Se estima que en Reino Unido uno de cada 12 niños escucha regularmente voces que no existen. Muchas veces estas alucinaciones son muy destructivas.
Varias investigaciones recientes sugieren que la reacción de los adultos puede afectar la manera en la que escucharán esas voces en el futuro.
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"Es como estar en una sala llena de gente. Todo lo que oyes son estas múltiples voces, diferentes, que se meten contigo", le dijo Lara Moulding a la BBC.
Esta joven de 21 años escucha voces a su alrededor casi constantemente, y así ha sido desde su infancia.
"Las voces son una combinación de hombres, mujeres y niños".
"Me dicen que soy una inútil prácticamente todo el tiempo".
Laura empezó a experimentar esto cuando tenía aproximadamente 3 años.
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Estaba sentada en las escaleras de la casa de sus abuelos y escuchó a un león y a un oso de un programa de televisión para niños que le decían "te voy a agarrar, te voy a agarrar", todo el tiempo.
"Fue una experiencia aterradora", dijo.
Pero cuando se lo comentó a sus padres por primera vez, asumieron que ella estaba hablando de amigos imaginarios.
Ahora no los culpa por ello, pero su reacción hizo que no intentara hablar con un adulto sobre las voces que oía durante varios años más.
Voces "intimidatorias y abusivas"
Se estima que uno de cada 12 niños tiene alucinaciones auditivas persistentes.
Investigadores de la Universidad Metropolitana de Mánchester y de la Universidad de Mánchester encontraron que la manera en la que las personas reaccionan a las experiencias de los niños que oyen voces puede influenciar cómo será esa experiencia en el futuro.
Con 15 años, Laura creyó que lo de las voces era ya demasiado y sintió que no podía lidiar con el problema ella sola.
La madre la llevó al médico para que le dieran un tratamiento.
"Me autolesionaba y fue una época horrible para mí", dijo.
"Me costaba porque las voces hablaban muy alto, y eran tan intimidatorias y abusivas que no podía lidiar con eso".
"La voz de mamá"
Los estudios de las universidades de Mánchester sugieren que aunque muchos jóvenes tienen experiencias negativas de las voces, como es el caso de Laura, para algunos esas alucinaciones pueden ser reconfortantes o incluso divertidas.
Los investigadores les pidieron a los jóvenes y a sus cuidadores que rellenaran detallados cuestionarios sobre sus experiencias.
Tia tiene 13 años. No quiere que usemos su verdadero nombre.
Sus experiencias con las voces que oye son muy distintas de las de Laura.
Tenía 7 años cuando notó por primera vez que podía oír cosas que otros no podían.
"Solía escuchar bastante la voz de mi madre", dice.
También escuchaba gritos de hombres de fondo y una vez oyó cantar a los postes de electricidad.
Muchas veces las voces la hacían reír, pero a veces eso la metió en problemas en el colegio.
"Una de mis voces me estaba haciendo reír, demasiado", dice, hasta el punto que dije una palabrota para hacerla callar.
¿De dónde vienen esas voces?
Muchos niños empiezan a escuchar voces después de haber sufrido algún tipo de trauma.
La mamá de Tia, Alice, tiene una enfermedad crónica y cree que su propio estrés afectó a su hija.
"Tia tuvo que pasar por tantas cosas… y así es como lo está expresando. Eso es lo que me deja más triste, creo", le dijo a la BBC.
Alice se dio cuenta de que su hija escuchaba voces al ver sus reacciones.
Decidió no llevarla al médico pero sí hablar con una organización británica de apoyo a personas que oyen voces, llamada Hearing voice Network.
"No las echo de menos"
La doctora Sarah Parry, de la Universidad Metropolitana de Mánchester, dice que la investigación de su equipo tiene aportaciones importantes sobre cómo se debería tratar a los jóvenes que escuchan voces.
"Los niños ven las voces como parte de sí mismos, así que decirles que las voces son un problema puede hacer que el niño tenga más estrés, lo cual puede hacer que las voces se vuelvan más desagradables".
La doctora Parry está buscando financiación para crear un grupo de ayuda específicamente para los jóvenes que tienes este tipo de alucinaciones auditivas.
En el caso de Tia, un día las voces desaparecieron solas.
"Pensé: ’un momento, no tengo nada en la cabeza. Nadie me está hablando. Puedo escuchar mis pensamientos’".
"No las echo de menos".
Por su parte Laura dice que ahora puede lidiar con las voces con medicación, y que también utiliza música para ahogarlas.
"Me siento mucho más fuerte, mucho mejor conmigo misma, aunque las voces siguen estando ahí", dice.
"Ahora no me tienen controlada, yo las controla a ellas".
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