El ginecólogo de 85 años Eduardo Vela se convirtió este martes en la primera persona juzgada por el robo de un bebé en España, una práctica que, según los supuestos afectados, separó durante décadas a miles de recién nacidos de sus padres biológicos.
"Yo no sabía", "no recuerdo" o "esto no es mío", fue lo que respondió a preguntas de la fiscal el ginecólogo, para quien la Fiscalía solicita 11 años de cárcel.
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La asociación SOS Bebés Robados calcula que son más de 300.000 los niños fueron arrebatados a sus padres entre 1938, cerca del final de la Guerra Civil que llevó al poder al general Francisco Franco y la década de los 90.
"Durante la Guerra Civil, se le quitaban los hijos a las madres republicanas y se los daban a las madres afines al régimen. Pero eso fue al principio, luego ya vieron un negocio y en los años 80 y 90 también lo hacían… Ya no era cuestión de política sino de dinero", le dijo a BBC Mundo la presidenta de SOS Bebés Robados, Mari Cruz Rodrigo.
La asociación cuenta con 451 afiliados. De ellos, solo una, Inés Madrigal consiguió llevar a juicio a un sospechoso. Para ello, tuvo que denunciar a la mujer a quien ella creció llamando "mamá".
Madrigal, de 49 años, no supo que era adoptada hasta los 18, cuando su madre adoptiva, Inés Pérez, se lo confesó.
"Yo siempre pensé, fíjate qué ingenua, que lo mío era un caso único de una mujer que no me podía tener", le aseguró Madrigal a BBC Mundo.
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"Te piensas y te inventas 40.000 cosas, todas malas, de por qué te ha dejado tu madre… al final te culpas un poco: ‘Madre mía, me ha dejado porque no soy suficiente’".
"Y además, en aquella época, los niños adoptados eran mal vistos, eran como hijos de segunda clase", recordó.
Hasta que 23 años después, encontró un artículo en el que dos hombres afirmaban haber sido "comprados a plazos" a una monja en Zaragoza.
El nombre de una clínica llamó su atención: San Ramón, en Madrid, donde aquellos dos hombres, y ella, habían nacido.
"Fue un golpe brutal y emocional".
Un regalo sorpresa
Inés Pérez y su marido no podían tener hijos. Según el relato que ha podido reconstruir Madrigal, ella fue entregada a la pareja por el ginecólogo Vela tras la mediación de un sacerdote jesuita que había sido profesor del médico.
"Mi madre siempre dijo que Vela me regaló", afirmó Madrigal, que todavía recuerda como cada año, cuando su padre cobraba la paga extra entre finales de julio y principios de agosto, el matrimonio iba a visitar al religioso.
"Tenemos la hipótesis de que es posible que mi madre no supiera nada y que mi padre le dejara dinero al cura".
Inés Pérez falleció en 2016 a los 93 años, pero en una entrevista publicada en 2011 en el diario El País dio su versión.
Llevaba 19 años de casada sin conseguir tener hijos. Trabajaba como voluntaria en un convento donde madres "viudas o solteras" dejaban de manera temporal a los menores cuando no los podían cuidar.
"Me llamaron un día de San Ramón y me dijeron que fuera al día siguiente porque tenían una sorpresa para mí. Al llegar allí, el doctor Vela me dijo: ‘Mira qué regalo. Tengo una niña para ti’", le aseguró entonces al periódico español.
El sacerdote le dijo que la madre se había quedado embarazada mientras su marido estaba fuera de la ciudad por trabajo.
"El doctor Vela escribió muchos papeles, que luego le dio a mi marido. De la clínica salimos directos al registro. Y después fuimos a una tienda a comprar el carrito, la ropita… porque yo no tenía nada, claro, había sido una sorpresa", relató Pérez.
Sor María
SOS Bebés Robados asegura en su página web que los menores eran robados en hospitales y clínicas de todo el país "con la única finalidad de vender a los recién nacidos", aunque también admite que algunos padres adoptivos "se convertían en otras víctimas del sistema" al creer que todo se había hecho de forma legal.
