Mariano Rajoy se convirtió este viernes en el primer jefe del gobierno en España que es apartado del cargo por el Congreso desde que se restauró un régimen democrático en el país europeo.
El hasta ahora presidente español cayó después de que prosperara una moción de censura presentada en su contra por su rival Pedro Sánchez, líder del opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
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En el cargo desde diciembre de 2011, Rajoy había sobrevivido hasta ahora a todas las turbulencias de la agitada política española reciente.
Pero finalmente ha caído víctima de los casos de corrupción en los que se ha visto implicado su partido, el Partido Popular (PP), autodefinido como "de centro reformista".
Una trama de financiación ilegal conocida como el caso Gürtel terminó por estallarle en la cara a Rajoy.
La justicia española estableció en una sentencia la semana pasada que en el PP funcionó durante años una contabilidad paralela en dinero negro procedente de donaciones de empresarios y constructoras, y condenó a varios de los antiguos responsables de la formación política.
El extesorero del PP, Luis Bárcena, deberá pasar 33 años en prisión.
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En la sentencia, el tribunal puso en duda la credibilidad del testimonio de Rajoy, que tuvo que declarar como testigo en el juicio.
La corrupción ha sido en los últimos años una de las fuentes principales del malestar de los españoles, que han asistido a una sucesión de escándalos que terminaron en la condena judicial de hombres de negocios, banqueros, expresidentes autonómicos, exministros y hasta el yerno del rey Juan Carlos I.
Tras conocerse la condena la semana pasada, el PSOE anunció que promovería en el Congreso de los Diputados una iniciativa para sacar del poder al PP, partido que calificaron de "corrupto".
Ese el principio del fin de un Rajoy acorralado.
Cómo lo logró Sánchez
En el discurso en el que reclamó este jueves al Congreso su apoyo para ser investido presidente, Sánchez aseguró que la sola permanencia de Rajoy en el cargo "debilita nuestra democracia".
Rajoy rechazó en los últimos años las insistentes peticiones de que renunciara con el argumento de que su gobierno asegura la "estabilidad".
El hasta ahora presidente español, acusa a Sánchez de pactar con "quienes quieren romper la unidad de España", en referencia a los independentistas catalanes, con tal de alcanzar el poder.
Rajoy culpa también al líder socialista de querer desbancarlo a toda costa pese a que nunca le ha ganado unas elecciones.
Al final, el mandatario ha sucumbido por su falta de aliados en el Congreso español.
Con solo 134 diputados, el PP ha perdido en los últimos años a muchos de sus votantes, en beneficio de Ciudadanos, un nuevo partido de centro que ha hecho bandera de la regeneración en la vida pública y de la defensa de la unidad nacional.
Tradicionalmente, cuando un gobierno en España carecía de mayoría absoluta, como el de Rajoy, pactaba con nacionalistas vascos y catalanes, y otras formaciones minoritarias, para asegurarse los apoyos para gobernar.
Pero el conflicto en torno a Cataluña ha hecho imposible todo entendimiento con el nacionalismo catalán, que quiere conseguir un referéndum legal de autodeterminación, algo que Rajoy y el PP se han negado totalmente a contemplar.
Paradójicamente, Sánchez apoyó hasta ahora a Rajoy en esta negativa y en la aplicación del artículo 155 de la Constitución, una medida excepcional que permitió al gobierno central intervenir la autonomía catalana.
Por qué Rajoy se quedó sin apoyos
Tampoco en los nacionalistas vascos encontró un salvavidas Rajoy.
El Partido Nacionalista Vasco (PNV) había apoyado recientemente los presupuestos del gobierno de Rajoy.
A cambio, el PNV se aseguró que el País Vasco obtenga unas condiciones económicas ventajosas.
Tras prometer Sánchez al PNV que respetaría las cantidades pactadas por el gobierno de Rajoy, los nacionalistas se encontraron sin motivos para sostener al presidente y lo dejaron caer.
Y ahora, ¿qué?
Ahora Sánchez será nombrado por el rey Felipe VI nuevo presidente del gobierno de España después de que Rajoy presente su dimisión.
Pero eso no significa que lo vaya a tener más fácil que su predecesor.
Tumbar a Rajoy es casi lo único en lo que están de acuerdo las fuerzas que han apoyado la moción de censura, y en el endiablado rompecabezas en que se ha convertido la política española cuesta atisbar quién puede entenderse con quién y para qué.
Sánchez asume en una legislatura a la que le quedan apenas dos años, con un Parlamento atomizado y el partido Ciudadanos, favorito en las encuestas, exigiéndole la convocatoria anticipada de unas elecciones.
Los desafíos son mayúsculos.
El Banco de España alertó en un reciente informe de que la recuperación económica de la que presumía Rajoy encuentra escaso reflejo en los salarios de los trabajadores.
La crisis en Cataluña continúa abierta.
Y los tribunales siguen ocupándose de los muchos casos de corrupción aún pendientes, algunos de los cuales salpican al PSOE, el partido que gobernará ahora España.
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