Juan Manuel Santos lo celebró en Twitter con una metáfora tomada del deporte.
"¡Ya somos parte de las grandes ligas!", escribió el presidente de Colombia al anunciar el ingreso de su país a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) aludiendo a la salto que dan los jugadores de béisbol al llegar al circuito profesional en Estados Unidos, el más cotizado del mundo.
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El mandatario colombiano festejaba que su país se convertirá en el miembro número 37 de este selecto club de países "ricos", de los cuales hasta ahora solo dos eran latinoamericanos: México y Chile.
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"Esto es como graduarse en la mejor universidad pero con el compromiso de seguir estudiando y seguir obteniendo las mejores calificaciones por el resto de la vida", agregó Santos el viernes pasado durante una comparecencia ante periodistas tras conocerse que el Consejo de la OCDE había aprobado el ingreso de su país.
https://twitter.com/JuanManSantos/status/1000018134408024066
Este 30 de mayo, el presidente colombiano firma en París el acuerdo de acceso a esta organización creada en 1961 con el objetivo declarado de ayudar a sus miembros a alcanzar de forma sostenible el mayor crecimiento económico y unos mejores niveles de vida.
Pese a todo, también hay voces críticas que cuestionan la conveniencia de que el país suramericano se una a este grupo de países con ingresos más elevados.
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Largo proceso
El anuncio sobre la admisión o, para ser más precisos, la invitación extendida a Colombia para incorporarse a la OCDE estuvo precedido por un largo proceso de siete años y medio.
En ese período, el país sudamericano fue objeto de diagnósticos, recomendaciones y evaluaciones por parte de 23 comités distintos, según explicó Luis Fernando Mejía, director del Departamento Nacional de Planeación de Colombia, a BBC News Mundo.
El funcionario indicó que como consecuencia de ese esfuerzo se aprobaron siete nuevas leyes y se hicieron numerosas mejoras en la regulación del país.
"Generamos independencia en varias de las superintendencias. Se establecieron periodos fijos para sus mandatos para darles una mayor autonomía del Ejecutivo y garantizar su independencia y transparencia", señaló.
Mejía explicó que también se estableció la supervisión de los conglomerados financieros y se introdujo una política de "crecimiento verde", con la adopción de impuestos al carbono y a las bolsas plásticas que buscan mitigar el impacto ambiental.
"En el campo laboral, se fortalecieron las capacidades de inspección y vigilancia por parte del Ministerio del Trabajo sobre el cumplimiento que deben hacer de las normativas todos los empleadores", agregó Mejía.
Todos estos esfuerzos se hicieron con el fin de lograr el ingreso de Colombia en una organización internacional que no otorga créditos, ni préstamos ni fondos para inversiones.
Pero, entonces, ¿dónde están los beneficios que obtendrá Colombia de la OCDE?
Estabilidad e inversiones
"Mucha gente piense que la OCDE es una organización que dicta normas de regulación, que otorga préstamos o que forma parte de un tratado de libre comercio. Nada más alejado de la realidad. Simplemente es una organización que hace recomendaciones desde el punto de vista de las políticas públicas, sobre cómo mejorarlas", apuntó Mejía.
"Al final para la gente esto se va a traducir en un mayor crecimiento económico con menor impacto ambiental y en mejores empleos, con un mayor grado de formalización", agregó.
En su comparecencia ante la prensa, Santos destacó que el ingreso a la OCDE "abre inmensas oportunidades para seguir avanzando en materia de educación, salud, generación de empleo formal, transparencia, lucha contra la corrupción y protección del medioambiente".
El economista Camilo Herrera, fundador de Raddar, un centro de estudios sobre consumo y economía en Colombia, dijo a BBC News Mundo que el cumplimiento por parte de su país de las recomendaciones de la OCDE permite hacer cada vez menos discrecional la toma de decisiones técnicas en la economía, de tal forma de convertir algunas de estas buenas prácticas en políticas de Estado y no en medidas temporales de los gobiernos.
"Si bien la OCDE no es una fuente de recursos como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, al ser Colombia reconocida como parte del grupo de países que tienen buenas prácticas eso le da tranquilidad a los inversionistas", señaló al destacar el impacto que esto puede tener en el flujo de fondos hacia el país.
Otro beneficio derivado de la pertenencia a la OCDE reside en que permitirá a Colombia incrementar los vínculos con las instituciones que tienen esas buenas prácticas en otros países y realizar intercambios tecnológicos y de conocimiento con estos.
Finalmente, Herrera señaló que la pertenencia a esa organización lleva a que el país adopte estándares en diversos ámbitos como el tributario, laboral, comercial o en la lucha contra la corrupción.
"Eso le da estabilidad de mediano y largo plazo a las instituciones colombianas. Algo que no solo es bien recibido por los inversionistas internacionales sino también por los generadores de valor del país", concluyó.
¿Sesgo?
El ingreso a la OCDE también tiene críticos que consideran que no se trata de un paso adecuado en este momento.
Mario Valencia, director del Centro de Estudios del Trabajo (Cedetrabajo), por ejemplo, propuso que la decisión se posponga y sea llevada adelante por el próximo gobierno que resultará electo el próximo 17 de junio.
"Este es un club de países ricos, que por su desarrollo tienen la posibilidad de cumplir los estándares de calidad y buenas prácticas. Pero imponer esos estándares a un país tan desigual, con tanta pobreza, desempleo e informalidad como Colombia, es una carga muy grande, porque no nos parecemos a los países de la OCDE", dijo Valencia en una entrevista con la Agencia de Información Laboral.
Consideró que el tipo de "recetas" que ofrecerá la OCDE para cerrar la brecha de desarrollo en Colombia no funcionarán.
La aplicación de recomendaciones de la OCDE ha sido cuestionada en el pasado en el caso de otros países latinoamericanos como Chile.
En 2013, por ejemplo, expertos chilenos señalaron que había un sesgo ideológico en las recomendaciones de esa organización internacional a su país, según publicó entonces el Diario de la Universidad de Chile.
El sociólogo chileno Manuel Baquedano, fundador del Instituto de Ecología Política, cuestionó que se recomendara "optimizar el uso del agua" en el país, señalando que el problema que tenía Chile iba más allá de la optimización y tenía que ver con la forma cómo se gestiona este recurso.
De igual modo, el economista Víctor Salas, de la Universidad de Santiago, criticó que la OCDE hubiera dicho que decretar la gratuidad de la educación era una medida "regresiva" pese a que según aseguraba el experto el promedio de la matrícula escolar pública en los países de la OCDE era de 80% mientras que en Chile se ubicaba en 39%.
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