"Nos retiramos del Consejo de Derechos Humanos de la ONU porque es una organización que no merece ese nombre".
El anuncio este martes de la embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Nikki Haley, sorprendió por su dureza pero no tanto por los motivos expuestos para justificar su decisión.
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La convulsa relación de Washington con este organismo, del que solo forma parte desde 2009 por decisión del demócrata Barack Obama, ha estado marcada por críticas recurrentes por parte de EE.UU.
Entre ellas, está la petición de dejar fuera del Consejo a países que vulneran los derechos humanos y de posicionarse claramente frente a ellos, con referencias directas a países como Venezuela, Cuba o China, entre otros.
Pero EE.UU. también protesta por la postura que el organismo mantiene ante su aliado Israel, la cual fue calificada de "prejuicio crónico" por parte del Consejo.
Por todo ello, Washington considera que una reforma del Consejo de DD.HH. de la ONU es indispensable para que se convierta en una organización realmente efectiva.
1. Lo integran violadores de los DD.HH.
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En su anuncio, Haley justificó su decisión por no haber logrado uno de sus objetivos principales: evitar que países con graves vulneraciones de derechos humanos sean protegidos por el Consejo e incluso formen parte del mismo.
En su anuncio, puso como ejemplo a la República Democrática del Congo (RDC), elegida como miembro el pasado año.
"La RDC es ampliamente conocida por tener uno de los peores registros de derechos humanos en el mundo. Incluso cuando fue elegida para ser miembro, se descubrieron fosas comunes", dijo.
Por ello calificó de "hipócrita y egoísta" al organismo, al que acusó de ser "protector de los violadores de los derechos humanos y un pozo negro de parcialidad política".
"Ni siquiera celebró una reunión sobre las condiciones de Venezuela. ¿Por qué? Porque Venezuela es miembro del Consejo de Derechos Humanos, como lo es Cuba, como lo es China".
Tampoco hizo nada cuando Irán "asesinó y arrestó a cientos de ciudadanos" por expresar sus opiniones en diciembre y enero, dijo.
"Cuando el llamado Consejo de Derechos Humanos no puede abordar los abusos masivos en Venezuela e Irán, y acoge a la RDC como nuevo miembro, deja de ser digno de su nombre", subrayó.
"Tal Consejo, de hecho, daña la causa de los derechos humanos".
2. El "prejuicio crónico" contra Israel
La segunda gran crítica de Estados Unidos al Consejo de Derechos Humanos fue, como se sabía de antemano, su postura frente a Israel que Haley calificó de "prejuicio crónico".
"El Consejo continúa utilizando como chivos expiatorios a países con historiales positivos en materia de derechos humanos en un intento por distraer la atención sobre los que abusan de ellos", dijo.
La embajadora criticó que el país hebreo sea el único que es un punto permanente de la agenda del Consejo.
Recordó que el organismo aprobó a principios de este año cinco resoluciones contra Israel, "más que el número aprobado contra Corea del Norte, Irán y Siria juntos".
"Este enfoque desproporcionado y la hostilidad sin fin hacia Israel es una prueba clara de que el Consejo está motivado por prejuicios políticos, no por los derechos humanos", aseveró.
Según dijo, en el Consejo existen varios países que "están avergonzados por el maltrato obsesivo" hacia Israel, pese a que no lo declaran públicamente.
3. Una reforma imprescindible
Algunos analistas dijeron que, pese a compartir buena parte de las razones expuestas por Estados Unidos para abandonar el Consejo, sería más beneficioso que Washington permaneciera para tratar de cambiarlo desde dentro.
Haley, en cambio, aseguró llevar trabajando sin éxito por esta reforma desde el inicio de su mandato.
"Cuando este gobierno comenzó hace 17 meses, éramos muy conscientes de los enormes defectos en el Consejo de Derechos Humanos. Podríamos habernos retirado inmediatamente, pero no lo hicimos", recordó.
Afirmó que hace un año viajó a la sede del Consejo en Ginebra y ya avanzó que su permanencia estaría sujeta a "reformas esenciales" para hacer del organismo "un defensor serio" de los derechos humanos.
"Lamentablemente, ahora está claro que nuestro llamado a la reforma no fue escuchado", justificó Haley.
En su opinión, "los abusadores de derechos humanos continúan sirviendo y siendo elegidos para el Consejo, y los regímenes más inhumanos del mundo continúan escapando a su examen".
Y el fracaso de esta reforma corresponde, según Haley, a dos razones principales.
La primera, dijo, al hecho de que a muchos países sin libertades les conviene que el Consejo no sea efectivo para protegerse a sí mismos.
"Cuando dejamos claro que perseguiríamos con firmeza la reforma, estos países salieron de la nada para oponerse. Rusia, China, Cuba y Egipto intentaron socavar nuestros esfuerzos de reforma el año pasado", enumeró.
La segunda, que consideró "aún más frustrante", es que aunque varios países comparten los valores de EE.UU. y su "alarma por la hipocresía de países como Cuba, Venezuela o RDC", no se atreven a posicionarse públicamente, señaló.
Por ello, la embajadora insistió en que un profundo cambio es condición indispensable para un hipotético regreso de Estados Unidos.
"Si se reforma [el Consejo], estaríamos felices de volver a formar parte de él", concluyó.
Durante demasiado tiempo, el Consejo de Derechos Humanos ha sido un protector de los violadores de los derechos humanos y un sumidero de parcialidad política.
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