"Cuanto más rubios y más guapos, más dinero se pagaba. Como si tú compras un perro y ves el pedigrí, igual: los han tratado igual", denuncia Mari Cruz Rodrigo.
"Por lo menos yo me siento así, a mí me quitaron a mi hijo cuando tenía 21 años".
Rodrigo sigue en busca de su segundo hijo. El hospital le dijo a los pocos días del nacimiento que había fallecido, pero nunca le entregó el cuerpo y siguió pidiéndole leche materna porque, supuestamente, la suya era "de muy buena calidad".
Sin embargo, la asociación sí ha conseguido reunir a otros padres con los hijos que les fueron robados décadas atrás. Lo que no había podido lograr era sentar a ningún supuesto culpable en el banquillo.
Lo más cerca que estuvo fue en 2013, cuando una monja llamada María Gómez Valbuena, más conocida como Sor María, estaba siendo investigada porque su firma aparecía en centenares de documentos de adopción. Era considerada la mano derecha de Vela.
La denuncia
Pero las esperanzas de que la religiosa confesara se perdieron cuando esta falleció en enero de ese año a los 87 años.
Rodrigo explicó que la principal dificultad es conseguir las pruebas, es decir, que los padres adoptivos confiesen. La mayoría no están dispuestos por miedo a acabar procesados ellos también. Un escenario que ni los hijos adoptivos quieren.
Pero Inés Pérez, en palabras de Rodrigo, "le echó narices" y cuando su hija le explicó que tenía que denunciarla para que pudiera ser llamada a declarar en contra de Vela, aceptó.
"A mí me gustaría que mi hija encontrara a sus padres biológicos. Entiendo que los busque y la ayudaré en lo que pueda… Ella está convencida de que es robada. Yo siempre he creído que aquel cura me dijo la verdad", le contó Pérez a El País en 2011.
Pérez tenía 90 años entonces, así que las posibilidades de que entrara a prisión, incluso si era declarada culpable, eran reducidas.
En la fase de instrucción, Eduardo Vela admitió que era suya la firma en la partida de nacimiento de Madrigal, donde dice que es hija biológica de Pérez y su esposo. Sin embargo, alegó que como director de la clínica, firmaba papeles sin leerlos.
El fiscal pide 11 años de cárcel por los delitos de detención ilegal, suposición de parto y falsedad en documento oficial. Pero, con más de ocho décadas, Vela también tiene menos probabilidades de acabar en prisión si finalmente es declarado culpable.
"Yo no necesito que este señor vaya a la cárcel, no busco eso… Él no va a decir absolutamente nada que pueda ayudar a tantísimas personas que están intentando encontrarse", afirmó Madrigal.
"Pero solamente espero que nos den una sentencia positiva que abra una puerta a la esperanza", dijo esta mujer que acaba de hacerse unos análisis para confirmar si es la sexta hija de una familia sevillana que busca a la bebé que le robaron hace 49 años.
Mari Cruz Rodrigo también guarda esperanzas.
"Querían madres que no estuvieran enfermas, que no bebieran, que no se drogaran… Por supuesto, los hijos de las drogadictas no los querían, ellos iban derechitos a la inclusa. Sabían ellos muy bien quiénes éramos los padres de los niños", aseguró convencida.
"Me conformaría con que (Vela) dijera que es verdad lo que decimos y sería bueno que dijera Pepita Jiménez está en tal sitio y en tal otro está tal y cual", añadió Rodrigo.
Aunque sus ilusiones van acompañadas de cautela: "Los hijos que hemos reencontrado con las madres, aunque fue un final feliz, siempre es un final triste… porque no son nuestros hijos. Son hombres y mujeres que hemos parido. Aunque estén muy receptivos, su familia es esa con la que se crió. Y es muy triste porque nosotras notamos ese vacío siempre".
*Esta nota fue actualizada tras el inicio del juicio a Vela.
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