Cuando surgieron acusaciones de agresión sexual contra el fiscal general de Nueva York Eric Schneiderman esta semana, él las negó, argumentando que nunca tendría sexo sin consenso.
"En la privacidad de las relaciones íntimas, he sido partícipe de juegos de rol y otro tipo de actividad sexual consentida. No he abusado de nadie", le dijo a la revista The New Yorker, que publicó las acusaciones en su contra.
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Cuatro mujeres dicen que Schneiderman las abofeteó en repetidas ocasiones y una dijo que insistió en que lo llamara "jefe" en situaciones no consensuadas.
Una de sus exnovias, Michelle Manning Barish, dijo: "Esto no fue, bajo ninguna circunstancia, un juego sexual que acabó mal…No di mi consentimiento a ningún abuso físico".
Fiscales de Nueva York están investigando los alegatos de estas mujeres.
No es la primera vez que un hombre acusado de abuso dice que estaba participando de manera consensuada en una relación de "sexo rudo" (en el caso de Schneiderman, mantuvo relaciones sexuales con tres de las cuatro mujeres que lo acusaron; la cuarta mujer dijo que él la golpeó luego de haberlo rechazado).
En días recientes, el caso del fiscal Schneiderman ha estado bajo el escrutinio de la comunidad BDSM, acrónimo que se usa para agrupar las prácticas sexuales y eróticas del bondage, disciplina, dominación, sumisión, sadismo y masoquismo.
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La BBC habló con expertos sexuales y con miembros destacados de la comunidad que expresaron que el consenso pleno y libre es un elemento crucial de la práctica, en la que los participantes acuerdan infligir o ser sujetos a dolor o abuso físico.
Dijeron, además, querer explicar cómo es una relación BDSM consensuada.
"Casos como este no le da al (BDSM) una buena reputación", dijo Allen TG, uno de los directores de Torture Garden, el club de fetiche más grande del mundo.
"Generalmente, en una relación BDSM, hay reglas bastante fuertes y definidas. Todo se reduce al consenso".
Mucha gente que practica BDSM, también conocido como sexo "duro" o "fetichista", puede no considerarse dentro de una relación BDSM o miembro activo de esa comunidad solo por el hecho de explorar límites en la imaginación sexual que son profundamente personales y sujetos a los gustos propios.
La experta en relaciones sexuales Sarah Martin explicó: "Mucha gente comienza con algo tan simple como vendar los ojos, y eso puede ser erótico sin incluir accesorios".
"El consenso debería darse libremente y debería ser reversible en cualquier momento", apuntó Martin, quien también es directora ejecutiva de la Asociación Mundial de Entrenadores Sexuales.
"Hay gente que cree que si aceptas, entonces lo haces hasta el final, pero esto no es así en lo absoluto".
Qué y cómo
Para llevar a cabo una relación consensuada de este tipo, el "sub" -la abreviación en inglés para "sumiso"-debe saber qué actividades tendrán lugar y de qué forma.
"Los cuerpos responden al tacto de diferentes formas", explicó Martin. "Puedes estar de acuerdo con dar nalgadas, pero si tu pareja utiliza una paleta para hacerlo, eso no es un consentimiento informado".
"Es completamente inaceptable querer ’sorprender’ a alguien con bofetadas, latigazos, vendas en los ojos o cualquier cosa así si no has hablado con la persona antes sobre hacerlo", opinó la bloguera de sexo anónima Girl on the Net.
Allen añadió que hay un concepto errado de que el miembro de la pareja que ejerce el rol de dominio es el único con el control.
"Un buen dominante está dándole placer al sumiso, y eso es lo que a su vez le provoca placer al dominante. Si solo va en una dirección, entonces ahí es cuando no es sano", dijo Allen TG, de Torture Garden.
La sexóloga clínica Celina Criss concordó. "Puede decirse que el poder en estas situaciones yace en el sumiso porque nada puede suceder sin su consentimiento".
Amarillo, verde y rojo
La comunicación y la comprensión son piezas clave de cualquier relación saludable, indican los expertos. Porque se requiere de intimidad para divulgar fantasías personales, también se desarrolla un nivel de confianza al entablar una relación BDSM.
"Los que participan en la comunidad BDSM se enorgullecen de sus habilidades de comunicación y negociación", señaló la doctora Criss. "Idealmente, la negociación ocurre antes de que la pareja se toque".
El blog Girl on the Net recomienda escuchar atentamente, leer el lenguaje corporal de la otra persona y su tono, preguntándole cómo se siente en cada etapa de la relación sexual.
El o la autora anónima también explica que en el BDSM hay "palabras seguras previamente acordadas o gestos que significan: para de inmediato".
Un ejemplo sencillo y común es el del sistema de luces del semáforo. Algunos usan tarjetas con los colores o los pronuncian para comunicar cómo se sienten.
El verde significa "bien, sigue", explicó Martin. "El amarillo es para revisar la situación pero no necesariamente pararla, y el rojo es no; significa que hay que parar, que ya debe terminar".
Pero, ¿por qué no es suficiente con decir "no"?
"Para algunas personas, decir no pero que hagan caso omiso de esa respuesta puede ser parte de la fantasía sexual", explicó Martin.
"Pero ya habrás negociado esto previamente así que el dominante sabe que es parte del placer".
Cruzar la línea
Cruzar un límite sexual puede y suele pasar, pero la sexóloga Celina Criss señaló que la comunicación, negociación y el consentimiento mutuo constante hace previene al "sexo rudo" de convertirse en abuso voluntario.
"La gente que no está involucrada en BDSM tienen más probabilidad de tener ideas erradas basadas en lo que ve en las películas", dijo, refiriéndose específicamente a la popular novela y saga cinematográfica "Cincuenta sombras de Grey".
Martin advirtió que esas representaciones de las relaciones BDSM son una fantasía y casi nunca muestran el nivel de negociación y conversaciones constantes que dan forma a una experiencia exitosa de BDSM.
"La vía más rápida hacia (el abuso) es que no haya comunicación".
El blog Girl on the Net, a su vez, lo relacionó con un deporte de contacto.
"El BDSM es al abuso lo que el boxeo es a ser golpeado por sorpresa. Lo primero se hace con consenso y un acuerdo de los riesgos. Lo último no, y es una agresión".
"También sé que la expresión ’el BDSM me hizo hacerlo’ ha sido una excusa usada por hombres de poder en el pasado para evadir la responsabilidad por sus acciones. No es aceptable…el BDSM no es una excusa para justificar el abuso".
"Puede ser sexy, pero también profundamente afectivo", explicó Martin. El "sexo duro" nunca debería usarse como una manera para defender un comportamiento violento, añadió.
"Me parece que es un intento de aprovecharse de la ignorancia generalizada de la sociedad hacia las prácticas BDSM".
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