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"Los que están en contra del aborto dicen que son "provida" y dejan a todos los que están a favor en el lugar de la muerte o del asesinato"

La escritora argentina Claudia Piñeiro tomó protagonismo en los últimos meses no solo por la publicación de su última novela, "Las Maldiciones", sino por su participación en el debate por las despenalización del aborto en Argentina, a favor del cual se manifestaron decenas de miles de mujeres este lunes.

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Cuando la escritora argentina Claudia Piñeiro habló el pasado abril frente a los diputados del Congreso de Argentina que iniciaban las discusiones sobre la despenalización del aborto, denunció que había una "operación del lenguaje".

"No permitamos que nos roben la palabra vida. No nos ofendan más", dijo ese 12 de abril frente a una multitud que participaba en una reunión de comisión previa al debate.

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Y su acusación tomó protagonismo en un tema que divide a la sociedad argentina.

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El Congreso, tras las discusiones en las diferentes comisiones, deberá votar el 13 de junio si aprueba o no el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo.

Este lunes, decenas de miles de mujeres marcharon este lunes en Buenos Aires a favor del proyecto de ley.

BBC Mundo habló con Piñeiro en Miami, (EE.UU.) sobre su participación en el debate y su último libro "Las Maldiciones", una novela sobre la política, el poder y el conflicto entre dos hombres en donde la paternidad está en juego.

Decidiste poner esta novela en un contexto político, ¿por qué?

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La imagen disparadora de esta novela era un jefe y su empleado, alguien que ejercía poder sobre otro, y le pedía que hiciera algo que estaba fuera de lo que un jefe le puede pedir a un empleado.

Y me pregunté en qué mundo se podía dar esa relación de poder y de autoridad, en el que el subalterno sienta la necesidad de responder que sí, aunque no quiera, porque si no se queda sin lo que tiene.

La política era el mundo más brutal donde se da esta relación de poder y de autoridad. El problema fue que cuando me metí, la política no solo fue un escenario sino que terminó siendo una protagonista.

Últimamente estuviste involucrada en el debate del aborto, ¿te sientes más cerca de la política?

La política siempre me interesó como ciencia o como cuestión general. Lo que no me interesa es la parte partidaria de la política, no soy de ningún partido político y no me interesaría ejercerla. Pero hay determinados temas de la sociedad que son políticos que me interesan.

En cada novela de las que escribí hay un tema político, pero en la que se muestra más radicalmente es en "Las Maldiciones".

Y a partir de la ley del aborto en Argentina tuve una participación política pública porque salí a defenderla.

Nos juntamos un montón de personas que estamos de acuerdo con esa ley independientemente de lo que pensemos de cuál partido debe gobernar Argentina.

Somos gente de distintos partidos políticos pero que todos queremos que se dejen de hacer abortos clandestinos, que todo sea dentro de la salud pública y que todas las mujeres ricas o pobres estén en iguales condiciones de salud.

Siempre fuiste una persona pública dentro de la literatura y ahora tu rol cambió un poco, ¿cómo te sentiste siendo parte de este nuevo debate?

Te genera una responsabilidad porque sabes que la gente está esperando de alguna manera qué es lo que vas a decir.

Hay que tener cuidado porque tampoco se tiene que opinar de todo. Me parece que esa cosa de que todos opinamos de todos los temas termina siendo como banalizar tu palabra.

Yo elijo hablar de determinados temas que me afectan o que me tocan muy directamente. El aborto es uno de ellos.

¿Por qué denuncias que hay una operación de lenguaje cuando se habla del aborto?

Los que están en contra de la ley del aborto dicen que son ’provida’ y dejan a todos los que están a favor de la ley en el lugar de la muerte o del asesinato.

Los que manejamos la palabra sabemos perfectamente que eso está hecho a propósito para manipular y que sientas que no estás con la vida pero si con la muerte.

Hay gente que no está todo el tiempo reflexionando sobre el lenguaje, y a veces se sienten atrapados en esta operación sin darse cuenta.

A lo mejor alguien que está a favor de la ley se calla porque si los otros son ’provida’ entonces yo soy promuerte.

Me parecía que poner eso claramente ayuda a mostrar cuál era la intención.

Lo mismo que cuando alguien se dirige a una persona que está a favor de la ley y habla del ’bebito’ y habla del ’hijo’, esas palabras están usadas para generar un efecto en el otro.

La mujer que se hace un aborto lo que está pensando es que tiene un embrión y un embarazo que no quiere tener, pero no está pensando que está matando un hijo.

Obviamente nadie quiere hacerse un aborto por que sí, no es una cosa graciosa. Con esas operaciones de lenguaje en el debate sobre el aborto es mucho más dramático.


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