A veces, ser parte de una multitud puede ser más que una experiencia incómoda: puede ser letal.
Entre los choques mortales de grandes masas de gente ocurridos en 2017, se cuentan los incidentes en un estadio de fútbol en Angola, en un plaza italiana y en un centro de asistencia alimentaria en Marruecos.
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Esos trágicos eventos son en su mayoría evitables. Científicos de Reino Unido y de otros países están explorando diferentes maneras de reducir las posibilidades de que vuelvan a suceder.
"La mayoría de los comportamientos humanos son predecibles porque somos seres muy racionales", dice Shrikant Sharma, de la firma británica de ingeniería BuroHappold. Esa previsibilidad permite a los analistas avizorar cómo se moverá la gente a través del espacio.
Situaciones de emergencia
La psicología de masas ha venido estudiándose desde el siglo XIX, pero ha sido en las últimas décadas cuando se produjo un cambio importante para comenzar a ver a las multitudes como algo más que masas sin sentido.
"La multitud es, psicológicamente hablando, tan específica como lo es el individuo", explica John Drury, experto en psicología social y manejo de masas de la Universidad de Sussex.
En los 80, los nuevos hallazgos en materia de psicología eran aplicados a los disturbios; en los años 2000, a las emergencias masivas y desde 2010, a los festivales musicales y grandes eventos.
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Ahora, la psicología de masas es utilizada cada vez más en emergencias que requieren mayor especialización como ataques químicos, biológicos, radiológicos (a través de la difusión de material radiactivo) o nucleares.
Multitud consciente
El trabajo de los psicólogos y especialistas en desastres muestra las identidades colectivas que, a menudo, emergen en situaciones de emergencias.
Esa identidad es clave para determinar cuán resilientes y cooperativas van a ser esas multitudes en una determinada situación.
En sus entrevistas a sobrevivientes de los atentados ocurridos en Londres en julio de 2005, por ejemplo, Drury y sus colegas encontraron que había habido mucha cooperación dentro de la multitud: se ayudaron entre sí, compartieron el agua y se brindaron primeros auxilios básicos.
"Es importante en una emergencia evitar hacer cosas que socaven ese rasgo compartido de la identidad social", dice Drury.
Como la identidad de la multitud viene a reemplazar otras afiliaciones, por ejemplo, sería contraproducente dividir a esa multitud en grupos étnicos y religiosos con la esperanza de hacerlos más manejables. Estas conclusiones fueron integradas a los protocolos de respuestas en casos de emergencias del Servicio Nacional de Salud de Reino Unido (NHS, por su sigla en inglés).
Las reglas de las masas
Es también clave entender las "reglas" que gobiernan ese tipo de multitudes.
Si se mira el comportamiento de los fans frente al escenario de un concierto punk, hay una lógica en esos movimientos, tal vez imperceptible para quienes lo observan desde afuera.
Esa lógica evita que los fans sean pisoteados. Notablemente, incluso cuando los fans se mueven en un círculo, a menudo terminan en el mismo lugar donde empezaron.
"Los especialistas en seguridad de masas saben que cuando los fans están bailando y saltando, están siguiendo una regla", explica Drury.
Pero si efectivos de seguridad sin experiencia observan una escena como esa y suponen que se trata de un comportamiento riesgoso y aplican la fuerza física, eso puede volver la situación muy peligrosa.
Desde una perspectiva psicológica, es importante no sobrestimar los riesgos de una multitud. Drury afirma que aunque los desastres son poco frecuentes, los medios y la cultura popular a menudo exageran los riesgos.
Es más dramático en términos narrativos utilizar palabras como "pánico" que "evacuación repentina", incluso cuando el "pánico de masas" no es algo muy frecuente.
El problema es que si las personas están predispuestas a creer que otros van a entrar en pánico en una multitud, son más propensas a entrar ellas mismas en pánico, incluso cuando no haya ningún riesgo.
Simuladores informáticos
Cuando se trata de un hecho particular o de un edificio, la investigación también ayuda a desarrollar modos de mantener a las multitudes seguras. A menudo, las mejores medidas son las menos esperadas.
El equipo de estudio de Sharma ha reunido abundante información sobre los factores que influyen en el comportamiento de las masas, desde las condiciones del viento a las preferencias culturales respecto del espacio personal.
Utilizando un simulador informático de multitudes, aplican esas variables en distintos escenarios para mostrar cómo incluso simples medidas pueden evitar amontonamientos.
"La información muchas veces desafía nuestras presunciones", apunta Sharma. Por ejemplo, el personal de un hospital puede indicar que determinado piso es el más sobrecargado, pero al colocar dispositivos de seguimiento del personal, se ve que en realidad el centro de actividad está en otro lado.
Eso puede indicar una manera diferente de organizar el espacio.
Soluciones simples
A veces las recomendaciones son incluso más simples. En una escuela de Newcastle (Reino Unido) los estudiantes se apiñaban cada vez que sonaba la campana.
El equipo de Sharma observó a los estudiantes chocándose para descender por un corredor en múltiples direcciones. Se dieron cuenta de que la idea de la escuela de ampliar el corredor era innecesaria y costosa.
En cambio, recomendaron algo mucho más simple: deshacerse de la campana de la escuela. Cuando los maestros dejaban salir a los alumnos, no lo hacían todos al mismo tiempo. Las salidas a través de ese corredor se hicieron más ordenadas.
Sharma cree que incluso en lugares con recursos limitados se pueden evitar choques entre las multitudes formulando las preguntas correctas.
Las estaciones de tren de Bombay, en India, están notoriamente saturadas de gente.
Proveer información correcta y prestando atención a cómo los pasajeros son derivados hacia las salidas puede ayudar a evitar tragedias como la estampida de 2017 en las escaleras de la estación Elphinstone Road, donde murieron 22 personas.
Mucho por hacer
Pese a los progresos que la ciencia ha hecho en materia de manejo de multitudes, todavía hay un amplio margen para mejorar.
El trabajo de la psicóloga Anne Templeton, de la Universidad de Kent, por ejemplo, muestra que muchas herramientas de simulación no pueden explicar la manera en que interactúan los miembros de esas multitudes.
Una "multitud física" (un grupo de cuerpos en un mismo espacio) va a ser modelada de manera diferente por una "multitud psicológica", donde sus miembros comparten un sentido de identidad.
Por ejemplo, dice Templeton, "a cierto nivel de movimiento, las multitudes psicológicas van a caminar más lento o van a ir más lejos para mantener cerca de otros miembros de esa multitud".
La creciente sofisticación de los modelos de datos permite que esos factores que son difíciles de ver sean incorporados a la planificación de los escenarios.
"Las multitudes físicas se pueden transformar en multitudes psicológicas en situaciones de emergencias; por eso, los modelos informáticos deben ser versátiles para acomodar los cambios en un grupo con determinada identidad y los cambios de comportamiento que trae aparejados", explica Templeton.
Las entrevistas que recogen lo que la gente dice pueden ser combinadas con sensores que miden lo que la gente hace para lograr una comprensión más abarcadora del comportamiento humano y sus necesidades.
Las masas son sorprendentemente complejas y sofisticadas. De manera creciente también lo son las técnicas para entenderlas.
Lee la historia original en inglés en BBC Future
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