Es una mancha oscura en la historia de la Corte Suprema de Estados Unidos. Una decisión vergonzosa, reconocida múltiples veces como un error, pese a lo cual ha mantenido su vigencia legal desde 1944 hasta ahora.
Se le conoce como el caso Korematsu versus Estados Unidos y ha vuelto a ser motivo de polémica tras la decisión que tomó el martes el máximo tribunal estadounidense de considerar como legal el veto migratorio aprobado por el presidente Donald Trump para ciudadanos de cinco países de mayoría musulmana: Irán, Libia, Siria, Yemen y Somalia.
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En esta nueva sentencia, aprobada por una mayoría de 5 votos a 4, el magistrado ponente John Roberts aprovechó la ocasión para declarar como "anulada" la decisión del caso Korematsu.
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"(La sentencia) Korematsu estaba seriamente mal el día que se decidió, ha sido anulada en la corte de la historia y, para ser claros, no tiene cabida legal bajo la Constitución", dijo Roberts.
No es la primera vez que una autoridad estadounidense rechaza esta sentencia que autorizó el confinamiento en campos reclusión de todos los ciudadanos japoneses, así como de los estadounidenses de origen japonés durante la II Guerra Mundial.
En 1982, una comisión del Congreso dijo que se trataba de "una grave injusticia" derivada del "prejuicio racial, la histeria bélica y el fracaso del liderazgo político".
Años más tarde, el ahora fallecido magistrado Antonin Scalia se refirió al caso Korematsu como uno de los errores más tristemente célebres de la Corte Suprema, junto a la decisión en el caso Dred Scott, ocurrida en los años previos a la Guerra Civil, cuando el tribunal negó la libertad y la ciudadanía a los esclavos negros que llegaban a los estados libres.
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Pese a todos estos rechazos, esta antigua sentencia también ha recuperado actualidad debido a la comparación trazada en su voto disidente por la magistrada Sonia Sotomayor entre la decisión sobre el veto migratorio y el caso Korematsu.
Pero, ¿qué ocurrió en el caso Korematsu?
Discriminación étnica
Tras el ataque de Japón a Pearl Harbor, en 1941, el presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, emitió la orden ejecutiva 9066 mediante la cual, para evitar acciones de sabotaje y espionaje, autorizó a las Fuerzas Armadas a remover a las personas que considerara conveniente de áreas sensibles del país y a trasladarlas a centros de internamiento.
Como consecuencia de ello, unas 120.000 personas que tenían antepasados japoneses y que residían en la costa oeste de Estados Unidos fueron detenidas en 1942 y recluidas en unos 10 campos cercados, distribuidos en zonas remotas en los estados de Arkansas, California, Utah, Arizona, Colorado, Idaho y Wyoming.
Entre los detenidos se encontraban unos 70.000 ciudadanos estadounidenses de origen japonés.
Fred Korematsu, un joven de 23 años nacido en Oakland (California) de padre japoneses, decidió desafiar la orden de internamiento y llevar adelante su vida como ciudadano estadounidense, para lo cual incluso se realizó una pequeña operación de cirugía plástica para modificar su aspecto físico y parecer un poco menos japonés.
Pese a ello, el joven fue arrestado en mayo de 1942 y enjuiciado por violar la orden ejecutiva 9066, por lo cual fue sentenciado a un periodo de prueba de cinco años y luego fue enviado junto a su familia a uno de estos campos de internamiento en Utah.
Con la ayuda de abogados de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, Korematsu llevó su caso hasta la Corte Suprema por considerar que su condena era discriminatoria y contraria a las libertades consagradas en la Constitución.
Sin embargo, en diciembre de 1944, el alto tribunal acordó en una decisión dividida 6 a 3 que su detención no era un acto de racismo y estaba justificada por los señalamientos de las Fuerzas Armadas de que los estadounidenses de origen japonés eran proclives a la deslealtad y estaban ayudando desde la costa a los barcos enemigos a través de la emisión de señales de radio.
La Corte consideró que la detención de las personas de origen japonés era una medida de seguridad nacional tomada en medio de la emergencia causada por la guerra.
En una de las tres opiniones disidentes, el magistrado Robert Jackson cuestionó la inexistencia de pruebas que justificaron el confinamiento de estos ciudadanos.
"La Corte ha validado para siempre el principio de discriminación racial", señaló. "Ese principio ahora queda como un arma cargada, lista en las manos de cualquier autoridad que pueda presentar un argumento creíble de urgente necesidad".
Paralelismos
El martes pasado, al argumentar su voto disidente sobre la sentencia que consideró legal el veto migratorio de Trump, la magistrada Sotomayor lo comparó con el caso Korematso.
"Como aquí, el gobierno invocó una pobremente definida amenaza a la seguridad nacional para justificar una política de exclusión de grandes proporciones", señaló.
"Como aquí, la exclusión tiene sus raíces en peligrosos estereotipos acerca de, entre otras cosas, la supuesta incapacidad de un grupo particular de asimilarse y el deseo de dañar a Estados Unidos", agregó.
"Al aceptar ciegamente la equivocada invitación del gobierno a aprobar una política discriminatoria justificada por la hostilidad hacia un grupo desfavorecido, todo en el nombre de un superficial alegato a la seguridad nacional, la Corte redespliega la misma lógica peligrosa detrás (del caso) Korematsu y simplemente sustituye una decisión ’gravemente equivocada’ con otra".
Sotomayor citó una decena de declaraciones y tuits de Trump en los que hablaba expresamente de su intención de aplicar un veto al ingreso de musulmanes en Estados Unidos o en los que expresaba animadversión hacia los miembros de esa comunidad.
Sin embargo, el juez Roberts, responsable de redactar la resolución sobre el veto migratorio, condenó la sentencia Korematsu pero aseguró que no tenían ninguna relación con el caso en discusión.
Describió la medida aplicada por el gobierno de Trump como "una política facialmente neutral para negarle a algunos extranjeros el privilegio de entrada" en el país como distinta a forzar la detención de los ciudadanos estadounidenses de origen japonés en campos de concentración "única y explícitamente por causa de su raza".
Sin embargo, durante la campaña presidencial pasada fue el mismo Donald Trump, quien comparó el veto al ingreso a los musulmanes en Estados Unidos que tenía previsto aplicar con las medidas tomadas por el gobierno de Roosevelt tras el ataque de Pearl Harbor.
"Lo que estoy haciendo no es distinto a lo que hizo FDR (Franklin Delano Roosevelt)", dijo el 8 de diciembre de 2015 en una entrevista telefónica con el programa Good Morning America de la cadena CBS, citando las medidas tomadas por aquel mandatario en contra de alemanes, italianos y japoneses.
"Mira lo que FDR hizo hace tantos años y él es uno de los presidentes más respetados. Es respetado por la mayor parte de la gente. Le ponen su nombre a las autopistas", agregó.
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