Con la llegada de la primavera y el inicio del verano, el césped se torna verde, los árboles renuevan sus hojas y los parques y jardines se llenan de flores.
Sin embargo, para quienes sufren la llamada fiebre del heno o más genéricamente alergia al polen, la temporada primaveral puede ser una verdadera pesadilla.
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Esta alergia —que afecta a millones de personas en todo el mundo— es una reacción a las esporas de los hongos y a las partículas de polen que liberan las plantas y los árboles como parte de su ciclo reproductivo.
Los síntomas más comunes son estornudos y tos e inflamación de la mucosa nasal, que causa congestión y goteo en la nariz e irritación de los ojos.
El inicio de los síntomas está vinculado a qué somos alérgicos específicamente: al polen de los árboles o al del pasto y a qué especie de planta en particular, ya que cada una de ellas son polinizadas en distintos meses del año.
Aunque actualmente no tiene cura, la alergia al polen puede controlarse. Hay diversos medicamentos (aerosoles nasales, descongestionantes y antihistamínicos) que se venden en la farmacia para reducir los síntomas.
Pero si prefieres no recurrir a la medicación y los síntomas que padeces son leves, puedes mantener la alergia a raya evitando las situaciones que desencadenan esta reacción en tu cuerpo.
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Aquí te damos algunos consejos para sobrevivir a la miseria del polen.
1- Consulta el conteo de polen en el pronóstico meteorológico
Si las autoridades de tu país lo hacen público, consulta el conteo de polen en el pronóstico meteorológico.
Esta es una medida que especifica el número de granos de polen por metro cúbico de aire. De acuerdo a la Met (la Oficina Meteorológica de Reino Unido), cuando esta cifra supera los 50, las personas alérgicas pueden desarrollar síntomas.
También presta atención al clima, ya que este afecta cuánto polen liberan árboles y plantas, y cómo se distribuye.
En días húmedos y ventosos, el polen se esparce fácilmente, pero cuando llueve, el aire se despeja.
En los días de verano, por ejemplo, el conteo es más elevado cuando cae la tarde.
2 – Vaselina y gafas
El sistema nacional de salud de Reino Unido, conocido por sus siglas NHS, recomienda cubrirse los orificios nasales con vaselina para atrapar los granos de polen y evitar que ingresen en las vías respiratorias.
Las gafas cumplen también la función de proteger los ojos de estas partículas.
3 – Ducha y cambio de ropa
Otra recomendación es ducharte, lavarte el pelo y cambiarte de ropa si has estado al aire libre.
Muchas de las partículas de polen quedan atrapadas en tu cabello y en las fibras de tus prendas.
Si no las eliminas, padecerás igual los síntomas aunque estés en un ambiente cerrado.
4 – Cuelga la ropa dentro de casa
En verano, si es un día de sol radiante, es muy tentador poner a secar la ropa al aire libre.
Sin embargo, si el viento mueve las partículas de polen, éstas pueden quedar pegadas en la ropa.
Mejor cuelga tus cosas adentro.
5 – Pasa la aspiradora regularmente
Además de mantener ventanas y puertas cerradas, el NHS recomienda aspirar con regularidad.
Esto es importante, sobre todo si tienes alfombras.
También limpia el polvo de los muebles con un trapo húmedo, para no levantar polvareda.
Y evita tener flores frescas en la casa.
Pero recuerda que si los síntomas son más severos, puedes recurrir a la medicación. Los antihistamínicos modernos no producen somnolencia como los antiguos y pueden hacer que te sientas mejor.
Ante la duda, también puedes consultar con un médico.
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