Primero fue el asesinato de Olivia Arévalo Lomas, lideresa de la etnia amazónica shipibo-conibo, el jueves al mediodía.
El hecho, en el que la mujer de 81 años murió a tiros, ocurrió en plena calle en la comunidad Victoria Gracia en el departamento amazónico de Ucayali, al noroeste de Lima.
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El sábado en la mañana, mientras mientras se velaba el cuerpo de Arévalo Lomas, comenzó a circular un video en el que un grupo de personas linchan en ese poblado a un canadiense a quien algunos miembros de la comunidad culparon de la muerte de Arévalo.
La muerte de la lideresa, activista de derechos indígenas, conmocionó a la comunidad y algunos testigos indicaron que "un hombre con acento extranjero" le disparó dos veces.
La policía encontró el domingo el cuerpo del canadiense, Sebastian Woodfroffe, de 41 años, enterrado a casi un kilómetro de distancia de la casa de la indígena.
"No descansaremos hasta que ambos asesinatos, el de la mujer indígena y la del canadiense, se resuelvan", le dijo a la agencia de noticias Reuters Ricardo Palma Jiménez, jefe de la fiscalía de la región de Ucayali.
Aprendizaje
El fiscal confirmó que el hombre en el video era Woodroffe y que una autopsia había revelado que murió estrangulado después de recibir varios golpes en el cuerpo.
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La oficina del Defensor de Derechos Humanos de Perú pidió investigar el hecho y tuiteó su "rechazo enfático del linchamiento y asesinato del supuesto responsable del asesinato de la líder indígena Olivia Arévalo".
Algunos medios aseguran que Woodroffe había viajado a la zona desde Vancouver para aprender sobre plantas medicinales para el tratamiento de adicciones.
Se dice que reunió más de US$2.000 en la plataforma de crowdfunding, Indiegogo, para financiar su viaje a Perú.
Un portavoz de la cancillería de Canadá dijo que el país "extiende sus profundas condolencias por el referido asesinato de Olivia Arévalo Lomas".
"También están al tanto de que un canadiense murió en un incidente vinculado. Se están ofreciendo servicios consulares a la familia del canadiense", agregó.
La muerte de Arévalo surge después de varios asesinatos no resueltos de activistas indígenas que repetidamente habían enfrentado amenazas de muerte derivados de sus esfuerzos para mantener a los taladores ilegales y cultivadores de aceite de palma fuera de sus tierras.
Las autoridades están explorando varias hipótesis vinculadas al asesinato de la curandera, pero indicaron que aún es prematuro nombrar a sospechosos.
En gran parte de los Andes y la Amazonia peruanos hay una escasa presencia policial. Son los pobladores de las provincias remotas quienes a menudo castigan a los criminales sospechosos de acuerdo a sus costumbres locales y sin la participación de las autoridades estatales.
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