados. Pero sus dos goles y la posesión de la pelota le bastaron para cómodamente instalarse en las semifinales.
Nuevamente, la Copa del Mundo se queda en Europa.
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