Desde la división de la península coreana ocurrida a mediados del siglo XX, los mandatarios de Corea del Norte y Corea del Sur solamente se han reunido solamente en cuatro ocasiones: dos de ellas han ocurrido en el último mes.
Este sábado, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, cruzó la frontera para encontrarse con el gobernante norcoreano, Kom Jong-un, en el lado norte de la zona desmilitarizada del poblado de Panmunjom.
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El encuentro no había sido anunciado previamente y solo se hizo público después de producirse, a través de una nota de prensa divulgada por el gobierno surcoreano.
La reunión se produjo en medio de las dudas que aún rodean el posible encuentro entre Kim y Donald Trump, prevista originalmente para el próximo 12 de junio pero que el jueves pasado fue cancelado por el propio mandatario estadounidense, quien 24 horas más tarde dio un giro radical para anunciar que era posible que aún se realizara.
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"Ambos líderes intercambiaron opiniones…para la exitosa realización de la cumbre entre Corea del Norte y Estados Unidos", señalaba el comunicado surcoreano en el que se anunciaba que Moon informará sobre los resultados del encuentro el domingo por la mañana.
En caso de realizarse, el encuentro entre Trump y Kim estará enfocado en los esfuerzos para lograr la desnuclearización de la península coreana.
Este sábado, la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, confirmó que un grupo de funcionarios de la presidencia y del departamento de Estado están viajando a Singapur este fin de semana, como estaba previsto originalmente, para preparar la posible cumbre que se realizaría en ese país.
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Pero, en este marco, ¿qué significa este encuentro inesperado entre los mandatarios de Corea del Norte y de Corea del Sur?
Entre querer y necesitar
Esta semana, tras el anuncio por parte de Trump de la cancelación de la cumbre con Kim, el gobierno de Corea del Norte reaccionó de una forma comedida, reiterando sus deseos de dialogar con Estados Unidos y expresando su disposición a hacerlo cuando Washington quisiera.
Esa respuesta, calificada por Trump como "calida" y "productiva", parece haber sido clave para resucitar la posible realización de la cumbre con el mandatario estadounidense.
Al ser analizada junto al resto de movimientos diplomáticos realizados por Pyongyang estos días puede ser reveladora.
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"La respuesta mesurada a la cancelación, y la extraordinaria jugada diplomática que le siguió, fue un fuerte recordatorio -según dicen los analistas- de que Kim no solo quiere un acuerdo diplomático con Estados Unidos. También puede necesitarlo", señaló The New York Times.
El diario estadounidense citó a Shin Beom-chul, un investigador principal del Instituto Asan para el Estudio de Políticas Públicas de Seúl, quien destacó que aunque Corea del Norte puede sobrevivir a las sanciones económicas, el gobierno de Kim no podrá conseguir el rápido crecimiento económico que prometió a sus ciudadanos mientras estas medidas estén vigentes.
Pero el gobierno de Corea del Sur, que está actuando como mediador entre Washington y Pyongyang y que también fue sorprendido por la decisión de Trump de cancelar la cumbre, también tiene mucho en juego.
"Moon Jae-in está actuando de forma decidida para mantener a su pueblo a salvo de la guerra. La cumbre con Estados Unidos debería tener este objetivo pero Moon regresará al proceso de Panmunjom si es necesario", señaló Adam Mount, un experto nuclear de la Federación de Científicos Estadounidenses, a The Washington Post en referencia al acuerdo intercoreano firmado el pasado 27 de abril.
"La cuestión clave que se desprende de esta cumbre inesperada en la frontera coreana es que tanto Kim Jong-un como el presidente Moon quieren seguir dialogando", señaló el corresponsal de la BBC Chris Buckler.
"Las discusiones inicialmente prometedoras entre ambos líderes fueron suspendidas hace dos semanas pero luego de una reunión de dos horas (este sábado) y un abrazo ante las cámaras, la agencia de noticias de Corea del Norte dice que ambos países tienen la intención de seguir sus conversaciones el viernes", agregó.
Así, la cumbre entre Kim Jong-un y Donald Trump puede aún no estar asegurada pero el interés tanto de Corea del Norte como de Corea del Sur porque se lleve a cabo parece estar intacto.
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