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Los crímenes por los que condenaron a Edgar Valdez, "La Barbie", el capo mexicano sonriente

Una corte de Estados Unidos condenó a 49 años de prisión y una multa de US$192 millones a Édgar Valdez Villarreal, "La Barbie", uno de los capos del narcotráfico mexicano más violentos.

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Cuando fue presentado ante los periodistas, después de su captura en 2010, Édgar Valdez Villarreal, conocido como "La Barbie", no dejó de sonreír.

El gesto desató polémica en el país, pues muchos lo interpretaron como una burla a las autoridades.

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Hoy la sonrisa se ha borrado. "La Barbie" fue sentenciado a 49 años y un mes de prisión por una corte de Estados Unidos. Además deberá pagar una multa de US$192 millones.

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El tribunal de Atlanta, Georgia, donde se realizó el juicio, lo encontró culpable de narcotráfico y lavado de dinero.

Hace dos años se declaró culpable de las acusaciones para evitar una condena de cadena perpetua, como se había solicitado en su contra.

En un comunicado, el fiscal Byung J. Pak dijo que Valdez Villarreal "importó toneladas de cocaína a Estados Unidos mientras sin piedad avanzaba hacia los más altos cargos de uno de los carteles más poderosos de México, dejando a su paso incontables vidas destruidas por la violencia".

"Ahora irá a prisión casi por el resto de su vida", añadió. Es un mensaje a los líderes de carteles mexicanos quienes "deberían saber que, como ’La Barbie’, serán responsabilizados de sus crímenes".

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Violencia y crueldad

Valdez Villarreal nació en Laredo, Texas, en agosto de 1973. Su vida en la delincuencia empezó desde muy joven, pues según la Policía Federal de México a los 19 años de edad fue detenido por posesión de marihuana.

El gobierno estadounidense señala que, en 2000, "La Barbie" tenía un próspero negocio de distribución de marihuana y cocaína en su ciudad natal.

Sus operaciones se extendieron incluso a lugares como Nueva Orleans, Luisiana, Memphis, Tennessee y Misisipi.

El activismo del joven texano llamó la atención de los carteles mexicanos del narcotráfico.

Ese mismo año fue reclutado por Arturo Beltrán Leyva, "El Barbas", quien entonces era uno de los principales líderes del Cartel de Sinaloa.

El capo le encargó una de las operaciones más importantes para la organización en ese momento: arrebatar el mercado y las rutas de tráfico de drogas de Nuevo Laredo, Tamaulipas al Cartel del Golfo, que las controlaba.

La misión se acordó en un cónclave de líderes realizado en Cuernavaca, Morelos, según un informe del Centro del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (CENAPI).

El encuentro se realizó al inicio de 2005. Durante todo ese año "La Barbie" y su grupo pelearon violentamente calle por calle el control del tráfico en la Nuevo Laredo, fronteriza con Estados Unidos.

Allí nació el cariz de crueldad que la agencia antidrogas estadounidense, la DEA, atribuye a Valdez Villarreal.

La batalla fue el inicio de la guerra entre carteles que causó la muerte miles de personas, y que en algunas regiones del país todavía permanece.

La sonrisa del capo

Valdez Villarreal se convirtió en el personaje más cercano a Arturo Beltrán Leyva e incluso permaneció a su lado cuando el capo y sus hermanos rompieron su alianza con el Cartel de Sinaloa.

"El Barbas" fue abatido por la Marina en diciembre de 2009, y a partir de ese momento el texano emprendió su propio camino.

Con su propio grupo emprendió una batalla por controlar el mercado de drogas en Guerrero, especialmente en el balneario de Acapulco, donde se vivieron algunas de las jornadas de mayor violencia en su historia.

La red del capo se extendió incluso a Morelos, la capital del país y el vecino Estado de México, donde fue capturado el 30 de agosto de 2010.

Al día siguiente fue presentado ante los medios en instalaciones de la Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR). Fue el momento en que no paraba de sonreír.

Los videos y fotografías del momento lo muestran con la mirada divertida, una camiseta deportiva Ralph Lauren y tenis nuevos.

La sonrisa, junto con la ropa, fue lo que más llamó la atención de los medios, e incluso marcaron una especie de moda en los mercados informales de ropa.

Una semana después de la captura, en las calles de la capital mexicana se vendían réplicas de la camiseta verde de "La Barbie".


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